"El árbol de la sangre" es un thriller dirigido por Julio Medem, protagonizado por Úrsula Corberó y Álvaro Cervantes, junto a Najwa Nimri, Patricia López Arnaiz, Maria Molins, Daniel Grao, Joaquin Furriel, Emilio Gutiérrez Caba, Luisa Gavasa, Jose María Pou y Ángela Molina.
Memoria del director
EL ÁRBOL
Comienzo del verano de 2017. Ante la fachada de un caserío abandonado en la Sierra de Urkiola, en Bizkaia, crece un viejo y hermoso árbol que será el símbolo viviente de la historia que quieren contar juntos Marc Bellmunt y Rebeca Santolaya.
Nada más llegar, uno por cada lado, sin verse, se abrazan al grueso tronco y conectan sus dedos. Están decididos a abrir completamente sus pechos para vaciar sus 25 años de vida y mezclarlos, junto a los de sus respectivas familias, tejiendo y entretejiendo, injertando sus hechos porque intuyen que del gran árbol genealógico resultante va a aflorar otra historia, más profunda, aún invisible para los dos. Finalmente resultará mucho más trágica de lo que habían imaginado.
Pero la razón por la que pueden juntar sus vidas en un solo árbol es la existencia de una tercera familia, los Mendoza, y más concretamente sus hijos Víctor y Olmo, que desde las raíces crecen por el interior del tronco. Olmo primero y luego Víctor aparecen súbitamente en las vidas de las madres de Marc y Rebeca. Olmo abandona enseguida a Nuria Bellmunt y Víctor se queda para siempre con Macarena Santolaya.
Desde la planta baja del caserío, en el estudio que fue de la escritora vasca Amaia Zugaza, la pareja escribe su historia común mientras van sacando personajes que distribuyen por el árbol, incluso a ellos mismos, de niños.
Las ramas de Marc y Rebeca crecen separadas durante 14 años, y se juntan definitivamente a sus 18. Llevan así 7 años juntos, creen conocerse bien, pero cada uno sabe que tiene una verdad oculta y ambos sospechan que lo mismo le puede pasar al otro. Es decir, tienen dos secretos que van a desvelar produciendo un gran dolor en ambos. Así, el motivo fundamental, no declarado, de mezclar su sangre en un solo árbol es apostar por la verdad en su relación de pareja, despejar el futuro común de sus propias sombras. Están dispuestos a confesar y a escuchar, lo que tenga que ser.
LOS DOS TIEMPOS
El árbol de la sangre es una historia narrada en gran parte desde dentro, narrada así misma. Contiene dos tiempos narrativos, uno presente, que se puede llamar "realidad", y otro pasado, "una realidad ficcionada".
El tiempo presente es lineal, breve y claro, en el que todo queda a la vista, tiene a Marc y Rebeca y a cuatro personajes más, pocas localizaciones, un caserío abandonado de Bizkaia y dos playas mediterráneas, la de Barcelona y la de Denia, y una fecha, los primeros días del verano de 2017.
El tiempo pasado está muy fragmentado, se suceden las elipsis, se ve lleno de huecos y pliegues que rezuman suspense, tiene 14 personajes, se desarrolla en varias localizaciones de Cataluña, Madrid, País Vasco y Alicante, y dura 25 años.
Cada tiempo tiene su propio tratamiento cinematográfico, puesta en escena, atmósfera visual... El tiempo presente es objetivo, frío, de tempo calmado, movimientos bien trazados, encuadres que juegan con los aires, amplios, creando a veces vacíos alrededor de los dos narradores que parecen esperar la aparición de sus recuerdos. En algunas ocasiones estos huecos visuales están ocupados verdaderamente por personajes del pasado, y en otros simplemente se escapa algo de vida, la de abajo se asoma a la de arriba, y crea su misterio, con su emoción.
El tiempo pasado es completamente subjetivo. En su fondo tiene dos inconscientes, el de él y el de ella, y la primera expresión de su lenguaje simbólico unido es el propio árbol, y la sangre que lo recorre. Al estar narrado por Marc primero, luego por Rebeca, después se alternan, se animan... este tiempo tiene el ímpetu de cada uno y de los dos, que además son jóvenes, y se desean, se ponen a cien, y se aman. Así, cinematográficamente el pasado es temperamental, nervioso, ardiente, inquieto, libre... Pero además, cada uno elige los momentos de su vida y la de sus familiares, deciden qué contar y cómo. Es decir, todos los personajes son lo que Marc y Rebeca quieren que sean, recuerdan, imaginan, inventan, nunca sabremos cuánto, ni ellos mismos. Pero eso no es lo que importa. Tienen claro que manda su historia en forma de árbol con la misión de que cada uno pueda sacar su verdad oculta. Sólo en su clímax se mezclan literalmente sus dos relatos, cuando los amantes sienten finalmente que la sangre del uno se vierte en la del otro...
