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El pasajero cartel reducidoEl pasajero(The commuter)
Dirigida por Jaume Collet-Serra
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Siguiendo los éxitos de Sin identidad, Non-Stop (Sin escalas) y Una noche para sobrevivir, Liam Neeson y el director Jaume Collet-Serra vuelven a trabajar juntos por cuarta vez en el explosivo thriller EL PASAJERO (THE COMMUTER), que se centra en la frenética misión de un hombre que tratar de evitar un desastre en un tren lleno de viajeros. El guión les resultó irresistible a la estrella y al director, no sólo por lo osado de la acción y la emoción del suspense, sino por el dilema moral al que se enfrenta el protagonista y las consecuencias que tiene para él, los pasajeros del tren y su familia en casa.

"EL PASAJERO (THE COMMUTER) hace que el público se pregunte 'si alguien te pide que hagas algo que parece insignificante pero de cuyas consecuencias no estás seguro por una recompensa económica sustancial, ¿lo harías?'" cuenta Jaume Collet-Serra. "Esa es la decisión filosófica a la que el protagonista, un hombre de 60 años que acaba de ser despedido, que no tiene ahorros y está hipotecado hasta las cejas, se enfrenta. ¿Va a pensar sólo en sí mismo o va a considerar las posibles consecuencias morales de lo que le han pedido? Esa es la pregunta que queremos que se plantee el público".

Para Neeson, el que la historia se narre en tiempo real es otro elemento que le da gran tensión dramática. "La historia funciona casi en tiempo real", comenta el actor. "El protagonista se da cuenta de lo que su acción pone en marcha y se dispone a identificar a la persona que tiene la clave de la conspiración. Así que la tensión va en aumento en cada parada, según se van subiendo más pasajeros y le van dejando nuevas pistas. El peligro incrementa gradualmente y la película se convierte en este thriller psicológico realmente trepidante, en la línea de Extraños en un tren o Con la muerte en los talones de Hitchcock".

El productor Alex Heineman está de acuerdo: "Andrew Rona, mi socio en The Picture Company, y yo leímos el guión y nos enamoramos de él. Nos encantó el escenario hitchockiano, donde un hombre se ve envuelto en acontecimientos extraordinarios. Hicimos Non-Stop (Sin escalas) y Sin identidad con Liam Neeson y Jaume y pensamos que éste podría ser otro thriller en esa línea, en cuanto a la narrativa, al protagonista y al estilo".

La historia se centra en Michael MacCauley, un gestor de poca monta en una gran aseguradora, que vive con su mujer e hijo en Westchester, en el estado de Nueva York. Como tantos hombres trabajadores, está lidiando con una situación económica límite, intentando llegar a fin de mes, estirando al máximo su sueldo. Su hijo está a punto de marcharse a la universidad y su mujer no entiende cómo la familia va a subsistir.

De repente, un día, su situación empeora: Michael va al trabajo y le despiden. Sin embargo, no será lo único que estropeará su día. En el tren de vuelta a casa al final del día, la pasajera de enfrente se presenta como Joanna y le hace una propuesta: que busque a un pasajero en el tren al que no le pegue estar ahí a cambio de una hermosa cantidad de dinero. Un asunto fácil, pensarías. Pero no tanto si eres un ex policía que tiene un gran sentido ético de lo que está bien y lo que está mal. Michael acaba accediendo a encontrar al "sospechoso" entre los pasajeros, usando su ingenio y su habilidad para descubrir su identidad, pero no tarda en darse cuenta de que está en medio de una conspiración mortal, que podría acabar con la muerte de todos los que van en el tren, y él es el único capaz de evitarlo.

Según va sopesando en quién puede confiar entre los pasajeros habituales, se ve metido en una persecución para frustrar la conspiración, atrapar a los asesinos y asegurarse de que el tren y sus pasajeros estén a salvo.

El director Jaume Collet-Serra y el actor Liam Neeson ya tienen un recorrido envidiable, con Non-Stop (Sin escalas) habiendo recaudado 222.8 millones de dólares en 2014 y Sin identidad 130.8 millones en 2011, así que volver a unir fuerzas para otra aventura trepidante, esta vez en un tren en Nueva York, fue una decisión muy fácil.

Cuando Collet-Serra leyó el guión vio paralelismos con Non-Stop (Sin escalas). "Es una secuela espiritual de Non-Stop (Sin escalas)", sostiene el director. "Con un misterio desarrollándose alrededor del personaje central, tiene más impacto si tu protagonista es un tipo normal. Es muy hitchcockiano, hace que pienses en Con la muerte en los talones, Alarma en el expreso o La ventana indiscreta y, al igual que en Extraños en un tren, queríamos que un hombre normal se enfrentara con un dilema moral. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar por dinero sin saber las consecuencias de sus acciones? Cuando a la gente normal le ocurren cosas extraordinarias es importante que las primeras decisiones que tomen estos personajes sean decisiones con las que, como público, estemos de acuerdo y que la acción surja paulatinamente de esas decisiones de una manera plausible".

La historia también resultaba muy atractiva por la perspectiva de la narrativa. "Me gustan las películas que se ven desde el punto de vista del protagonista", dice Collet-Serra, "de manera que sabemos exactamente lo que él sabe al mismo tiempo que él lo sabe. El público está con él a cada paso del camino, así que nos damos cuenta de que su familia está en peligro cuando él se da cuenta. Queríamos que la cámara se mantuviese en el tren y sugerir que su familia estaba en peligro sin mostrarlo. Eso es otro dispositivo típico de Hitchcock y determinó el estilo visual, porque necesitábamos que lo que ocurriese en el tren tuviera suficiente peso como para justificar que no se salga de ahí".

