Cinemanía > Películas > El debut > Comentario
Destacado: Paul Mescal es Lucio en 'Gladiator II' de Ridley Scott
El debut cartel reducidoEl debutDirigida por Gabriel Olivares
¿Qué te parece la película?

Memoria
Una historia de amor trágica, un guión inacabado y el mundo de los toros como telón de fondo son los mimbres con los que un grupo de actores investiga, plantea y descubre las infinitas posibilidades expresivas de la interpretación, la narración y la puesta en escena. El debut es un documental pero también ficción y sobre todo, una reflexión sobre el Teatro y sobre el Actor, en la línea de películas como Looking for Richard (Al Pacino, 1996).

Inspirándose en las técnicas desarrolladas por Anne Bogart con su compañía SITI Company, los componentes del Teatro Lab y el director Gabriel Olivares descubren un nuevo espacio fílmico y teatral a través de las técnicas de "viewpoints" (puntos de vista escénicos) y del Suzuki, una rigurosa disciplina teatral que incorpora elementos del ballet, del teatro tradicional japonés y griego, las artes marciales y el flamenco. Pero El debut no es cine "experimental", sino arte procesual -usando la terminología de las artes plásticas y visuales- que nos revela algo hasta ahora oculto: la fundamental participación del intérprete en el proceso de creación. El compromiso personal, la técnica y la investigación sirven al actor para alcanzar unos niveles de participación en el proceso creativo tan profundos –aunque desde una nueva perspectiva- como los de un director o un dramaturgo.

Y sobre todo, El debut es una película que proyecta el amor y la entrega a un oficio con mucho de artesanía, de esfuerzo personal y colectivo.


Entrevista con el director
Gabriel Olivares se estrena en el largometraje con "El debut", una ficción documental -"imposible catalogarlo"-, dice el director-, en la que recrea el proceso creativo de su compañía de teatro experimental, llamada TeatroLab, y sus ensayos basados en la concepción del teatro como arte colectivo.

La película, que se estrena el 25 de Mayo en la Cineteca de Matadero Madrid, es el primer trabajo de este conocido director teatral, responsable de éxitos como "Burundanga", de Jordi Galcerán, que se estrenó hace tres años y aún sigue en la cartelera, con dos mil funciones representadas.

Pero a Olivares, que empezó estudiando dirección de cine por vocación, la vida le ha llevado "más hacia el teatro".

"Hace cinco años -cuenta- conocí un entrenamiento actoral, que es el método Suzuki y los Puntos de Vista, y caí enamorado", de modo que viajó a Nueva York para estudiar estas disciplinas desarrolladas por Anne Bogart con su compañía SITI Company.

Entendió que, a diferencia de ver la puesta en escena como "hacer lo que quiere el director", le satisfacía más dar a los actores "herramientas" y que fuera la propia narración quien dijera lo que había que hacer.

"Por supuesto -apunta Olivares- el director lleva el timón, pero es como invitar a actores y técnicos a ser creadores y a compartir".

Y eso es lo que muestra "El debut", un sorprendente ensayo teatral que comienza con un pasodoble y sigue con los actores tratando de mirar al torero como lo haría un toro, un proceso donde se mezclan pasos de ballet, teatro tradicional japonés y griego y artes marciales (Suzuki), a lo que Olivares ha sumado el flamenco.

El taller de teatro se ha convertido en un taller de toreo donde un joven que no ha podido destacar en los ruedos conoce a un famoso diestro que se enamora de él; una historia que amor y muerte sin decorado ni atrezo donde el espectador "ve" cosas que no están a través de sonidos.

"Los actores formados en Suzuki tienen mayor expresividad, presencia escénica y un control del cuerpo que es brutal", como sucede con los miembros de la compañía TeatroLab.

Considera que los actores españoles "son muy buenos, pero necesitan que se les de las circunstancias para que puedan mostrarse; muchas veces están detrás de un disfraz y para mí, es justamente desnudarse lo que hay que hacer, enseñar el alma".

Y cumple su palabra. En "El debut", los actores están en chándal y camisetas, casi siempre negras, descalzos, en un espacio vacío de paredes también grises y negras.

Hubo un conato de rodar de verdad la presunta película que ensayan, en exteriores y "con trajes de torero", que se desechó al ver el resultado del rodaje; Olivares pensó que la película "podía ser más que ficción, una reflexión sobre el proceso de creación. Por eso, soy incapaz de catalogarlo, lo dejo en manos del espectador".