La acción transcurre en una época y lugar apenas explorados en el cine, en la dividida Alemania de 1956, cuando el muro aún no se ha alzado, dos estudiantes exploran secretamente el lado occidental de la ciudad y descubren con admiración la revuelta del pueblo húngaro en los noticiarios. Su lucha por la libertad despertará las simpatías de toda una clase de alumnos a punto de graduarse que, en solidaridad con sus vecinos europeos, deciden guardar un minuto de silencio en las aulas en honor a las víctimas, desafiando así las doctrinas ideológicas del Este.
Basado en hechos reales, el film de Lars Kraume examina los acontecimientos con meticulosidad a través de unos personajes que van adquiriendo complejidad en la trama, especialmente cuando esta empieza a mostrar las terribles consecuencias de un gesto en principio inocente y bienintencionado. Con un barniz melodramático, las interpretaciones de Leonard Scheicher y Tom Gramenz en la piel de los estudiantes idealistas alumbran esta revolución silenciosa, apenas conocida incluso en los libros de Historia, que retrata con riqueza y detallismo toda una atmósfera, una ciudad quebrada y una época de turbulencias políticas.