Jaume Collet-Serra estaba muy interesado en que EL PASAJERO (THE COMMUTER) tuviese un punto de vista narrativo diferente a las películas que Neeson había protagonizado anteriormente. "Quería que la gente se identificara con el protagonista de esta película un poco más que en otras películas de Neesom", cuenta. "Michael se despierta todos los días y sale a luchar por su familia, sin importar lo duro que sea, merece la pena porque está protegiendo a su familia, y eso es lo que hace todo el mundo todos los días. Pero un día le hacen una propuesta que le pone entre la espada y la pared, le ofrecen dinero a cambio de hacer algo que sospecha que está mal, y tiene que lidiar con eso. Y le ayudan otros pasajeros. No tienen el control, no están conduciendo el tren, pero la unión hace la fuerza".

Para el productor Andrew Rona, la genialidad de los guionistas Byron Willinger y Philip de Blasi consistió en conseguir que el público quedase atrapado: "Cuando leí el guión me maravilló cómo los escritores eran capaces de mantenerte interesado en la historia", cuenta. "Hemos visto películas parecidas antes, donde alguien recibe una proposición o se ve involucrado en algo. En películas como Speed: Máxima potencia los protagonistas no tienen elección, están obligados a encontrar una solución. Pero en EL PASAJERO (THE COMMUTER), me fascinó la profundidad del personaje, el nivel de misterio, el nivel de suspense y el nivel de acción".

Era esa cualidad de hombre corriente del protagonista lo que le interesó a Neeman, que a su vez sabía que eso mismo iba a resultar atractivo para el público. "Michael ha estado cogiendo el mismo tren durante 10 años, cinco días a la semana y, de repente, un día le despiden porque tiene 60 años", dice el actor. "No sabe cómo decírselo a su esposa, y tiene dos hipotecas sobre la casa. Después de tomar un trago en el bar local con un amigo que es ex policía, toma el tren para volver a casa y contarle a su mujer e hijo, que está a punto de irse a la universidad, que no tienen dinero. En el tren una persona misteriosa se sienta a su lado y le pregunta '¿Harías una cosa muy pequeña por 100.000 dólares?'. No está seguro, pero ella le tienta proponiéndole que encuentre una bolsa con 25.000 dólares en un compartimento del tren. Él la encuentra y todo se pone en marcha".

Aparte de lo atractivo del guión y de interpretar a un personaje tan complejo, Neeson estaba encantado con la idea de volver a trabajar con Collet-Serra. "Me encanta trabajar con Jaume", dice el actor. "Le conocí hace seis o siete años cuando hicimos Sin identidad y encajamos. No analizamos los guiones en mucha profundidad, simplemente tenemos una muy buena relación de trabajo y cada vez que trabajo con él nuestra rutina mejora y se hace más íntima. Hace que mi trabajo sea más fácil y él dice que yo facilito el suyo, lo que es el mejor de los halagos para mi. Jaume es un cineasta de verdad, siempre está pensando en la película a gran escala y hacia dónde va la historia. Devora cine, lo ama y tiene un gran instinto para saber cómo va a salir una escena y cómo debe hacerse. Me recuerda mucho a Steven Spielberg. Confío en él plenamente, es muy, muy, muy especial".

El talento de Collet-Serra como director era obvio para todo el mundo. Su preparación meticulosa, su aproximación imaginativa hacia el cine y su habilidad para combinar los diferentes elementos para crear escenas de acción emocionantes impresionó a todos. El productor Alex Heineman cuenta: "Cuando tuvimos nuestra última reunión de producción, ¡parecía una lección de cine que de la Universidad Columbia! Como Jaume es tan meticuloso a la hora de hacer planes, fue capaz de mostrar a todo el equipo cómo cada una de las tomas de la película iban a desarrollarse. Fue muy impresionante. Todos los días cuando llegábamos al set, tenía un plan increíblemente detallado de cómo iba a lograr cada toma. Nuestro director de fotografía Paul Cameron fue genial y en todo momento fue un proceso sin interrupciones, a pesar de que nos enfrentamos a tomas muy exigentes a diario. Jaume confía mucho en su visión, no es un director que use más de dos cámaras. Sabe realmente qué tomas quiere y sabe cómo se va a montar la película".

El público ya tiene una muestra de la aproximación imaginativa de Collet-Serra con los títulos de crédito. Jaume Collet-Serra describe el reto creativo con el que lidió cuando se enfrentó a la hora de traducir el inicio de la historia en una narrativa visual que enganchara al público: "La película se llama EL PASAJERO (THE COMMUTER), que sugiere rutina y monotonía y en cierto modo esa rutina es el poder que tiene nuestro protagonista, Michael, en el sentido de que durante más de 20 años se ha estado levantando todos los días a las 6 de la mañana, ha esperado en el mismo andén, a la misma hora todas las mañanas, ha tomado el mismo tren al trabajo todos los días, y 12 horas después, a las 6 de la tarde, toma el mismo tren de vuelta. Es algo tan normal, tan común, algo que todo el mundo puede reconocer y con lo que todo el mundo se puede identificar".

"Una de las luchas que yo, como director, tuve fue cómo muestro esta rutina", continua Collet-Serra. "Obviamente, puedes hacer el típico plano de él saludando a otros pasajeros y el público tendrá la impresión de que se conocen, pero sólo con eso no se muestra lo monótono del trayecto. Así que me surgió la idea de empezar la película con un plano de cada día de la semana. Así que el primer plano es del lunes, el segundo del martes, etc. y los planos están montados de tal manera que lo único que cambia es el fondo, la ropa y el tiempo, pero su comportamiento es exactamente igual porque está haciendo lo mismo día tras día. Así que las imágenes se funden. Es una manera muy interesantes de empezar la película porque de forma inmediata el público siente que han estado con él durante un año cogiendo ese tren, día tras día. Para mí era importante empezar la película con una secuencia que nos pusiera, al público, justo en ese tren con Michael".

