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Algo celosa cartel reducidoAlgo celosa(Jalouse)
Dirigida por David Foenkinos, Stéphane Foenkinos
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Comedia de los hermanos David y Stéphane Foenkinos ("La delicadeza"). Protagonizada por Karin Viard ("Cena de amigos", "La Familia Belier"), ofrece una visión sarcástica y divertida sobre los efectos de los celos y, a la vez, un afilado y emotivo retrato femenino.

Karin Viard nominada al Premio Cesar como Mejor Actriz Protagonista.


Han dicho
"El éxito de esta película co-escrita y co-dirigida por los dos hermanos Foenkinos, mordaz pero impregnada de solidaridad femenina" - Telérame

"La honestidad de la película consiste en plantear problemas sin resolverlos realmente, inculcando una innegable ansiedad nunca negada" - Le Monde

"Karin Viard lleva su humanidad tragicómica a un personaje femenino al borde de una crisis nerviosa" - Premiére

"Parece que está hecha en su totalidad para el talento de Viard" - The Hollywood Reporter


Entrevista a David y Stéphane Foenkinos

P: ¿De dónde provino la idea de la película?

R: Tras La delicadeza, queríamos realizar otro retrato de mujer basado en el encuentro con una actriz, un personaje al que seguiríamos desde el momento en que se ve asaltada por muchas dudas. Una “mujer al borde de un ataque de nervios” era con mucho nuestro punto de partida. Ella no ve sino felicidad y éxito en torno a ella. La felicidad de los demás “restregada en mi rostro”, como le dice a su médico. Para empezar, nos concentramos sobre todo en la relación entre madre e hija. Es duro contemplar la belleza y la gracia emerger, llena de un futuro prometedor, justo cuando tu vida parece declinar. Gradualmente, decidimos extender el tema a todos en la vida de Nathalie. Su malestar se hace universal.


P: ¿Qué les atrajo hacia este tema?

R: A fin de cuentas, envidiar a los otros es tabú, no poder soportarlos porque sus vidas parecen mejores, más completas. Y todavía está más prohibido si ello implica a tus propios hijos. Nos sentimos tremendamente atraídos hacia ese escandaloso aspecto. Y más allá de la vertiente social o psicológica, también vimos el potencial cómico de la cuestión. Reír mientras uno se tapa la vista y se dice: “¡No puedo creérmelo! ¡No será capaz de hacerlo!” También eso resulta muy gratificante para un guionista y director.


P: ¿Cómo estructuraron la narrativa?

R: Imaginamos la película en tres partes. La primera era la emergencia de la crisis, con una sucesión de actos cada vez más terribles y unas reacciones crecientemente impredecibles. A continuación, el drama central: un acto definitivo y violento que se sale de madre. Luego, en la tercera fase, seguimos a Nathalie mientras trata de reparar el mal hecho; se trata de cualquier cosa menos de una redención, sino más bien de una aceptación.


P: ¿Cómo creó el personaje de Nathalie, esta madre celosa?

R: Nathalie da muestra de una increíble inventiva cuando se trata de rechazar a los otros. La primera escena con los vecinos es un ejemplo. Creemos que encarna la mezquindad con una sonrisa. Pero actúa así sin premeditación. Se dice a sí misma: “Actuó impulsivamente, y después lo lamento.” Uno de sus principales motivos está en su auténtico sufrimiento, que hace de ella toda otra persona, tanto en su mezquindad como su anhelo por ser perdonada.


P: ¿Cuál fue su modo de trabajar juntos durante el proceso de preparación?

R: Hablábamos mucho. Nos preguntábamos acerca de la psicología de los distintos personajes, incluso de aquéllos que aparecen fugazmente. Reflexionábamos acerca de su modo de actuar o de reaccionar. Lleva tiempo desarrollar a los personajes.


P: ¿Cómo describiría el tono de la película? ¿Es una comedia? ¿Un drama?

R: Digamos que habla de la crisis de una mujer, con situaciones por entero hilarantes, y otras graves o desesperadas. Queríamos que el tono cambiara continuamente de la comedia al retrato íntimo. La clave está en la autenticidad psicológica, incluso en los momentos más perturbadores. El tono se halla en algún lugar entre ¿Qué hacemos con la abuela? y Una mujer bajo la influencia. Es todo un amplio abanico.


