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El último virrey de la India cartel reducidoEl último virrey de la India(Viceroy's house)
Dirigida por Gurinder Chadha
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Una historia personal
La Partición de la India en 1947 siempre ha formado parte de la vida de Gurinder Chadha. La realizadora británica de origen punjabí nació en Nairobi (Kenia) y se crió en el oeste de Londres. A pesar de estas circunstancias, ella se describe a sí misma como alguien que creció "a la sombra de la Partición" ya que nació 13 años después de que el controvertido Plan Mountbatten trazara una línea irregular a través del noroeste de la Unión de la India, que acababa de independizarse, para crear el Dominio de Pakistán.

Sus antepasados vivían en las estribaciones del Himalaya, que ahora está en el lado paquistaní de la frontera. Sus abuelos vivieron los disturbios provocados por la violencia sectaria que se desencadenó entre la minoría musulmana de la India (muchos de los cuales ansiaban tener su propia patria) y la mayoría hindú y sij. El resultado de aquel enfrentamiento fue la mayor crisis de refugiados de la historia de la humanidad. En la gigantesca diáspora, unos 14 millones de personas fueron desplazadas durante la Partición. Murieron cerca de un millón. La independencia de la India fue motivo de grandes celebraciones, como lo fue la fundación de Pakistán para millones de musulmanes. Pero el proceso causó terribles sufrimientos en la población hindú, musulmana y sij".

Como guionista y directora, Chadha ha contado en varias ocasiones su experiencia personal como mujer británica de origen punjabí. Y lo ha hecho en películas intensas y muy populares, desde su debut en 1993 con Bhaji en la playa a su éxito de taquilla Quiero ser como Beckham. Como realizadora, siempre había querido evitar este aspecto trágico de sus antecedentes culturales y familiares porque, como ella dice, "era demasiado oscuro, demasiado traumático".

Después, en 2005, participó en el programa sobre genealogía familiar de la BBC, ¿Quién crees que eres?, con el que regresó a su patria ancestral. "Yo tenía muchas reticencias sobre Pakistán", recuerda ahora. "En el programa, cuando llego a Pakistán, digo que prefiero referirme al país como ‘la India previa a la Partición’. Pero fui a Jhelum en busca de la casa de mi abuelo y al final la encontramos con ayuda de las personas que ahora viven allí". A Chadha le impresionó el calor y la generosidad de los paquistaníes que conoció. "Pero lo más conmovedor fue que cuando conocimos a todos esos ancianos, les preguntaba: "¿Cuánto tiempo lleva viviendo aquí? ¿Conocía a mi abuelo?" Y todos me decían: "Bueno, yo llegué en el 47". Así que comprendí que toda una comunidad sij había sido expulsada de Pakistán y sustituida por otra comunidad, al igual que esa nueva comunidad musulmana había sido expulsada de la India y de sus propios hogares ancestrales. Eso me recordó el verdadero significado de la Partición".

Fue entonces cuando Chadha se dio cuenta de que debía hacer frente a sus miedos y hacer su película sobre la Partición. "Decidí que quería hacer una película sobre lo que yo llamo "La Partición de la Gente", explica. "No sólo quería averiguar por qué se produjo la Partición y analizar las disputas políticas entre las figuras públicas, también quería que el público comprendiera el impacto que tuvo la Partición en la gente corriente".

Así que a Chadha se le ocurrió la idea de situar su historia en la Casa del Virrey, la sede del gobierno Raj británico en Delhi, para crear una "visión de la Partición parecida a la serie de televisión 'Arriba y Abajo'". Se centraría en las negociaciones que discurrían 'arriba' entre Lord Mountbatten, el último Virrey de la India y los líderes políticos del país, Nehru, Gandhi y Jinnah, entremezclándolas con historias de indios que estaban 'abajo', en las dependencias de los criados (sus esperanzas y temores sobre cómo esas negociaciones afectarían a sus propias vidas).