El productor Andrew Rona se sorprendió mucho la decisión del director: "Millones de personas van en tren al trabajo todos los días en Nueva York. La manera en que Jaume muestra la monotonía del trayecto diario, el hecho de que cada día te despiertas, te vistes, vas al trabajo, te subes al tren de ida y de vuelta, y que mostrara eso a lo largo de un año fue una idea inspirada. Visibiliza el paso del tiempo, cubriendo todo el año con las estaciones cambiando al otro lado de la ventana y con la ropa de los pasajeros, y mete al público de lleno en el mundo de Michael. En cuanto se acaban los créditos, la película pasa a ser a tiempo real. La película entera tiene lugar en un viaje de tren, ¡120 minutos!"

Collet-Serra tiene tres películas en su haber con espacios restringidos: Non-Stop (Sin escalas), Infierno azul y ahora EL PASAJERO (THE COMMUTER). Y las tres han conseguido llevar al público por caminos emocionantes de suspense, a pesar de los límites de sus localizaciones.

El productor Alex Heineman señala la desbordante energía que Collet-Serra inyecta a sus películas, a pesar de estar recluidas en una localización: "Jaume no desperdicia ni un segundo de un film. Sus películas tienen un gran ritmo y tienen tanto suspense, mantienen tanta tensión, nunca sabes qué va a pasar a continuación. Lo ves en Non-Stop (Sin escalas) y en Infierno azul, y lo ha llevado a EL PASAJERO (THE COMMUTER). Jaume en verdad es un Alfred Hitchcock actual: toma estos conceptos abstractos y los convierte en películas emocionantes. Sabe cómo poner a su protagonista en una situación que tendrá al público desconcertado, pensando cómo va a salir de ello, ya sea en Infierno azul con Blake Lively o Sin identidad y Non-Stop (Sin escalas) con Liam Neeson. Jaume es magistral creando suspense en torno a un personaje corriente".

Andrew Rona también habla de las similitudes con Hitchcock: "Hitchcock con frecuencia rodaba películas con un único set o películas que rara vez se salían de un set, por ejemplo La ventana indiscreta, La soga o Crimen perfecto. El concepto te permite pasártelo bien con los personajes porque no te tienes que preocupar constantemente de las localizaciones o cosas por el estilo. Jaume tiene una aproximación afín a esos thrillers de Hitchcock. Es un maestro moderno del suspense y las emociones".

A diferencia de Non-Stop (Sin escalas), que encerraba al público junto a los personajes en un avión durante toda la película, EL PASAJERO (THE COMMUTER) saca al público de la localización principal, el tren, al mundo exterior, al hogar de la familia del protagonista y a la oficina y bares: parte de la rutina diaria de Michael. Andrew Rona cuenta: "Hay una perspectiva más grande en esta película, no es un espacio tan cerrado, así que la acción da una sensación más realista. Pero en esencia sigue siendo una historia de misterio, hay muchos sospechosos y la historia sigue a Michael, intentando averiguar quiénes son los malos y qué es lo que quieren. Así que no sólo es un thriller de acción, también es un misterio y estás con Michael en tiempo real intentando averiguar qué pasa, y estarás preguntándotelo hasta el final".

EL PASAJERO (THE COMMUTER) supone la tercera colaboración entre Andrew Rona y Collet-Serra, así que no es sorprenderte que el productor haya viso cómo ha crecido y madurado el director como cineasta a lo largo de ocho años. "Conocí a Jaume en La huérfana", cuenta el productor Andrew Rona, "y estoy realmente impresionado con lo lejos que ha llegado como cineasta. Hizo un trabajo maravilloso con Sin identidad y Non-Stop (Sin escalas), elevando el material al usar ideas muy simples y hacerlas interesantes y conmovedoras. Con EL PASAJERO (THE COMMUTER) realmente muestra su personalidad. No puedo pensar en muchos directores en activo ahora mismo que puedan coger este tipo de material y hacer un thriller moderno y una película de acción y meterse de lleno y hacer algo realmente interesante y diferente con el material".

"EL PASAJERO (THE COMMUTER) es un thriller de acción", continua Rona. "Algunas de las películas a las que hacíamos referencia mientras hacíamos el film son El fugitivo y Speed: Máxima potencia, obviamente Non-Stop (Sin escalas), todo mezclado con un poco de Hitchcock y Agatha Christie. Es básicamente una película de "quién lo ha hecho", una película contenida en un tren. Pero tiene el rango y espectáculo enorme de una película de acción. Y como todos hicimos Non-Stop (Sin escalas), todos sentíamos presión extra para asegurarnos de no repetirnos. Realmente nos esforzamos para llegar a ideas nuevas y divertidas en cuanto a cómo hacer que el público se lo pasara bien".

Rona quedó particularmente impresionado por el modo de hacer cine de Collet-Serra. "Jaume contempla los guiones de una manera muy metódica", dice el productor. "Realmente los desmonta e intenta entender todo desde todos los ángulos. A cada personaje le da una historia de fondo con peso, él conoce sus motivaciones. Así que, cuando se trata de hacer una película, Jaume ha hecho toda la investigación y conoce todo sobre la película y podemos divertirnos al hacerla. Usa la cámara como si fuera un personaje más. Registra cada matiz, todas las cosas pequeñas que a lo mejor no percibes en el guión y añade otra capa. Así que no trata sólo de la acción y los personajes, sino más bien del ambiente y tono y el modo en que lo rueda".

Uno de los elementos clave para mantener el suspense al máximo fue asegurarnos de que el protagonista fuera alguien con quien el público pudiera identificarse. Al fin y al cabo, la narrativa se desarrolla desde el punto de vista del personaje central: el público se entera de lo que está ocurriendo a la vez que Michael.