PERSONAJES PROTAGONISTAS
Marc y Rebeca son protagonistas en cuanto que la historia parte de ellos, de su decisión de ir a contarla juntos a un lugar tranquilo, un caserío abandonado en la Sierra de Urkiola, al sur de Bizkaia, rodeado de prados y bosques. Pero en el relato de cada uno, tanto Marc como Rebeca no se consideran los únicos protagonistas, en ocasiones incluso no lo son ya que dejan más sitio y tiempo, crean más destino a otros personajes y sus subtramas, que en muchos casos no conocen, no las vieron; como la inicial de Olmo con Nuria, la de los niños de Rusia, o el comienzo de la relación entre Víctor y Macarena, con su familia Santolaya, la relación entre Olmo y Amaia, incluso la atracción largamente soterrada de su madre Nuria hacia Amaia.
Es decir, al mismo o parecido nivel de protagonismo de Marc y Rebeca hay 5 personajes; Olmo y Víctor Mendoza, Macarena Santolaya, Nuria Bellmunt y Amaia Zugaza. Así, son 7, de un total de 14, los personajes que se hacen grandes y tienen un largo recorrido en el complejo mapa de la historia.
IMPREVISIBLE
El árbol de la sangre no sólo contiene secretos para cada uno de sus narradores, sino para la gran historia resultante, difícilmente visible al principio, imprevisible así en su trayectoria ya que cada uno va desvelando hechos que el otro no sabía, sucesos que en muchos casos responden a un tipo de narración distinto.
Según crece el árbol da la sensación de que la narración va pasando por tonos, registros y hasta géneros diferentes. Por ejemplo, en un momento crucial un mismo tema pasa del "amor oscuro", como subgénero, al thriller, cuando se somete a la influencia de la mafia rusa. Entonces ni a Marc ni a Rebeca les apetece mirar su historia con los ojos del otro, ya que resulta demasiado perturbadora.
LAS ESPAÑAS
El árbol de la historia, por la extensión de sus ramas, no sólo crea un mapa humano de personajes familiares interconectados, traza además un amplio mapa social y cultural de España, de algunas de las Españas, como la de la vaca, la del toro (faltan otras), en las que viven vascos, catalanes, madrileño-andaluces... y niños exiliados de la Guerra Civil que regresan de mayores. Pero es un mapa en el que no hay ni juicio ni política. Y es deliberado, un acuerdo al que han llegado Marc y Rebeca antes de iniciar su historia común; no juzgar a nadie, no hacer política con ningún suceso. ¡En 25 años de vida en España!
Sin embargo, al principio de la historia puede parecer que se establecen dos bandos políticos a partir del hecho de que los personajes más mayores, los abuelos de las ramas Santolaya y Mendoza, de niños pertenecieron al bando vencedor y al vencido respectivamente de la Guerra Civil Española. Pero Marc y Rebeca no se posicionan, simplemente lo muestran.
Es fácil imaginar la ideología, el pensamiento político de casi todos los personajes, pero aquí no cuenta, no interesa. Y no es porque los personajes sean apolíticos, seguramente todo lo contrario, sino porque sus narradores han preferido elegir aquellas escenas en las que no se expresaban políticamente.
LA CONCIENCIA
Es cierto que los narradores han dibujado un mapa de España sin juicio ni política, pero son conscientes de que en el aire, en la atmósfera dramática se percibe una intención moral, un conflicto que los personajes tienen primero consigo mismos, con su conciencia; palabra clave que sí contiene un juicio ético, pero es hacia cada uno de ellos. Algunos de los personajes, los que están más enraizados en la historia, han cometido actos que han sacudido su noción del bien y del mal, y su consecuencia directa es la culpa. Hay por tanto personajes culpables desde hace tiempo, desde el inicio de la historia, pero también hay culpables recientes, de diversos calibres. Casi nadie se libra de su responsabilidad y, aunque la culpa es ya una forma de castigo, algunos parece que son severamente castigados por su destino. Sólo en pocos casos, personas concretas, se deciden a hacer actos de redención de su culpa, y se entregan en vida, o hacen un sacrificio al amor.
La intención moral de la historia, el conflicto con su conciencia, además de ser personal también se extiende hacia fuera, hacia los personajes que les rodean. Marc y Rebeca no pueden evitar, ni seguramente quieren, que su mapa blanco de España palpite de tensión por las diferencias geográficas, culturales, e internamente se agite el cainismo, ese sentimiento atávico entre hermanos españoles, hermanos mamíferos que respiran agitadamente, se apuntan con sus astas y resoplan al sentir al otro en frente.