"En la película, la Casa del Virrey es casi un personaje por derecho propio", dice Chadha "La diseñó Lutyens y su construcción duró 17 años. Su imponente arquitectura era la expresión misma del poder imperial, y su intención era intimidar. Estoy segura de que cuando se terminó en 1929, nadie podía imaginar que en menos de 20 años se convertiría en la sede de la Presidencia y la residencia del primer Presidente de la India… ¡Y sigue siendo la mayor residencia de un jefe de Estado de cualquier parte del mundo!

A medida que Chadha iba desarrollando la forma de contar su historia, contactó con Cameron McCracken (Productor Ejecutivo y Director Gerente de Pathe en el Reino Unido) para que la ayudara a impulsar el proyecto. Fue McCracken quien consiguió la colaboración de la BBC, el BFI, Ingenious y de la co-productora y co-financiera india, Reliance, que es la empresa audiovisual más grande de la India. Deepak Nayar también se unió al proyecto como jefe de producción. Esta combinación de patrocinadores británicos e indios brindó a Chadha la oportunidad de hacer el tipo de película que le había gustado desde niña pero que hace tiempo que ya no se hace: una epopeya histórica británica. Salvando las distancias, Chadha considera que su película se sitúa en la tradición de Pasaje a la India (1984) de David Lean y Gandhi (1982) de Richard Attenborough.

"David Lean siempre ha sido uno de mis realizadores favoritos", afirma la directora. "Me encantan esas grandes películas británicas de estilo épico. Es una pena que ya no hagamos ese tipo de cintas épicas y populares porque en cierto sentido nos ayudan a comprender lo que somos como nación. Nos cuentan lo que somos al relatar el pasado, se adentran en nuestra historia y nos ayudan a comprender nuestro presente. Y eso es exactamente lo que quería lograr. Quería llegar al mayor público posible y recordarle este acontecimiento extraordinariamente importante que ha caído en el olvido". Pero aunque la película está en la misma tradición que otras películas Raj, la cinta de Chadha tiene un punto de vista muy diferente. Chadha es la primera directora asiático-británica que analiza el papel de los británicos en la India.

"Al crecer en Inglaterra, la narrativa histórica que me enseñaron es que en 1947, después de una larga lucha por la libertad dirigida por Gandhi, los británicos querían entregar la India, así que enviaron a Mountbatten para hacerlo. Fue entonces cuando nos pusimos a luchar entre nosotros". Y continúa diciendo: "Por eso Mountbatten no tuvo más remedio que dividir el país. Así que en cierto modo la violencia que hubo en la Partición fue culpa nuestra. Esa es la versión de la historia que se cuenta en la emblemática película 'Gandhi' de Attenborough. Ahora bien, si analizamos los hechos comprobaremos que es una interpretación muy sesgada".

"Después de 200 años de ocupación británica de la India, los indios se unieron contra sus gobernantes británicos en el motín de 1857 o Primera Guerra de la Independencia, según el libro de historia que leas. Los británicos recuperaron el control, pero se sorprendieron por la fuerza de los rebeldes y aplicaron la política imperial británica de 'dividir para reinar'. Así se sembraron las semillas de la segregación entre hindúes y musulmanes.

La película comienza con la cita:
"La historia la escriben los vencedores"

"Mi intención es averiguar cómo alguien como yo puede, basándose en nuevas evidencias históricas, explorar una narrativa histórica alternativa a lo que me habían enseñado de niña".

Cuando el control británico sobre la India comenzó a debilitarse, el conflicto estalló en el creciente vacío de poder y los británicos aceleraron su salida. Puede que estuvieran convencidos que así se mitigaría la violencia o tal vez sólo querían huir del desastre que habían creado. También es posible que el motivo fuera completamente diferente, y es que el Imperio ya no tenía sentido en el mapa del mundo de la posguerra."

Además de ser un producto de la Partición, Chadha también es una antigua periodista de la BBC que siempre ha sentido una gran responsabilidad a la hora de investigar los hechos sucedidos. Así es como la elaboración del guión de El último Virrey de la India se convirtió en un viaje de autodescubrimiento.