Cuando llegó el momento de elegir al protagonista, Rona y Heinman sabían que sólo un hombre estaría a la altura: Liam Neeeson. "Liam en cierto sentido es un John Wayne contemporáneo", argumenta Alex Heineman. "También tiene algo de Jimmy Stewart. Jaume ha creado esta versión heroica de Liam, pero también ha dado con lo emotivo de Liam , así que es un personaje heroico y compasivo, y a la vez reservado. No hay muchos actores que puedan hacer cosas con su mirada. Pero Liam puede hacer cosas con una sola mirada, se le da de maravilla comunicar emociones con muy poco. Por eso encaja tan bien con estos thrillers, porque queremos mostrar más que decir. Jaume es un gran artista visual y con Liam siendo un actor tan genial, la combinación de esas dos cosas realmente da vida a la película".

Andrew Rona cree que es la empatía de Neeson lo que hace que al público le encante verle en este tipo de papel: "Me encanta trabajar con Liam", dice el productor. "Es muy relajado y un gran profesional, y se compromete de verdad con la película. Hay muy pocos actores hoy en día que realmente puedan cargar con el peso de una película como ésta, pero Liam tiene esa cualidad simpática única, es viril pero empático, e inmediatamente te importa el personaje que interpreta. EL PASAJERO (THE COMMUTER) en gran parte se basa en una cámara siguiéndole todo el tiempo, casi en tiempo real, así que está en pantalla prácticamente todo el tiempo. Eso significa que al público le tiene que importar el personaje".

Jaume Collet-Serra estaba emocionado con la idea de volver a trabajar con Neeson y, a pesar de que EL PASAJERO (THE COMMUTER) es su cuarta colaboración, el director todavía se sorprendía a diario con el talento del actor. "Liam no puede hacer nada mal", dice el director. "Es un actor increíble. En cada película que he rodado con él me siento como un chiquillo en Navidad durante el primer día de rodaje, esperando a ver qué personaje me va a mostrar. Tiene al personaje tan formado desde la primera toma del primer día, y puedo ver sus particularidades, sus ojos. Conozco cada detalle del rostro y comportamiento de Liam obviamente, pero todavía me sorprende que en cada película sea capaz de cambiar completamente y crear nuevos personajes con pequeñas sutilezas".


¡Todos abordo! El reparto
Junto a Liam Neeson hay un reparto conformado por un grupo diverso de actores internacionales, desde talentos establecidos a estrellas emergentes. El papel clave de Joanna está interpretado por Vera Farmiga, que protagonizó la película de terror de Collet-Serra La huérfana. Al final de su último día en la oficina, Michael se sube al tren, preparado para ver a su familia y admitir que le han despedido y que la familia se enfrenta a la bancarrota. En el asiento enfrente al suyo se sienta una mujer, que no es una de las pasajeras habituales a la que Michael suele saludar. Se presenta como Joanna y no tarda mucho en hacerle una extraña oferta: le han robado algo en el tren y ella necesita ayuda para encontrarlo. Si acepta ayudarla, recibirá una generosa recompensa.

Farmiga se acuerda de cuando le propusieron el proyecto: "Jaume me mandó un email preguntándome '¿Quieres pasar un rato en un tren con Liam Neeson?' y yo le contesté 'Pensé que jamás me lo pedirías… Pero, ¿tengo que pagar mi viaje?'" explica. "Lo que me llamó la atención de esta película es que es un relato moral", dice la actriz. "Para mí, es como El hombre que vendió su alma pero en versión thriller de acción trepidante, y eso me encanta. Me encantó que EL PASAJERO (THE COMMUTER) disfrazara un relato moral como una película de acción. Michael llega a un acuerdo faustiano con esta mujer misteriosa y, una vez que ha aceptado, la película muestra su profundo arrepentimiento. Joanna es el catalizador, una provocadora que le tienta, le dirige y le manipula".

Interpretar un papel como éste hizo que Farmiga estirase sus músculos de actriz. "Quería dar al personaje de Joanna una especie de malicia sobrenatural", dice. "No la veo como una tipa buena o mala. La veo como un avatar del vicio y la virtud. Para mi, ella está agitando literalmente a este hombre y su existencia mundana. Todos llegamos a momentos determinantes en los que tenemos que elegir entre lo ético y nuestras necesidades, y ella es la que le pone en esa situación. No creo que sea el demonio; de hecho, Jaume dijo: 'No, ¡es Dios!'"

Farmiga estaba ilusionada con volver a trabajar con Collet-Serra, a quien no había visto desde que colaboraron en La huérfana. "Retomamos contacto como si nada", cuenta. "Tengo una relación laboral muy afectuosa con él. Lo que hace que sea tan único como director es que se pone detrás de la cámara y es visible todo el tiempo, está ahí contigo. Así que, incluso si la película es gigante con una producción enorme, parece que estamos haciendo una película doméstica con una cámara en mano. Hace que el rodaje sea un proceso tan íntimo".

Por su parte, Collet-Serra sabía que iba a estar totalmente a la altura de Liam Neeson. "Me encanta Vera", dice. "Tuvimos una experiencia maravillosa con La huérfana, y he querido volver a trabajar con ella desde entonces. Y quería trabajar con Vera y Liam a la vez, así que cuando llegó este personaje ella fue la única a la que llamé. Le supliqué literalmente para que lo hiciera y ella elegantemente aceptó e hizo un trabajo maravilloso, obviamente".

"Consigue llenar escenas, que básicamente son expositivas, con personalidad y energía de una manera que parece tan fácil", cuenta. "Fascina a la cámara y, a través de la cámara, al público. Verla junto a Liam ha sido lo más divertido que me ha ocurrido en mucho tiempo".

Desde luego, Farmiga también encontró que trabajar con Neeson fue uno de los grandes placeres de hacer esta película. "No conocía a Liam antes de esta película", dice Farmiga. "Liam era un mito, ¡era una leyenda! Es la elegancia personificada. Es todo lo que me imaginaba, es fuerte, es seguro, es amable, es abierto. Es tan cálido y es muy curioso; es muy tierno pero es grande como un roble. Simplemente quieres rodearle con tus brazos y subirte a él como si fuera un gran árbol y colgarte. Es ese tipo. ¡Es maravilloso!"

