Toni Servillo, Jean Reno, Alessio Boni y Lorenzo Richelmy protagonizan la adaptación al cine de la novela homónima de Donato Carrisi.
Debut como director de largometraje de Donato Carrisi, que había sido guionista de series como "Casa Famiglia" o "Era mia fratello". Con LA CHICA EN LA NIEBLA recibió el premio David de Donatello a Mejor Director Novel 2018 que otorga la Academia de Cine Italiano.
LA CHICA EN LA NIEBLA es un thriller que sigue la vida del detective Vogel (Toni Servillo), un antihéroe narcisista experto en atraer a los medios de comunicación y protagonizar titulares, al que se le asigna el caso de la misteriosa desaparición de Anna Lou, una chica de Avechot, un pueblo escondido en los Alpes. Cuando se traslada al lugar de los hechos a examinar el caso, se da cuenta de que la búsqueda de la joven no será una tarea fácil y que la investigación tendrá un fuerte impacto mediático, hecho que pone en riesgo a los habitantes de un pequeño pueblo que no está acostumbrado a convivir con tantos desconocidos.
LA CHICA EN LA NIEBLA se anuncia como una historia llena de tensión y personajes ambiguos en la línea de thrillers europeos como la trilogía Millenium, Los casos del Departamento Q o El guardián invisible.
Donato Carrisi nació en 1973 en Martina Franca (Italia) y vive en Milán. Tras estudiar Derecho, se especializó en Criminología y Conductismo. Escribe en el Corriere della Sera y es autor de los best sellers de éxito internacional Lobos (Il Suggeritore, Premio Bancarella), El tribunal de las almas (Il Tribunale delle Anime), La mujer de las flores de papel (La donna dei fiori di carta), La hipótesis del mal (L'ipotesi del male, Premio Scerbanenco), El cazador de la oscuridad (Il cacciatore del buio) e Il maestro delle ombre, todas ellas publicadas en Italia por Longanesi, y en España por Planeta y Duomo Ediciones. La chica en la niebla, basada en la novela homónima, es su primera película como director. Los libros de Donato Carrisi han vendido 3 millones de ejemplares en todo el mundo. En Italia se han publicado más de 160.000 ejemplares de La chica en la niebla.
Entrevista con el director: Donato Carrisi
P: ¿Cómo y por qué decidió hacer una película de su novela, La chica en la niebla?
R: Me formé trabajando en los platós, como guionista y productor, por lo que conozco desde hace mucho tiempo las cámaras de cine. Así que, para mí, esta película supone una especie de vuelta a casa, al escenario del primer crimen. La había escrito como guion hacía tiempo, ya que fue concebida para ser un largometraje. Pero primero salió el libro, como pasó con mi thriller Lobos: el guion que escribí directamente para el cine fue rechazado por todos los productores a los que me dirigí, y decidí convertirlo en una novela [nota: en Italia la publicó Longanesi en 2009, vendió más de un millón de ejemplares en 26 países y fue recomendada por autores de culto como Ken Follett y Michael Connelly]. También conozco desde hace tiempo a Maurizio Totti y Alessandro Usai, productores de Colorado Film. El año pasado creamos una empresa para desarrollar juntos nuestros proyectos, y nos comprometimos a empezar a trabajar con algo tangible. Una lluviosa tarde en Milán, le hablé a Totti sobre el thriller que quería llevar a la pantalla, y lo convencí. Él enseguida sugirió que fuera yo el director. Yo había tenido a mi hijo recientemente, así que escribí el guion durante las noches en blanco, entre cambiarle los pañales y conseguir que se volviera a dormir.
P: ¿Siempre le han gustado este tipo de historias?
R: Evidentemente, tienes que estar imbuido de este tema, y creo que lo conozco bien. Empecé analizando este campo, me licencié en Derecho, con la especialidad de Criminología y Conductismo, y mi interés fue creciendo con el tiempo. El thriller es un género poco explorado en Italia. Hay muchos autores de novela negra, pero solo unos pocos que escriban thrillers.
P: ¿Qué no puede faltar en un thriller?