Pasajes ala India
Al principio, la fuente principal utilizada por Chadha y su coguionista, Paul Mayeda Berges (que también es el marido de Chadha), fue Esta noche la libertad (1975). "El relato de Larry Collins y Dominique Lapierre sobre el último año del Raj británico es el libro fundamental sobre la Partición", dice Chadha. Recuerda que a su padre le gustaba mucho y que conservaba un ejemplar en su biblioteca.

"Pasamos un par de años trabajando en un guión basado en ese libro", dice la directora. Y añade: "Un día, asistí en el Palacio de St. James a la recepción de una organización de caridad británico-asiática, de la que el Príncipe Carlos es Patrón y yo una de las embajadoras. Dado que el Príncipe de Gales es sobrino-nieto de Mountbatten (de hecho, consideraba al antiguo Virrey su "abuelo honorario"), no pude resistirme a contarle que estaba haciendo una película sobre su tío abuelo. El Príncipe Carlos me dijo: 'Tiene que leer el libro The Shadow of the Great Game de Narendra Singh, el Maharajá de Sarila y ayuda de campo de Mountbatten, porque cuenta lo que ocurrió de verdad’".

En una extraña coincidencia, unos días después, Chadha fue abordada por un joven aspirante a actor en la India, mientras promocionaba el estreno de su última película, y resultó ser el hijo de Narendra Singh. "Me dijo: 'Mi padre ha escrito un libro sobre la Partición y he leído que está usted haciendo una película sobre ese tema, así que me encantaría que tuviera el libro… ¡Y me dio el mismo libro!". Años después, y como una forma de agradecerle su ayuda, se le invitaría a participar en la película interpretando al ayuda de campo de Mountbatten.

Al final de esa semana, Chadha estaba sentada con el autor Narendra Singh (para entonces un distinguido diplomático indio que había pasado veinte años como embajador de la India en Francia), en un club de St. James. Resultó que, mientras estaba investigando para escribir un nuevo libro (sobre los Maharajás) en la Biblioteca Británica en 1997, había descubierto dos antiguos documentos confidenciales, ahora desclasificados, de 1945/47 que revelaban la inquietud suscitada por la devolución de la India y los argumentos políticos que sugerían cómo una parte del norte de la India podría anexarse para servir a los intereses militares y estratégicos británicos en la región. También encontró un mapa de la Partición que había sido elaborado por el gobierno británico ya en 1946. La conclusión que Singh sacó de su descubrimiento es que a pesar de su posición pública de neutralidad, Gran Bretaña estaba apoyando clandestinamente la idea de Jinnah sobre la Partición como una forma de proteger sus intereses petrolíferos en el Golfo Pérsico, al tiempo que bloqueaba el acceso de la Unión Soviética en caso de que una India recién independizada gravitara hacia los soviéticos. La teoría era que si los británicos apoyaban la creación de un estado musulmán separado de la India, el nuevo país estaría en deuda con Gran Bretaña y ayudaría a proteger los intereses británicos en la región. Singh, sin embargo estaba convencido de que Mountbatten no era consciente de que la Partición era el resultado que muchos deseaban en el gobierno británico.

"A partir de esa revelación, el guión tomó una dirección completamente nueva", dice Chadha, "y así fue como incorporamos a una nueva coguionista, Moira Buffini (Jane Eyre). Juntos dibujamos a un Mountbatten que no era el arquitecto maquiavélico de la Partición, sino un hombre atrapado sin saberlo en una partida política mucho mayor".

Para muchos, esa descripción constituyó un auténtico shock. Chadha relata una historia que le contó McCracken cuando asistía al Festival de Cine de Toronto. Iba en un taxi conducido por un sij que le preguntó en qué película estaba trabajando. Cuando le habló de la Casa del Virrey, el sij se puso furioso y le dijo a McCracken que "se asegurase de contarle al mundo lo malvado que era Mountbatten. Ese hombre destruyó la India". La directora afirma: "Puede que a la gente que sigue albergando esos sentimientos hacia el último Virrey no le convenza mi interpretación de los acontecimientos, pero he leído los documentos y he hablado con la gente más cercana a Mountbatten en aquel momento y puedo asegurar que la interpretación es correcta. En cualquier caso, lo que sucedió en 1947 ha sido objeto de revisiones en los últimos 70 años y mi interpretación no es la primera ni será la última. ¡Pero al menos ayudaré a reavivar el debate!"