Neeson también elogia a Farmiga: "Vera interpreta a un personaje misterioso y es una actriz tan maravillosa que nunca estás seguro de si lo que muestra es todo lo que hay", dice. "¿Es una policía? ¿Es del FBI? ¿Es mala o qué? Se expone muy, muy poco. Siempre ha sido una actriz con la que he querido trabajar".

El productor Andrew Rona coincide: "Tenemos mucha suerte con Vera Farmiga interpretando a Joanna. Vera tiene un gran talento y es increíblemente versátil, así que ha interpretado a personajes buenos y malos. Aporta eso a la interpretación de Joanna, que es una manipuladora, es la que tira de los hilos. Tiene un gran nivel de detalle en su interpretación, no sabes si es buena o mala. Y es muy importante para la película que no sepas muy bien dónde se ubica".

Para el reparto, Jaume Collet-Serra tenía mucho interés en tener una representación de la sociedad. Los trenes de Nueva York van de las áreas suburbanas al centro de la ciudad, llegando hasta el distrito financiero. A lo largo del camino recogen a todo tipo de personas, de cada estrato de las sociedad y, como no hay primera clase, todos los pasajeros se mezclan. Eso inspiró a Collet-Serra. "Tomé el tren e hice el recorrido que sale en la película", cuenta. "Pude ver representada a toda la sociedad, y la película tenía que reflejar eso. Era muy importante que Michael fuera alguien que pertenece a distintos mundos, trabaja en el distrito financiero pero es un hombre de verdad, que probablemente venga de la clase trabajadora y haya luchado toda su vida para darle a su familia la mejor vida posible. De repente, se encuentra sin trabajo y en la pila de personas desechadas. Y en el tren camino a casa está con un montón de extraños que también tienen sus dramas personales, grandes o pequeños. Todos comienzan como extraños pero hacia el final hay una sensación real de comunidad entre todos, y era muy importante para mi terminar de ese modo".

Lo variado del reparto también era una manera crucial de conectar con el público. "Fue clave que todos pudiéramos reconocer algo nuestro en los personajes", explica Collet-Serra. De cientos de personas en el tren, la mayoría son personas normales que resultan ser testigos inocentes. Solicita la ayuda de unos pocos que le apoyan y en los que tiene que confiar. Uno es Walt (Jonathan Banks), un compañero viajero, otro es Tony (Andy Byman), un tipo normal de Nueva York que siempre está en el tren y que deja su móvil a Michael. De otros sospecha, como la estudiante universitaria Gwen (Florence Pugh). Está Dylan (Killian Scott), un joven con un tatuaje que Michael reconoce vagamente, Vince (Shazad Latif), un hombre de Wall Street, Jackson (Roland Moller), un rudo trabajador en construcción, Oliver (Kobna Holdbrook-Smith), un hombre de aspecto cansado con una guitarra, y Sam (Colin McFarlane), el conductor del tren.

Collet-Serra vio el potencial para intensificar la tensión introduciendo aspectos misteriosos en algunos de los compañeros de tren de Michael, que pueden o no ser parte de la conspiración que le rodea. "Quería que la película tuviese muchos pequeños misterios", dice, "de modo que, cuando conoces un nuevo personaje, no estás seguro de por qué están en el tren o qué está en su bolso o por qué actúan de la manera en que lo hacen. Son personajes completos, así que te importa lo que piensan o lo que hacen. Era muy importante que se mantuviera nuestro interés en ellos a lo largo de la película para que el final fuera mucho más satisfactorio".

El reparto se compone de una mezcla de talentos establecidos y estrellas emergentes, liderados por el australiano Sam Neill, el danés Roland Moller, la inglesa Florence Pugh, Kobna Holdbrook-Smith de Ghana y Reino Unido y la española Clara Lago; junto a los americanos Patrick Wilson, Elizabeth McGovern y Jonathan Banks.

Patrick Wilson interpreta a Murphy, el antiguo compañero del departamento de policía de Michael. Fue fácil persuadirle para que se uniera al proyecto. "Liam Neeson fue la primera razón por la que quise hacer la película", dice Wilson, que co-protagonizó junto a Neeson El equipo A. "No conocía a Jaume Collet-Serra, pero Vera Farmiga es una buena amiga y me dijo que era el mejor, así que fue una decisión fácil". Fue la generosidad de Neeson, como persona y como actor, lo que hizo que trabajar en el film fuera un placer para Wilson. "El resurgimiento de Liam como una estrella de acción viene del hecho de que tiene un alma tan generosa", dice Wilson. "Cada personaje que interpreta, estás de su lado. Siempre quieres que su personaje salga exitoso de lo que sea en lo que está metido. Lo que me encantó de esto es que queda inmediatamente claro que Michael ha perdido mucho y no está en un buen lugar y está intentando enfrentarse a su futuro como un hombre de 60 años".

El reparto era una mezcla tan pluri-nacional que hizo que la experiencia fuera mucho más rica, dice Jaume Collet-Serra. "Es difícil hacer una película en un país distinto al que se supone que tiene lugar. Rodamos EL PASAJERO (THE COMMUTER) en el Reino Unido, así que tuvimos que traer a algunas personas de Estados Unidos, pero la mayor parte del reparto son ingleses con acentos neoyorkinos impecables. Encontrar un grupo de actores emergentes fue muy divertido, algunos de ellos ya están embarcados en papeles más grandes en producciones más grandes, pero realmente disfruté trabajando con este magnífico reparto".


Construir el tren: Sets y localizaciones
Con el reparto establecido, el rodaje de diez semanas empezó en platós de sonido en el estudio inglés internacionalmente reconocido Pinewood Studios, con el trabajo de localización teniendo lugar en Longcross en Surrey, que hacía del estado de Nueva York.