R: Una buena dosis de giros de guion y de misterio. Siempre es necesario un tipo distinto de emoción. No basta con tener un mecanismo lógico en el desarrollo de la trama. También son importantes los miedos que el público conoce bien, con los que ya están familiarizados. Cuando escribo, empiezo con un final complejo y luego trabajo hacia atrás. Me interesa crear suspense (pero no miedo, que es algo subjetivo), y eso es fundamental en mis historias. Pero en ellas nunca hay violencia. En esta película tampoco hay sangre, ni siquiera un disparo. No es algo necesario para el suspense.
P: ¿Cómo se puede crear el suspense? ¿Cómo se puede asustar a los lectores y a los espectadores?
R: Yo mismo soy bastante asustadizo. ¿Le comprarías un filete a un carnicero vegetariano? Solo alguien que tiene miedo puede narrar el miedo... La chica en la niebla es una historia envuelta de tensión y oscuridad que se convierte en una narración desconcertante de unas investigaciones espectaculares... Es una historia de misterio, pero también puede verse como un método muy seductor de narrar la realidad. Yo no creo que tras el interés que despiertan los casos de las noticias haya voyerismo o morbosidad. Creo que es el miedo el que nos empuja a seguir las noticias sobre crímenes, un miedo a la oscuridad, que necesita exorcizarse de alguna manera.
Entrevistas con los actores
TONI SERVILLO
P: ¿Qué le empujó a aceptar su papel en esta película?
R: En primer lugar, la calidad del magnífico guion de Donato Carrisi me cautivó. Leí su novela La chica en la niebla y me pareció, ya solo desde una perspectiva formal, un thriller con una perfección geométrica. Es extraordinariamente efectivo en cuanto a su construcción, pero también desde un punto de vista temático, muy rico en cuestiones y matices que sobrepasan el género. Me pareció muy interesante cómo describe la interacción entre las noticias judiciales y los medios de comunicación de masas, la fuente de inspiración de Carrisi, para luego recopilar una investigación realista de la trivialidad del mal.
P: ¿Quién es Vogel, el personaje al que interpreta?
R: Desconozco si es una persona real, pero sin duda es muy interesante, porque tiene dos caras completamente diferentes: por un lado parece despiadado y autosuficiente, casi repulsivo. Transmite una especie de desprecio hacia los demás relacionado con la vanidad, pero entonces vemos derrumbarse esa fachada bajo la fragilidad de una persona que afronta grandes dificultades y se siente vigilada. Era importante expresar ese fuerte contraste entre una persona que parece claramente segura de sí misma y, de repente, representarla con toda su vulnerabilidad.
P: ¿Cómo es Carrisi en el rodaje?
R: Desde el principio mostró una gran determinación, implicando a todos los actores y a todo el equipo directamente en su proyecto. Teniendo en cuenta que era la primera película que dirigía, desde el primer momento demostró una pericia en el rodaje que nos sorprendió a todos. Y lo más interesante es que esa pericia nacía sencillamente de su deseo de contar su historia fielmente. Fue como si se sentara a escribir con la cámara, y eso le dio un gran sentido de seguridad a la hora de dirigir el rodaje.
P: ¿Cómo se desarrolló el proceso de trabajo?
R: Fue alegre y sereno. Había una comprensión profunda y espontánea entre los actores y el equipo técnico. El gran hotel cerca del lago Carezza (que es en realidad un coprotagonista de la historia y que desempeña un papel clave, ya que en él se desarrollan hechos importantes) se transformó: sus grandes halls vacíos se transformaron en un estudio, gracias a una inteligente solución propuesta por los productores, el director y el diseñador de decorados. Cada día transcurría en una atmósfera suspendida entre la realidad y el encanto de los interiores de este majestuoso edificio: el hecho de que los demás sets de rodaje se organizaran en halls vacíos aportó un encanto muy particular al conjunto.
P: ¿Qué tipo de relación surgió entre los actores?
R: Yo ya había trabajado con Galatea Ranzi y Michela Cescon, dos actrices excelentes a las que admiro muchísimo. Nos hemos cruzado a menudo a lo largo de sus carreras tanto en el cine como en los escenarios, ya que los tres hemos trabajado durante un tiempo en el teatro. Lo mismo me pasó con Alessio Boni, otro actor al que siempre he seguido con admiración. Pienso, por ejemplo, que su interpretación en La mejor juventud, de Marco Tullio Giordana, fue una de las más memorables del cine italiano de los últimos años.