P: ¿Cuándo pensó en Karin Viard para el papel de Nathalie?

R: Se escribió la película pensando en Karin. Obviamente, temíamos que ella declinara, dada la personalidad extrema del personaje. El hecho de que aceptara inmediatamente entusiasmada con el papel fue muy alentador. Desde el mismo comienzo, nos dijo que no nos reprimiéramos.


P: ¿Y cómo dieron con la sorprendente Dara Tombroff, que encarna a Mathilde?

R: El verdadero reto, una vez Karin a bordo, estaba en encontrar la rara perla que encarnara a la hija: una bailarina clásica de muy alto nivel que tenía que ser no sólo bella sino que también pudiera interpretar comedia. Hubo un largo periodo de audiciones por toda Francia y en el extranjero. Vimos cerca de 300 chicas. Dara es una bailarina de la Ópera de Burdeos, y fue a por el papel sin realmente esperar que se la escogiera. Tan pronto como la vimos, estuvo claro. Lo que resulta sorprendente en lo que concierne a esta historia es que ella decidió abandonar la danza; subconscientemente estaba buscando reinventarse. Decida lo que decida, todo una nueva carrera se abre ante ella.


P: La mejor amiga, interpretada por Anne Dorval, ofrece un interesante contrapunto para el personaje de Karin Viard. ¿Qué pensó de las actrices cuando las vio actuar juntas?

R: No es necesariamente un contrapunto. Más bien resulta una víctima colateral del comportamiento de Nathalie. Queríamos evitar a toda costa el síndrome “amiga encantadora”, que a menudo se usa para mostrar a la heroína de manera positiva. Por el contrario, buscábamos posicionarla frente a una amiga que pasa por un mal momento. Y peor aún, una amiga que se está tornando maliciosa. Es un tema complejo. ¿Sales corriendo? ¿Te quedas y tratas de ayudar? El personaje de Sofía se pregunta todo esto, y decide ayudar a Nathalie, pese a todos los ataques de que es objeto. Permanecer fiel a su amiga pase lo que pase, incluso en los peores momentos; quizá ésa sea la definición real de amistad. A este respecto, deviene la roca a la que el espectador puede asirse para identificarse con la historia. Admiramos mucho a Anne Dorval, era maravilloso que aceptara el papel. Inyectó al personaje una intensidad increíble.


P: ¿Qué hay de los otros papeles?

R: Thibault de Montalembert apareció en nuestro primer corto. Y Bruno Todeschini dio vida a un tipo maltratado en La delicadeza. Así que ambos tienen lazos con nuestros filmes previos. Su fe renovada en nosotros y su generosidad de espíritu reconfortó nuestros corazones, y fue un placer trabajar con ellos de nuevo. Anaïs Demoustier fue un sueño como Mélanie. Era necesaria una gran actriz que dejara trazo frente a Karin en sólo unas pocas escenas. Esa escasez nos frustró tanto que ¡estamos planeando realizar un spin-off basado en Mélanie Pick!! De verdad que nos encantó Corentin Fila en la cinta de Téchiné, Cuando tienes 17 años, y no decepcionó. Es un actor sutil y preciso, uno de los más prometedores de su generación. Y el papel de Isabelle se escribió para Marie-Julie Baup, que ya nos gustó en los escenarios, y que estaba maravillosa como la madrastra que actúa estúpidamente.


P: ¿Cómo se desenvuelven ustedes en el plató? ¿Qué se aportan el uno al otro?

R: Lo más importante cuando hay dos directores es que compartan la misma visión. Trabajamos mucho eso antes del rodaje, particularmente con el director de fotografía, Guillaume Deffontaines, cuyo trabajo admirábamos en la película de los hermanos Larrieu, y más recientemente en La alta sociedad. En el plató, echamos mano de este trabajo preparatorio y alcanzamos a tener el mismo enfoque. Miramos cada toma, y estudiamos cómo poder perfeccionar las cosas o mejorarlas para conseguir lo que queremos. Somos afortunados de ser complementarios, ya que no vemos las mismas cosas.