Como la película, casi en su totalidad, tiene lugar en un tren en movimiento, el director Jaume Collet-Serra y sus colaboradores tras la cámara se encontraron con dos grandes retos: uno, cómo hacer que la historia fuese visualmente interesante con un fondo que a penas cambia a lo largo de la película y, dos, cómo enfrentarse a la logística del rodaje. "El cómo hacer que la película fuera visualmente atractiva era un reto para mi", dice Collet-Serra. "Los trenes pueden ser muy aburridos en cine, pero el Hudson North es un tipo de tren viejo y es un poco más interesante estéticamente. Hace mucho ruido y tiene un sistema de tickets muy arcaico, que hace que los pasajeros tengan que picar los billetes en una máquina según se suben, y eso me pareció fascinante. Lo que también fue de ayuda fue que la ruta del tren pasa de túneles subterráneos y las plataformas de Grand Central al Bronx, al Río Hudson y al canal antes de abrirse al exterior cuando deja la ciudad. Así que hay muchos tipos de luz y fondos con los que podíamos jugar visualmente".

Collet-Serra sabe mucho acerca de las ventajas y desventajas de rodar en transporte público en general y, en particular, del traqueteo. Las películas del director han estado ambientadas en aviones (Non-Stop (Sin escalas)), en el metro y tren alemanes (Sin identidad) y en trenes americanos (Una noche para sobrevivir). Esa experiencia le ha enseñado que rodar en un tren real no es buena idea y la única manera realista de rodar es usando sets en un estudio.

Como explica el productor Andrew Rona: "Como es de esperar, la Autoridad Metropolitana de Transporte no quería que rodásemos en sus trenes, usar su maquinaria o rodar en Grand Central. Tuvimos que construir absolutamente todo".

El diseñador de producción Richard Bridgeland cuenta: "Uno de los productores dijo 'Es sencillo. Sólo es un tren.' Entonces supe que íbamos a rodar en un estudio en el Reino Unido, a pesar de que la historia se ambienta en Nueva York y que el tren viajaba a través, y paraba en, varias estaciones del estado de Nueva York antes de llegar a la estación Grand Central. Supe que iba a ser una labor extremadamente compleja".

Pero Bridgeland estaba seguro de una cosa: el tren y el set tenían que ser absolutamente creíbles. "Mis primeras conversaciones con Jaume trataban de que tenía que ser absolutamente auténtico", dice el diseñador. "Esta película sólo funcionaría si el público realmente creía en el mundo que estábamos creando. Intentamos evitar acabados fílmicos embellecidos tanto como pudimos, el tren tenía que estar un poco roñoso, como un tren real de Nueva York. Fui a un desguace de trenes en Ohio, justo a las afueras de Cleveland, donde van a parar estos trenes metropolitanos, así que pude ver los asientos, los acabados, etc. Eso aportó toda una capa de autenticidad a mi diseño".

La experiencia previa de Bridgeland colaborando con Collet-Serra fue de gran ayuda cuando diseñaba el set. "Sabía, al haber trabajado antes con Jaume en Sin identidad, que le encanta usar la cámara", explica, " que es un creador de tomas. Piensa mucho sobre cómo puede hacer escenas que sean tomas únicas. ¡Diseñé un set que era tenía unas dimensiones de más de 250 metros cuadrados y más de 3 metros de alto! Ese era el espacio que tenía disponible, lo cual supuso todo un reto. También quería que la cámara fuera desde dentro del tren al exterior y hacerlo sin cortes".

Armado con esta información, el primer cometido de Bridgeland fue diseñar y, después, construir un set preciso en el escenario en Pinewood Studios. Los trenes de corta distancia de Nueva York normalmente tienen seis o siete vagones, que miden entre 20 y 25 metros de largo. Obviamente, construir un set de tal magnitud era imposible, así que los cineastas decidieron hacer un vagón y medio y rodearlos de pantallas azules.

Se construyeron con paredes sólidas, ventanas y puertas, lo cual permitió que el tren se pudiera mover arriba y abajo y de lado a lado para simular la marcha del tren y para poder filmar desde dentro y desde fuera. Dentro del vagón se colocaron asientos a cada lado de un pasillo central. El set resultante pesaba unas 30 toneladas. Para asegurarse de que se moviera de manera realista durante el rodaje, el set se montó sobre un juego enorme de ruedas sobre una pista. En medio del tren había un cilindro hidráulico, que lo agitaba hacia delante y hacia atrás como en un tren real. Para acentuar la sensación de movimiento, que es muy difícil de retratar en cámara, las cosas que hay sobre las mesas y asientos se mueven con el tren y las puertas se abren y cierran. Otro truco ingenioso fue dar la sensación de que el tren giraba en curvas, haciendo que el vagón adjunto apareciese y desapareciese al otro lado de las ventanas.

El set del tren era modular, de modo que podía desmontarse pieza a pieza cuando fuese necesario. Eso significaba que cualquier día del rodaje, el tren se podía desarticular y cada pieza – medio vagón o una sección de vagón o el final del vagón – se podía montar en plataformas independientes para el rodaje del día. Este sistema también supuso que la grúa de la cámara podía surgir de una ventana o pasar por una pared que se desmontaba y, con un movimiento, mostrar el exterior del tren. El haber evitado efectos visuales para este tipo de escenas da una nota de autenticidad.

"Queríamos construir todo lo que pudiésemos para que fuera real delante de la cámara, para que diera la sensación más realista posible", explica Bridgeland. "También fue de mucha utilidad para los actores porque podrían moverse por el tren, y el tren prácticamente olía como un tren metropolitano de Nueva York".