P: ¿Cómo fue trabajar con Jean Reno?
R: En esta película tuvimos la oportunidad de protagonizar un auténtico pas de deux en mitad de la historia gracias a la forma especial en que se cruzan nuestros dos personajes. Pero ya antes de conocernos había una intensa admiración mutua. Los dos conocíamos previamente el trabajo y el potencial del otro. Y ambos alimentábamos un fuerte deseo de ponernos a prueba y de actuar juntos. Él es un actor internacional de enorme talento que accedió a trabajar en nuestro proyecto con una gran cordialidad y con una simplicidad y un entusiasmo extraordinarios que nos acabaron cautivando a todos.
P: ¿Es el thriller uno de sus géneros favoritos?
R: No, pero cuando está bien hecho, y en el caso de esta película diría que extremadamente bien hecho, sugiere reflexiones que van más allá de un simple mecanismo. En mi opinión, La chica en la niebla es algo más que un thriller. Creo que puede definirse como un estudio de la trivialidad del mal.
ALESSIO BONI
P: ¿Cómo surgió su implicación en esta película?
R: Había conocido a Donato Carrisi varios años atrás, durante el rodaje de "Un prete tra noi", una teleserie de ficción de Giorgio Capitani, cuando él estaba empezando como guionista y yo era un actor en ciernes. Luego, en los años posteriores, Donato siguió mis progresos en la profesión, hasta que me pidió que trabajara en esta obra, su primera película. Me contó la historia y me dio el guion para que lo leyera, y enseguida me pareció muy potente. Donato tiene un enorme talento. Domina perfectamente el suspense, los mecanismos para que te impliques emocionalmente. Te cautiva, te mete dentro de su mundo y te estimula a seguir pasando página tras página, sin dejarte ir. Luego, al final, te coge por sorpresa y lo pone todo patas arriba, a la vez que redondea las historias de todos los personajes.
P: ¿Qué relación se estableció entre usted y el director?
R: Carrisi y yo conectamos desde el principio. Me conquistaron su pasión y su deseo de hacer todo lo posible por materializar lo que tenía en mente. Hay que alimentar el coraje de cualquier director novel. Aunque esta era su primera película, parecía que hubiera sido director desde siempre. Fue brillante a la hora de escribir el guion (no es fácil partir de un libro de 400 páginas y sintetizarlo y armonizarlo todo en 90 páginas). Luego, cuando empezamos a rodar, enseguida demostró su destreza en el rodaje, estaba lleno de pasión y de ideas concretas sobre todo. Sabía perfectamente qué rodar y qué encuadrar. Nunca tuvo dudas ni se mostró indeciso. Donato también demostró ser muy humilde cuando me pidió que me embarcara en esta colaboración artística: nos reuníamos todos los días, y de una manera muy provechosa. Yo le acribillaba a preguntas (él es todo un mundo de contradicciones e implicaciones), y él siempre tenía una respuesta oportuna para todo. Era capaz de recitar el árbol genealógico de mi personaje de memoria, todas sus experiencias vitales y su origen.
P: ¿Quién es Loris Martini?
R: Es un profesor de literatura que se mudó con su mujer y su hija pocos meses antes a este pueblecito de montaña en el que, en un momento determinado, se produce un crimen impactante: una alumna suya del instituto desaparece... Los distintos personajes tienen todos un lado oscuro, no se libra nadie... La película es también una forma de "resucitar" nuestro lado oscuro. Nada es blanco o negro. Hay infinitas tonalidades. Todo lo que vemos tiene siempre una faceta oculta. Todos nosotros tenemos en alguna medida algo despreciable, pero las convenciones sociales nos ayudan a mantenerlo bajo control.
P: ¿Cómo fue la relación con Toni Servillo?