P: ¿Qué aprendieron en su primera experiencia cinematográfica, y en qué modo ello influyó en este rodaje?

R: Un primer largo deviene muy difícil, con todo y haber hecho un corto y estar bien preparados. Hemos disfrutado más en la realización de este segundo film. En primer lugar porque no lo hemos hecho precipitadamente. Los seis años entre La delicadeza y Jealous nos han permitido crecer en nuestras respectivas carreras antes de, fortalecidos, juntarnos de nuevo. Asimismo, encontramos algunos socios preferentes como Éric y Nicolas Altmayer, nuestros productores (también hermanos). De tal modo que llegábamos al plató con enormes ganas de rodar juntos de nuevo. La experiencia en nuestra primera película fue decisiva en lo tocante a entender el ritmo de les escenas y pensar la película como una totalidad. Y acaso en tomarse el tiempo para buscar lo que realmente necesitábamos y así evitar todo reproche. Jealous está muy cerca de la cinta que teníamos en mente.


P: De todas las cosas que se propusieron lograr, ¿cuál era la que más querían?

R: Queríamos que la heroína fuera agradable pese a todo. A este respecto, no podemos agradecerle lo suficiente a Karin cuanto ha invertido. Es una de esas pocas actrices con un alcance inmenso, que le permite ir de una emoción a otra en la misma escena sin resultar forzado. Por encima de todo, posee una cualidad única: puede permitirse decir y hacer toda clase de cosas horribles y aun así el espectador la perdonará siempre.


Entrevista con Karin Viard

P: ¿Cuál fue su reacción tras la primera lectura del guión?

R: Me sentí al instante atraída por el papel de Nathalie. A menudo nos cuentan historias de mujeres rondando la cincuentena que quieren dormir con jóvenes, o de otras que sencillamente están al límite. Aquí se trata de un personaje complicado, que es el tipo de papel que me gusta: alguien que presenta varias facetas. Me pareció un guión muy bien escrito, con papeles secundarios muy desarrollados y un tema general no abordado con frecuencia. También me gustó el título: JEALOUS, que tiene bastante garra y define al personaje al instante.


P: ¿Qué es lo que le evoca esa rivalidad entre madre e hija?

R: He percibido que ambas partes son a menudo responsables de ese tipo de relación. Cuando crías hijas, un día descubres que quieren que les des su propio espacio. En ocasiones, incluso se aventuran a atacarte fieramente para lograrlo. Ese no es el caso de la Mathilde de la película, dado que Nathalie no tiene control sobre ella. Jamás compite, y no entiende la actitud hostil de su madre para con ella.


P: ¿Cómo describiría el personaje al que da vida?

R: Es una mujer que está celosa, no sólo de su hija sino de todo el mundo. Es una mujer que afronta decisiones y situaciones que la superan; puede ser terrible, sin embargo nos sigue cayendo bien porque es divertida y humana. Es una intelectual que opera en un mundo que no entiende y que no la entiende. Se siente abrumada. Nathalie tiene convicciones y cree que es natural expresarlas. Pero no tiene filtro, y las consideraciones sociales nunca la refrenan. Es la única persona que no se perturba ante algunas de las cosas con que sale. Cuando le dice a su mejor amiga que tiene suerte de que su hija sea una desagradecida, lo expresa como una observación y no entiende que pueda zaherir; al menos de entrada.


P: ¿Qué tipo de relación mantiene con su hija?

R: Puede decirse que una vez estuvieron compenetradas. Pero Mathilde ha llegado a una edad en que es más feliz fuera de esa relación. Prefiere estar más bien con su compañero. Nathalie experimenta eso como un especie de abandono. Creo que los celos que siente hacia su hija se tiñen de decepción lo que lo agrava más porque tiene por su hija un amor y admiración enormes. Es una realidad que haya madres decepcionadas con sus hijos. Yo conozco algunas. A Nathalie le hubiera gustado que su hija hubiera brillado en la escuela, como algunos de sus alumnos. Pero prioriza el cuerpo por encima del intelecto al optar por la danza. Nathalie debería permitirle expresarse por ella misma y apoyar su desarrollo. Desde su punto de vista, el padre de su hija cree que todo es maravilloso porque no la ve mucho y no se involucra demasiado, en tanto ella, como madre, quiere lo mejor para la hija. No todo en Nathalie es mezquindad.