El equipo preparaba el vagón acorde con el plan de rodaje del día, con los actores y extras en los asientos correspondientes. La logística para asegurarse de la continuidad, para que el set pareciese igual en cada vagón que sale en la película, puso a prueba las habilidades de cada uno, Jaume Collet-Serra incluido. "Fue muy complicado desde el punto de vista del director porque cada día llegabas y te sentías confuso", ríe el director. "Dices: 'Vale, ¿qué vagón toca hoy? ¿Vamos en qué dirección? Y, ¿dónde me siento?' Así que tenía que tener un plan muy claro para toda la película. Tenía un plano de cada uno de los vagones, que me decía dónde se sentaba cada persona, por dónde se movían y diseñaba los movimientos de Liam para cada escena, de manera que al comienzo todos tenían claro qué iba a ocurrir ese día. Algunas veces era más complicado aún porque rodabas una escena un día con un actor saliendo por una ventana del vagón 1 y le rodabas entrando por una ventana en el vagón 2 una semana después y todo se rodaba en el mismo set, pero desde una perspectiva distinta. Eso exigió mucha preparación".

Bridgeland era muy consciente de que rodar en un set también iba a tener un impacto en la iluminación además del diseño. "Uno de los mayores retos fue conseguir que el movimiento del tren fuera auténtico, porque la manera en que entra la luz a través de la ventana cambia en función de cómo se mueva el tren. Queríamos que la cámara permaneciese en el set y no tener que recurrir a ese recurso tan contemporáneo de cámara en mano. Jaume también quería tomas elegantes y fluidas a lo largo del tren. Eso significó que una de las primeras cosas que tuve que contemplar fue cómo podríamos introducir una plataforma para la cámara sin usar techos de pantallas verdes que lo luego tendríamos que borrar, pero que pudiera funcionar con el techo real del tren". Para asegurar que el set fuera completamente realista y permitir que la cámara se moviera de manera independiente a través del tren, Bridgeland creó una plataforma que se montó a través de la unidad de aire acondicionado, que iba por railes a través de la unidad. La plataforma se podía mover de lado a lado y hacia arriba y hacia abajo. "De este modo fuimos capaces de tener algunos planos muy elegantes, y la cámara podía girar 360 grados y siempre resultaba invisible", dice Bridgeland.

Jaume Collet-Serra estaba maravillado con lo que crearon el diseñador y su equipo para que la cámara pudiera moverse sin interrupciones, dadas las restricciones espaciales y las exigencias estéticas con las que se encontraron: "Como estábamos en un escenario y teníamos que poder moverlo físicamente, el set del tren tenía que ser de metal y eso hacía que fuera muy difícil quitar las puertas y ventanas y paredes si queríamos rodar a través de los pasajeros en el pasillo", dice el director. "Así que con la plataforma escondida en raíles en el techo y todo gestionado por control remoto, la cámara podía moverse por su cuenta. Teníamos a dos hombres controlando la cámara: uno manipulaba los movimientos abajo arriba y el otro los de lado a lado. De esa manera se reducía al mínimo las personas del equipo que estaban dentro del tren y el espacio no estaba demasiado abarrotado para los actores".

Además de tener que crear el tren y su interior, los cineastas tenían que asegurarse de que lo que ve el público a través de las ventanas y en las paradas fuera completamente realista y fiel a la realidad. No fue posible usar paradas de tren británicas porque son tan diferentes en su diseño a las americanas, así que el equipo construyó réplicas de las estaciones en Pinewood. Grand Central, la parada de la calle 86, de la calle 110 y de la calle 125 se construyeron, mientras que las estaciones de Tarrytown y Cold Spring se filmaron en estaciones reales del sur de Inglaterra, decoradas correspondientemente.

La experiencia de Bridgeland en producción teatral fue de gran utilidad. "Traté todo como si fuera un gran escenario de teatro", explica. "Teníamos una gran cortina azul colgando fuera de las ventanas, detrás construimos el set de la estación. La cortina nos permitía cambiar y acondicionar la estación para que estuviera preparada para la siguiente toma. Uno de los grandes retos fue que el andén sólo tenía la longitud de un vagón porque no había más espacio en el estudio para algo más grande. Así que usé espejos enormes a los lados para extender visualmente los andenes".

El que la película discurra en un tren también presentó otros retos en cuanto a la iluminación. Como el tren está a nivel del suelo, moviéndose a diferentes velocidades y parando, el público tiene que ver lo que hay al otro lado de las ventanas. "Cuando hicimos Non-Stop: Sin escalas, pudimos bajar las cortinas del avión sin más e incluso si no estaban bajadas, lo único que veías era el cielo", comenta Collet-Serra. "Pero en esta película, tuvimos que asegurarnos que hubiera una interacción real entre cada luz y cada sombra que se refleja en las superficies y en las caras de los actores en el tren. Eso supuso mucho trabajo".

Fue de gran ayuda que Paul Cameron, uno de los mejores directores de fotografía del mundo, fuera parte del equipo. Bridgeland y Cameron colaboraron estrechamente desde el principio, diseñando el vagón de manera que la luz que entrase a través de las ventanas fuera absolutamente realista y asegurándose de que, cuando el tren viajaba de manera subterránea, hubiera suficiente luz como para que los interiores no fueran demasiado oscuros. "Acabamos metiendo luces en la parte superior de los marcos de las ventanas, cosa que no se da en trenes reales pero que funcionó muy bien", dice Bridgeland. "También tuvimos una serie de luces a lo largo del lateral para que pudiéramos tener una luz a tres cuartos. La luz que iba en la parte superior se tuvo que colocar de una manera muy precisa con respecto al diseño pero también con respecto al esquema de luces de Paul. Es el set más técnico que he construido, porque todas estas facetas diferentes de iluminación y movimiento y movimiento de cámara y grúa de cámara se tuvieron que contemplar".

El trabajo extraordinario de Bridgeland y su equipo impresionó tanto al equipo como al reparto. Para Liam Neeson, estar en el set tenía connotaciones personales. "El tren en la película pasa al lado de mi casa en el Estado de Nueva York, así que he viajado en este tren muchas, muchas veces a lo largo de los últimos 20 años", cuenta el actor. "Sólo teníamos un vagón y medio, así que era muy complicado estar al tanto de en qué vagón íbamos a rodar cada día. Tenían que hacer las veces de todos los vagones del tren y alterarse consecuentemente. Y el set de la estación tenía que cambiarse para cada una de las paradas que sale en la película y no sé cómo lo hicieron, pero el departamento de arte hizo un trabajo fantástico hasta el último detalle, por ejemplo incluyendo envoltorios de McDonalds aplastados en cubos de basura rebosantes".