Aparte de Mountbatten, Chadha también estaba interesada en que se tratara de manera justa a todos los protagonistas. "Me esforcé mucho en asegurarme de que no se echara la culpa a los hindúes, a los musulmanes o a los sij de la violencia de la Partición. En mi opinión, esa violencia fue consecuencia de los errores de todos. Quería poder ver la película en Londres, Delhi y Lahore sin sentirme incómoda. Necesitaba que el mensaje de reconciliación de la película se dirigiera a los pakistaníes, a los indios y a los británicos. Y que llegara al corazón de la gente tanto como a sus mentes. Para hacer una película puramente política, podría haber hecho un documental. Pero para llegar a un público más amplio, necesitaba entretener y educar. Por eso he elegido entretejer estos acontecimientos políticos con una historia de amor. Y es que aunque el mundo se derrumbe a nuestro alrededor y la gente sufra, ¡también sigue teniendo una gran capacidad para amar!"

La narrativa de la película se divide a partes iguales entre las disputas políticas de los líderes políticos que están "arriba" y las emotivas escenas de "abajo", centradas en el romance de ficción entre Jeet (ayudante personal hindú de Mountbatten), y Aalia (traductora musulmana de Pamela, la hija de Mountbatten).

"Hay un momento en que Jinnah y Mountbatten están hablando y algunos criados entran con té y pastas", dice Chadha, dando un ejemplo de cómo ha tratado de mantener ese equilibrio. "Jinnah habla sobre Pakistán y el criado musulmán se vuelve a su compañero sij, sonriendo y emocionado, mientras éste último le mira profundamente molesto. En las películas Raj, los criados sólo sirven para decorar el fondo de la escena, pero en la mía espero que la gente vea cómo esas decisiones políticas trascendentales que discuten los de ‘arriba’ impactan en la gente real de ‘abajo’ y provocan sentimientos igualmente reales".


Haciendo presente el pasado
Para llevar a la pantalla el complejo y sofisticado guión de Chadha, la directora tuvo que reunir a un impresionante elenco de actores, empezando por el reparto de 'Dickie' Mountbatten, un hombre vilipendiado por algunos, pero también conocido por ser una persona absolutamente encantadora, que encarnaba "el profundo sentido británico de civilidad y justicia", como dice Chadha. En su opinión, nadie representaba mejor esa cualidad que Hugh Bonneville, más conocido como el epítome en pantalla de la vida de "arriba" por su papel de Robert Crawley, Conde de Grantham, en la exitosa serie de televisión Downtown Abbey (una serie de la que Chadha nos recuerda que aún no se había estrenado en la televisión cuando empezó a trabajar en el guión de El último Virrey de la India hace ocho años).

"Tiene esa maravillosa cualidad británica de ser terriblemente simpático… pero sin perder la compostura", dice Chadha. "Personifica un arquetipo británico: discreto, pero seguro de sí mismo y sinceramente preocupado por la moralidad y la imparcialidad que debería impregnar cualquier proceso de toma de decisiones".

Otra persona a la que le encantó este casting fue Lady Pamela Mountbatten, con la que Chadha se reunió varias veces cuando se documentaba para la película y para quien la proyectó como cortesía, una vez terminada. "Estaba absolutamente encantada", dice Chadha, "¡pero me dijo que su padre era más delgado que Hugh! Estaba muy impresionada porque la película le recordó muchos momentos de esa época de su vida".

Gillian Anderson da vida a Edwina, la vital madre de Pamela. "Gillian es una actriz increíble, y no uso esa palabra a la ligera", dice Chadha. Anderson estudió material de archivo de Edwina y "se convirtió en ella, con esa manera de andar erguida, de estilo inconfundible".

Juntos, Andersen y Bonneville crearon una relación –pura química- que según Chadha les hizo sentir como si fueran una pareja casada desde hace mucho tiempo, incluyendo las tensiones entre ellos. Sin lugar a dudas, ella era más política que él, y fue quien le empujó a implicarse más en los problemas de la India".