Parece que es el inconsciente de la gran historia resultante, el árbol que ya conoce todas sus ramas, el que saca a correr a un prado vacas y toros, por separado, hasta que se rozan, se alarman, se enfrentan... y allá cada cual.
LA SANGRE
El árbol de de la sangre, al tener mucha vida dentro, 25 años y 14 personajes, pasa por una gran variedad de estados de ánimo; es emotiva, cálida, cercana, sensual... y está llena de intimidad. A excepción de las bodas, las escenas transcurren entre pocos personajes a los que les unen relaciones muy intensas. Desde este lado se puede decir que es una suma de intimidades.
Pero también es recia, dura, vigorosa, violenta, potente... y posee la fuerza dramática necesaria para conectar entre sí personajes de distintas ramas, sujetarlos bien. Así, es también una red, una estructura ramificada; el árbol.
Hay algo que emana del interior de los jóvenes cuerpos de sus narradores, y que inevitablemente tiñe lo que narran, es la atracción sexual que siente el uno por el otro, su excitación, sus ganas de contar la historia también como forma de seducirse, el erotismo que está de principio a fin. Esta es la dimensión privada que la pareja da a la idea de la "sangre" del árbol.
Notas de la productora
Creo que pocos directores han sido más inspiradores que Julio Medem para el cine español, tanto para los que nos dedicamos a ello como para los espectadores. Su imaginario, su lenguaje propio y su forma de narrar llegaron como una bocanada de aire fresco con sus primeros trabajos ("Vacas", "La ardilla roja" y "Tierra") y se han ido desarrollando hasta llegar a la madurez con trabajos como "Lucía y el sexo", "Los amantes del círculo polar" o más recientemente "ma ma".
Cuando Julio nos presentó el guión de "El árbol de la sangre" no dudamos en sumarnos a esta aventura. ¿Por qué? Pues básicamente porque aquellas 100 páginas contenían todo el imaginario, la autenticidad narrativa y el estilo propio de Julio Medem en una misma historia. Pero no solo eso, sino que además la historia entrelazada en diferentes tiempos y entre dos familias y la forma en que se sucede el pasado y el presente, tiene un fuerte trasfondo de thriller y misterio, que dejará pegado al público en sus butacas con ganas de saber cada vez más y más de los personajes que la película le presenta. El espectador irá descubriendo a medida que avance el metraje, grandes secretos y duras verdades, a la vez que lo hagan los mismos protagonistas de la historia. Por todo esto, esta propuesta hace de "El árbol de la sangre" el proyecto más comercial y ambicioso de la carrera de Julio. Y creemos que su conexión con un público amplio, ecléctico e intergeneracional, está asegurada.
"El árbol de la sangre" es un proyecto ambicioso. Una historia coral, llena de giros, secretos y con un fuerte peso del pasado. Pero es mucho más que eso. A través de dos familias y sus historias cruzadas, sus protagonistas nos hablarán de temas universales como el amor, las mentiras, los secretos, los celos y la locura pero también tenemos latentes temas más oscuros como la mafia arraigada en nuestro país, el peso del pasado histórico y político del país o incluso temas poco tratados en nuestra cinematografía como el tráfico de órganos.
Esta historia viene además viene apoyada con casting coral que incluye tanto grandes nombres de nuestra cinematografía como Najwa Nimri, Ángela Molina, Emilio Gutiérrez Caba o José María Pou como también jóvenes rostros con gran potencial comercial como Úrsula Corberó (que vive un momento muy especial gracias al fenómeno mundial tras el éxito de "La casa de papel"), Álvaro Cervantes, Daniel Grao o Patricia López Arnaiz. Y contaremos con las sorpresas de actores poco conocidos en nuestra filmografía como Joaquín Furriel, que seguro que darán mucho que hablar.
La ambición de querer explorar nuevos lenguajes formales y la inquietud por encontrar una voz propia, otorgan originalidad al proyecto y sin duda, despertaron nuestro interés en producir "El árbol de la sangre" desde el inicio. Emprendimos este viaje con Julio para producir un film genuino, único, lleno de matices y sutilezas, de emoción y ternura, de reflexión y thriller, para el gran público, local e internacional. Y creemos que lo hemos conseguido. Ahora sólo falta compartirlo con el público.
El cine debe ser una herramienta evocadora que ayude a los espectadores a evadirse, pero también que les remueva por dentro, que les emocione, que les haga observar y tomar decisiones por ellos mismos. Creemos que "El árbol de la sangre" puede conseguir todo esto y mucho más y es por eso que emprendimos esta aventura que es siempre hacer una película, con un director con el que soñábamos, desde hace muchos años, poder trabajar juntos.
Ibon Cormenzana
El árbol de la sangreDirigida por Julio Medem