El productor Andrew Rona está de acuerdo: "Fue una película tan interesante de rodar", dice. "Estábamos haciendo un film ambientado en un tren en Nueva York, pero la rodamos en los estudios Pinewood y Longcross en Londres. El tren permanece en el mismo sitio, pero movemos las estaciones. Así que fue casi como una producción teatral, ¡con los fondos cambiando! Construimos los andenes y los decoramos para que reflejaran la estación que tocase y, ¡todo estaba ocurriendo en el mismo sitio! Fue un auténtico reto".

"De una manera extraña, es un viaje al pasado", continua, "porque cuando hacían una película como Extraños en un tren, por ejemplo, no usaban un tren real; lo rodarían con una proyección de fondo en un estudio. Estamos haciendo lo mismo pero con una tecnología mucho más avanzada. Pero es la misma aproximación: construimos un vagón y medio en Pinewood que podemos mover y manipular; y a nuestro increíble director de fotografía, Paul Cameron, se le ocurrían unos patrones de iluminación fantásticos para hacerlo interactivo, hacer que sientas que realmente estás en este tren real. Lo que estábamos haciendo en el set del tren nunca se podría haber hecho en la realidad, simplemente hubiera sido demasiado peligroso. Pero cuando la gente vea la película, pensarán que la rodamos en un tren en marcha real. Pero nada es real. ¡Y eso es lo que tan emocionante!"

Un elemento crucial para maximizar la tensión de la película fueron las escenas de lucha. El coordinador de dobles de acción Mark Vanselow ha trabajado 16 veces con Neeson, así que entre ellos han perfeccionado su comunicación, lo que supuso, según el productor Andrew Rona, que "hay un nivel real de confianza y fuimos capaces de ir más allá de los límites del trabajo de acción porque Liam confía plenamente y tiene absoluta fe en el equipo del rodaje".

Vanselow añade: "El haber trabajado juntos con tanta frecuencia antes tiene algo de bendición y algo de desventaja. Cada vez que nos juntamos lo único que queremos es crear algo nuevo y que surja del personaje y de la historia. Eso es divertido y complicado, que no sea la misma secuencia de acción todo el tiempo. Tuvimos algunos retos muy interesantes del director, Jaume Collet-Serra, en cuanto a cómo hacer que fuera interesante en un tren".

Obviamente, el espacio reducido y la estética uniforme de la localización principal, el interior del tren, creó otra dimensión a los retos con los que se encontraba Vanselow. "Cada escena de lucha tiene lugar en una parte diferente del tren y en algunas el tren está en movimiento y en otras estacionado, para hacerlo más interesante", dice. Hizo que estar pendiente de la continuidad fuera mucho más difícil para el equipo de dobles de acción y todos los demás, pero visualmente es mucho más impresionante".

Una preocupación constante de Vanselow es hacer que lo que hace el personaje de Neeson sea plausible: "Intentamos hacer algo realista, que sea algo que un ser humano real sea capaz de hacer. Hay un montón de películas de superhéroes maravillosas, donde las personas vuelan aquí y allá, pero ésta es una película de un hombre corriente y se basa en el personaje de Liam. Fue poli, pero hace mucho, mucho tiempo, así que es un tipo que tiene que lidiar con esta situación de una manera realista. Coreografiamos las peleas para que encajaran con el tamaño y el físico de Liam, que mide 195, y con la personalidad y físico de los actores con los que interactúa. En cierto sentido, estábamos creando un diálogo trepidante entre los personajes. Liam es increíble, realmente se esforzó para que el público le viese a él, no a un grupo de dobles de acción".

Neeson se lanzó a las escenas de lucha con gusto. "No hago mis escenas de acción, dejo eso en manos de los expertos, pero me encantan las peleas. Practicaba y practicaba con Mark y con los dobles, cuando acababa la jornada de rodaje y era muy divertido, tienes que hacerlo, sino te haces daño. Exige cierto nivel de preparación, así que iba al gimnasio 45 minutos todas las mañanas antes de ir al set, pero eso era parte de la diversión".

"Lo genial de Liam es que no deja de decir que se está haciendo demasiado mayor para hacer estas películas de acción", dice Rona, "Y yo sigo diciéndole '¡No! Todavía te quedan muchas más'. Clint Eastwood sigue haciéndolo, y es mucho más mayor que Liam. Liam se preocupa mucho por hacer que sea creíble, que la acción sea creíble, que pueda realmente hacer lo que mostramos, que el público no lo vea con incredulidad. Realmente quiere que el público crea que es él el que lucha. Y lo es. Entrenó muy duro. La coreografía de las peleas con Mark ha sido muy compleja y ha llevado mucho tiempo y Liam realmente dedicó todo ese tiempo, levantándose a las cuatro de la mañana, yendo al gimnasio, rodando todo el día y, después, entrenando con los dobles por la noche. Estoy realmente maravillado con su energía y su ética laboral".

Hacer películas consiste en provocar reacciones emocionales en el público y eso es precisamente lo que esperar lograr Collet-Serra con EL PASAJERO (THE COMMUTER). "Si mis películas tienen algo en común es el hecho de que cuando te agarro estás ahí conmigo y, ¡no te dejo escapar hasta el final!" dice. "Espero que ésta haga lo mismo. Es parecida a mis otras películas, pero una de las razones por la que la quería hacer era para demostrarme a mi mismo que básicamente podía tocar la misma melodía y hacerla completamente diferente. Fue un reto hacer una película similar de un modo totalmente distinto, sacar cosas completamente distintas de ella, temas completamente diferentes, pero tener una experiencia similar de no saber qué va a ocurrir mientras los personajes transmiten emoción real".