Para el resto de los protagonistas británicos, en particular Lord Ismay (que siempre defendió la Partición) y Cyril Radcliffe (que presidió la Comisión de Límites establecida con la aprobación de la Ley de Independencia de la India, pero que intuía que sería una misión imposible), Chadha recurrió a los veteranos actores Michael Gambon y Simon Callow, respectivamente. "Pensé que sería fantástico que Michael interpretara este papel de hipócrita en la película, porque es un actor muy querido del público. Fue increíble trabajar con él. Y Simon estuvo genial dando vida a un hombre atrapado en una situación imposible. Aportó una gran empatía al papel".

"Abajo", en las dependencias de los criados, el personaje de Jeet lo interpretó el actor estadounidense Manish Dayal, a quien Chadha había visto en Un viaje de diez metros (2014) y del que entonces pensó "que era increíblemente atractivo". Se reunió con Dayal y le pareció "un hombre muy puro, divertido y vulnerable. ¡Estaba a punto de casarse, así que encajaba muy bien en el papel de amante optimista! Estoy muy contenta de haber contado con él. Trabajó con mucha seriedad y dio el 101 por ciento todos los días".

Huma Qureshi, que hizo el papel de Aalia, nació en Delhi. Esto era importante para Chadha porque "quería alguien de la India. Se presentó al casting con muchas otras actrices y me impresionó. Era auténtica y muy seria. No es un papel fácil porque lleva el peso del mundo sobre los hombros desde el principio. Su interpretación es muy natural, muy bonita. Muestra la situación de una joven de su tiempo, con ambiciones pero dispuesta a sacrificarse por los deberes familiares, a renunciar a lo que más desea para huir a Pakistán con su padre".

Las otras tres interpretaciones fundamentales fueron las de Jawaharlal Nehru, líder del movimiento independentista indio y primer ministro de la India, su mentor Mahatma Gandhi y Muhammad Ali Jinnah, el fundador de Pakistán. Para estos, Chadha estaba dispuesta a contratar actores que se parecieran físicamente a las figuras históricas, pero que también fueran conscientes de la responsabilidad que asumían. "Tienes que hacerlo bien", dice, "porque lo último que quieres es que 1.000 millones de indios y paquistaníes digan: 'Ese no es nuestro Gandhi, ese no es nuestro Nehru, ese no es nuestro Jinnah’".

Encontró a su Nehru en Tanveer Ghani, que había trabajado con Chadha en Bhaji en la playa y Quiero ser como Beckham. "Me decanté por un actor británico porque Nehru era tan británico, pero es que además Tanveer se parece muchísimo a él". Jinnah, por su parte, necesitaba mostrarse como un "político astuto", en lugar de un "villano", y Chadha encontró estas cualidades en el actor nacido en Mumbai Denzil Smith, que "hizo un trabajo increíble, se documentó exhaustivamente sobre Jinnah y se sumergió en su personaje".

Para el emblemático papel de Gandhi, Chadha escogió al actor indio de 48 años Neeraj Kabi, que no sólo emprendió y consiguió una asombrosa metamorfosis física para encarnar al venerado defensor de la protesta no violenta, sino que se negó a salirse en ningún momento del personaje. "Muchos miembros del equipo me decían: '¡Es más Gandhi que el propio Gandhi!' Era más que una transformación. Cuando entró por primera vez en el plató con el taparrabos y las gafas, hubo un silencio y todo el mundo se inclinó y se apartó como señal de respeto. Neeraj se convirtió en Gandhi y –la verdad- tener a Gandhi en el plató de una película sobre la Partición nos infundió un gran sosiego. Aportó una sensación de paz al caos de un rodaje, un efecto que seguro que producía el propio Gandhi en su época. Fue muy extraña la forma en que se mezclaron el cine y la vida".