P: ¿Qué quería explorar a través de este papel?

R: Quería retratar algo más que únicamente celos, indagar en otro lugar para entender los sentimientos preexistentes. Los celos son complejos, están tan en lo hondo que nos hacen frágiles. Quizá están ligados a la infancia. Pero me pareció demasiado simplista reducirlo a eso, particularmente dado que el personaje presenta un arco mucho más amplio.


P: ¿Cómo bastió el personaje?

R: Mi enfoque estaba en el estudio de situaciones, escena tras escena, con miras a hallar la verdad de todo por lo que está pasando, y de cuanto dice. Por ejemplo, ya no ama a su marido, aunque está celosa de su nueva compañera. En general, evité hacer juicios morales de mi personaje. Si bien los haría en la vida real, definitivamente, en el plató nunca. Para el film París, en el que di vida a una panadera racista, Cédric Klapisch me dijo un día: “El mejor modo de interpretar un papel como éste es aceptarlo en su totalidad”. Eso es lo que hice con Nathalie. No quería sobreactuarlo o ridiculizarlo. Pero no tengo inconveniente en encarnar a mujeres celosas o mezquinas, o en ser provocativa. Especialmente porque como espectadora me gusta odiar a ciertos personajes.


P: Háblenos de su encuentro con David y Stéphane Foenkinos.

R: Ya conocía a Stéphane y su predilección por la fantasía. David y él son muy distintos. Pero ambos son muy agradables y abiertos. Colaboran. Hablamos del personaje de antemano. Interpreté las escenas con independencia de cada uno de ellos. David y Stéphane me ayudaron, actuaron como conductores. Me recordaban dónde estaba el personaje en la escena previa y en la que seguía. Eso me permitió modular la interpretación y dar con el equilibrio apropiado.


P: Para Dara Tombroff, que da vida a su hija, se trataba de su primera película. ¿Cómo abordó sus secuencias con ella?

R: Me aseguré de que se sintiera confortable. Aunque en ocasiones me veía a mí misma en el papel de madre. Dara se sabía el diálogo siempre, pero a veces se aburría y ello se evidenciaba en su ensimismamiento. Así que la sacudía para ayudarla. Entendió lo que pretendía. Cada vez disfruto más trabajar con actores jóvenes. Poseen auténtica chispa.


P: ¿Cómo se desarrolló el rodaje con Anne Dorval, que interpreta a su mejor amiga?

R: La admiración que le tenía como actriz no disminuyó lo más mínimo tras conocerla. Es a un tiempo muy oscura y divertida. Eso nos unió. Has de tener una afinidad si no quieres actuar como amigas de un modo artificioso. Puedo interpretar una relación amorosa con alguien que no me gusta, pero se me hace difícil reflejar amistad con una mujer a la que no me une ninguna afinidad. Con Anne, eso era fácil.


P: ¿Qué destacaría de sus escenas con sus otros compañeros de rodaje, Anaïs Demoustier, Thibult de Montalembert, y Bruno Todeschini?

R: El reparto estaba bien elegido. Todos los actores son buenos. Thibault de Montalembert y yo intervenimos en la primera película de Michel Hazanavicius, Mes amis, en 1999. Lo pasamos en grande. Estaba de verdad encantada de volver a estar en el plató con él. Es un hombre encantador. Bruno Todeschini y yo somos de la misma generación, pero hasta ahora no hemos coincidido. Bruno vive su masculinidad plenamente liberado, no le teme a su feminidad y eso le hace permeable. Muchos actores quieren afirmar: “Soy un hombre”. Él no, lo que es raro. En cuanto a Anaïs Demoustier, la encuentro divertida, me encanta su cara, adoro su modo de actuar, que es inteligente y preciso. Creo que tendrá una gran carrera.


P: Usted dice que interpretar a menudo revela lo íntimo.

R: ¡Exacto! Interpretar drama y desesperación te permite sacarlo todo. Liberas al monstruo.