R: La experiencia de conocerlo fue fantástica, tanto a nivel profesional como humano. Ahora ya hace un tiempo que nos conocemos, y siempre ha habido un gran aprecio por ambas partes. Pero viéndolo trabajar de cerca, me pareció fascinante la forma en que aborda su papel, no solo durante el rodaje, sino también cuando prepara las escenas. Trabajar con una superestrella como él ha sido un placer y un honor. Cuando tienes un privilegio así, solo puedes aprender y enriquecerte muchísimo. Toni está siempre dedicado en cuerpo y alma a su trabajo, pero es también una persona amable y nada irritable, que siempre aporta una energía fabulosa al rodaje. Es evidente que viene del teatro y no puedes evitar sentirte hechizado por su profunda mirada, fuerte y firme. Nos pasábamos el testigo continuamente, fue un constante intercambio artístico de intenciones y acciones. Cuando encuentras una superestrella como él en el set, lo único que tienes que hacer es dejarte imbuir por su energía y ser capaz de entrar en su "partitura" y tocar con él: de los grandes artistas solo puedes aprender y enriquecerte. Estoy convencido de que para crecer y mejorar tienes que estudiar y analizar todo cada día; pero si en el momento de actuar los diálogos llegan a ti perfectamente desde la persona que comparte contigo esa escena, no puedes hacer otra cosa que encontrarte con ella a medio camino. Esa es la única forma de que nuestro arte tenga sentido. Recuerdo una secuencia con Servillo en la que yo aparecía empapado de lluvia, pero había tanta adrenalina en el ambiente que ni siquiera me di cuenta del tremendo frío que hacía. Recuerdo incluso que cuando terminábamos, todas las noches, en el hotel cantábamos un montón de canciones todo el reparto para diluir esa energía "negra" de la jornada.
P: ¿Cómo fue su relación con Jean Reno?
R: No rodé ninguna escena con él, porque no había ninguna en el guion. Pero coincidí con él varias veces tanto dentro como fuera del rodaje, y siempre me impresionó su agudo sentido de la ironía y su perspectiva de la vida: nada le afecta, parece en otra onda, pero entonces llega al rodaje y te saca un gesto que parte la pantalla en pedazos. La cámara es capaz de sacar una especie de radiografía de tus sentimientos. Si no tienes nada dentro, en la pantalla no se verá nada. Pero cada vez que Jean Reno levanta una ceja en el set, la pantalla le grita al espectador. Ahora vive en Nueva York y elige cada proyecto de forma muy cuidadosa y selecta, viajando solo cuando cree que valdrá la pena, y al parecer esta vez así lo creyó.
P: ¿Guarda algún recuerdo especial del rodaje?
R: Durante el rodaje había siempre una especie de armonía colectiva que flotaba en el ambiente. Estábamos todos muy implicados, y había mucha motivación, tanto en el reparto como en el equipo técnico. Así que para los que nos dedicamos a esto, fue una apoteosis. Al final, más allá de desear que la película sea un éxito, es una experiencia positiva que permanece contigo.
JEAN RENO
P: ¿Qué le hizo decidirse a aceptar un papel en La chica en la niebla?
R: El guion me pareció interesante. Ya había oído hablar de la novela de Carrisi, y tenía muchas ganas de trabajar con Toni Servillo.
P: ¿Qué tipo de enfoque tiene hacia los thrillers, como actor, espectador y lector?
R: Siempre me han gustado los thrillers, como espectador y como lector. Como actor, incluso en esta ocasión, nunca he tenido ningún enfoque especial hacia el papel. Creo que crear la atmósfera adecuada para la película es principalmente trabajo del director y del montador.
P: ¿Qué tipo de relación surgió con Donato Carrisi, tanto antes como durante el rodaje?
R: Mi relación de trabajo con Donato fue intensa y provechosa, basada en la confianza y el respeto mutuos: conoce perfectamente a sus personajes y eso fue suficiente para seguir e interpretar sus instrucciones. Espero que la película consiga reflejar este tipo de trabajo en toda su plenitud.
P: ¿Conocía el trabajo de Toni Servillo antes de actuar con él? ¿Qué relación se desarrolló entre ustedes dentro y fuera del rodaje?
R: Por supuesto, había visto muchas películas interpretadas por Toni, y lo he considerado desde siempre un actor excelente. Trabajar con él fue fácil, como suele suceder cuando trabajas con grandes profesionales. No hicieron falta demasiadas explicaciones para crear un buen ambiente de trabajo. Toni es un auténtico caballero, tanto en el set como en la vida diaria.
P: ¿Recuerda algún momento con más cariño que otro?
R: Tengo buenos recuerdos de los lugares en los que rodamos en el Tirol. Son extraordinarios, y emanan una atmósfera especial que en mi opinión se correspondía perfectamente con la historia que narra la película.