Esta mezcla de cine y vida, de pasado y presente, también definió el rodaje de la película. El rodaje en Jodhpur arrancó el 30 de agosto de 2015 y duró ocho semanas. Y ocurrió un hecho sin precedentes, ya que el equipo de El último Virrey de la India tuvo acceso a la verdadera Casa del Virrey que ahora es Rashtrapati Bhawan, la residencia del Presidente de la India. Chadha tuvo que desplegar todo el encanto que caracterizó a Mountbatten para obtener el permiso del Presidente y del Primer Ministro y poder rodar allí algunas escenas. También tuvo que convencer al Grupo Hotelero Taj para que le permitieran filmar sus escenas de interior, así como utilizar la escalinata y los jardines en su hotel de 7 estrellas, el Umaid Bawan Palace, para reproducir un ala de la casa del Maharajá de Jodhpur.

El hotel era perfecto para Chadha y su diseñador de producción Lawrence Dorman, porque les dio dos elementos indispensables: "por un lado el suntuoso aspecto palaciego y, por otro, el acceso a las dependencias del servicio". Sin embargo, también presentó algunos problemas. "Teníamos que rodar y despejar la zona muy deprisa. El despacho de Mountbatten era un salón del hotel, por lo que Lawrence y su equipo tuvieron que trabajar toda la noche para convertirlo en el despacho de Mountbatten. Lo ocupamos dos días y después tuvimos que trabajar otra noche para volver a convertirlo en un salón destinado a los huéspedes del hotel".

La escena del tiroteo, que es la imagen más emblemática de la película, y la foto de conjunto de los Mountbatten con todo el servicio en la escalinata de la Casa del Virrey (aunque en este caso se trata del Umaid Bhawan Palace Hotel) resultaron ser una tarea hercúlea.

"Siempre quise hacer ese tipo de escena, pero ese día sólo disponíamos de diez minutos para hacerlo", dice Chadha. Era especialmente complicado porque teníamos que abandonar el hotel, se acercaba el final del día de rodaje y tenía que controlar los movimientos de 500 personas. Todo el mundo me decía: 'No tienes tiempo, tenemos que cortar'. Pero yo les dije: 'Puedo hacerlo y lo haré, y me puse a gritar. Les dije a todos: ‘¡QUE TODO EL MUNDO OCUPE SU SITIO AHORA MISMO!’

Gillian, que llevaba otro vestido de una escena anterior, se estaba cambiando. Estaba detrás de un arbusto en los jardines donde estábamos rodando, poniéndose un traje amarillo mientras exclamaba: '¡Qué horror, qué horror!' Cuando ocupó su sitio se estaba subiendo la falda. Ben Smithers, mi director de fotografía, estaba listo, como siempre. Entonces grité: '¡Vamos allá!' ¡Y lo hicimos cuando nos quedaba un solo minuto!"

Recrear con la máxima fidelidad el período concreto que describe la película, de marzo a agosto de 1947, fue una tarea complicada en términos de diseño", dice la directora. El diseñador de vestuario Keith Madden tuvo que buscar uniformes de época para el servicio y también para los Mountbatten. Pero tener acceso a la verdadera Casa del Virrey fue maravilloso. Mientras visitaban el edificio, Chadha y su equipo recorrieron las cocinas y conocieron a algunos miembros actuales del servicio que resultó que iban vestidos con los mismos uniformes que utilizaba el servicio de la Casa en 1947. "Mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo sirvieron durante la época británica, y este es el mismo uniforme, sólo ha cambiado la insignia. Ahora reproduce el 'Teen Murthi' (tres leones de la India)". Así que Madden pudo utilizar a los sastres de la residencia presidencial para vestir a los personajes de la película que ocupan los sótanos.

Aunque la mayor parte del drama se desarrolla dentro de los muros de la grandiosa Casa del Virrey, el acto final cambia de lugar y se traslada al polvo y al calor del campo de refugiados próximo a Delhi, Purana Qila, que se encontraba en las ruinas de una fortaleza del siglo XVI. Con ayuda de 1.000 extras locales, Dorman y Chadha lo recrearon en otra fortaleza en ruinas de Rajastán. "Fue complicado", suspira Chadha, y reconoce que tuvo algunas dudas, "porque el tema de la migración masiva es doloroso e inquietante para mucha gente".

También fue un desafío logístico colosal. "Psicológicamente, resultaba difícil conseguir que diera la impresión de que la gente estaba sufriendo. Hacía calor, había mucho polvo, muchas tiendas de campaña... ¡de hecho, muchos extras se escondían dentro y se quedaban dormidos!"

Algunos extras habían vivido los mismos acontecimientos que Chadha estaba recreando, y sus sentimientos se reflejan en la película. En una de las escenas, vemos a un preocupado Mountbatten, interpretado por Hugh Bonneville, hablando con un caballero sij, anciano y afligido, mientras coloca afectuosamente su mano en el hombro del anciano. "El hombre le estaba contando lo que le pasó a su familia", relata Chadha. "Y el hombre lloraba mientras hablaba. Hugh no comprendía muy bien lo que estaba diciendo, pero se sintió conmovido y le consolaba dándole palmaditas en el hombro. No creo que un miembro de la realeza hubiera hecho eso en aquellos días, pero Hugh comprendió que tenía que hacer algo. Así que conservé la escena para la película porque era muy auténtica".


De vuelta a casa
Gurinder Chadha se sentía responsable de contar una historia que no sólo era veraz, sino que también reflejaba la experiencia de su propia familia durante la Partición. Por eso se mantuvo firme en todo momento. Mientras rodaba esas difíciles escenas en el campo de refugiados, su hijo Ronak, de nueve años, visitó la localización y le dijo: "Mamá, esto está muy sucio y huele fatal. Además, la gente lo está pasando muy mal. Me quiero ir de aquí. ¿Por qué estás haciendo esto?" Así que Chadha le contó la historia de la Partición. "Le dije: 'Mi familia, mi abuela, mis tíos y mis tías, muchos de nuestros parientes... estaban en este mismo sitio. Tuvieron que abandonar sus casas de la noche a la mañana y terminaron en un sitio como éste. Por eso estoy contando esta historia. Quiero que la gente comprenda lo que pasó entonces para que no vuelva a suceder'. Fue un momento muy importante para mí, porque esta película es para él. Es para mis hijos. Es para esa generación que lleva una vida privilegiada en los frondosos barrios del norte de Londres, para que comprendan los orígenes de nuestra historia".

La directora cree firmemente que la película tiene mucho sentido en nuestros días y que también tiene una dimensión universal. El rodaje en el campamento de refugiados coincidió con la publicación en todo el mundo, el 2 de septiembre de 2015, de la escandalosa imagen del niño sirio de tres años, Alan Kurdi, que fue encontrado sin vida en una playa turca.

"Todos los días veíamos en las noticias a los sirios y a otros refugiados en los campamentos, víctimas de las grandes potencias mundiales que llevan a cabo una guerra de poder en Siria. Y cuando encontraron al pequeño sirio muerto en una playa fue desgarrador. Me dije que estaba gastando una gigantesca cantidad de dinero para que un millar de actores recrearan esa miseria fingiendo ser refugiados, representando algo que está volviendo a suceder en la vida real. Fue una sensación deprimente".

Casi un año después, el 23 de junio de 2016, mientras Chadha estaba montado la película con el montador Valerio Bonelli, el público británico votó retirarse de la Unión Europea. "Valerio es italiano, está casado con una inglesa y sus hijos son italianos e ingleses", explica la directora, "así que mientras veíamos cómo se desarrollaba el drama del Brexit, él se sentía desolado".

En la pantalla de la sala de montaje, los personajes de 'abajo' de Chadha se angustiaban sobre su futuro: ¿Tendrían que mudarse de casa si terminaban en el lado equivocado de la frontera? ¿Sus comunidades se dividirían? Y Bonelli estaba experimentando una inquietud similar.

"Se preguntaba que iba a pasarle a él y a su familia. ¿De dónde son?", dice Chadha. "Y en cierto sentido eso también afectó a la película. El Brexit dividía a la nación y en la Partición ocurrió lo mismo, aunque la situación fue mucho más trágica. Esa es una de las cosas que más me gustan de la película. No es el retrato de un periodo que acabó hace 70 años, sino que sigue estando de rabiosa actualidad".

Chadha espera que El último Virrey de la India ayude a que la gente entienda "las consecuencias implacables de las políticas del odio y la división. Eso no puede ser el futuro de la humanidad, no es algo de lo que la gente pueda sentirse orgullosa. Así que espero que mi película sirva para que la gente rechace a los políticos que venden mensajes de odio. Muestra las consecuencias directas de lo que puede suceder cuando fomentas la división. La división siempre termina en muerte, destrucción y violencia".

No se ve mucha violencia en la película. Chadha optó por centrar su película en los seis meses previos a la Partición, en lugar de la Partición en sí. Su intención de no incluir la terrible violencia que desencadenó la Partición fue totalmente deliberada.

"No quería recrear toda la magnitud del horror y correr el riesgo de perder a un público más amplio", afirma la directora. "De todas formas, no me gusta la violencia física en la pantalla, pero además sentí que no era la finalidad de mi historia. Hubiera sido como reabrir viejas heridas. Así que cuando rodé los disturbios, intenté hacerlo de una forma abstracta, recurriendo –por ejemplo- a trajes genéricos de forma que fuera difícil distinguir quién atacaba a quién. No quería que el público pensara: ‘Esos son los musulmanes matando a los hindúes’, o bien: ‘ahí están los hindúes matando a los musulmanes’. Sólo quería demostrar que la violencia había estallado por todas partes".

Chadha añade: "Por esas mismas razones no quería terminar la película en un tono que resultara traumático. Sí, es cierto que los acontecimientos que rodearon la Partición fueron terribles, pero este año es el 70 aniversario y eso también es motivo de celebración, porque fue el nacimiento de Pakistán y la independencia de la India. Así que decidí terminar la película con una nota de esperanza: la boda de Jeet y Aalia".

Sin embargo, mucho después, en el proceso de montaje, McCracken sugirió que terminar la película en 1947 con la escena de la boda de Jeet y Aalia se quedaba un poco corto. "Quería que el público comprendiera la repercusión de esos acontecimientos en el mundo de hoy", explica Chadha. "Ese final no encajaba del todo porque en ese punto de la película al público le preocupa algo mucho más importante que el destino de Jeet y Aalia". McCracken trajo un artículo que Chadha había escrito recientemente para el periódico The Guardian, en el que escribía sobre su familia, con una foto de sus tíos y sus tías de niños en la época de la Partición.

"Habló sobre la posibilidad de utilizar la foto y entonces tuve una idea: ¿Por qué no hacemos una foto de cómo son hoy? Uno vivía en Kenia, otro en Australia, y dos estaban aquí en el Reino Unido. Así que los coloqué en las mismas posiciones que tenían en la primera foto cuando eran pequeños pero convertidos ahora en sij ancianos. ¡Eran ellos y habían sobrevivido a aquellos terribles acontecimientos! ¡Así que hay esperanza! Por eso la película resulta conmovedora".

Así que el final de El último Virrey de la India no sólo traslada al presente los acontecimientos de la película ocurridos hace 70 años. También concentra su visión épica en un momento personal, íntimo y familiar. "Creo que este último acorde te lleva a reflexionar sobre lo que acabas de ver", dice Chadha. "Espero que el público sienta que ha sido testigo de algo muy personal. El reencuentro de Jeet y Aalia es muy hollywoodiense. ¡Pero es exactamente lo que le sucedió a mis abuelos, que se volvieron a encontrar en un campo de refugiados!"

La directora reconoce que al principio no estaba muy segura de querer personalizar de esa manera el final de la película. "Me sentí demasiado vulnerable. Pero en realidad me gustaría que aunque los musulmanes, los hindúes o los sij que la vean digan: 'Vaya, esta película no cuenta mi historia', también caigan en la cuenta de lo ocurrido y piensen: 'Pero está bien, es su historia'".

Y puede que ese sea el espíritu de El último Virrey de la India. Como se ha dicho antes, la película empieza con la famosa cita, "La historia la escriben los vencedores" (que suele atribuirse a Winston Churchill). Pero, ¿quién es el vencedor aquí? Tal vez sea una mujer británico-asiática que tuvo la oportunidad de contar la historia de su propia familia.