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Infiltrado en el KKKlan cartel reducidoInfiltrado en el KKKlan(BlacKkKlansman)
Dirigida por Spike Lee
¿Qué te parece la película?

Gran Premio del Jurado del Festival de Cine de Cannes 2018.

Focus Features y Legendary Pictures, en asociación con Perfect World Pictures, presentan una producción de QC Entertainment/Blumhouse, Monkeypa/40 Acres y Mule Filmworks, INFILTRADO EN EL KKKLAN. Distribuida en Estados Unidos por Focus Features y en el resto del mundo por Universal Pictures. Con John David Washington, Adam Driver, Topher Grace, Corey Hawkins, Laura Harrier, Ryan Eggold, Jaspar Pääkkönen, Ashlie Atkinson. Vestuario, Marci Rodgers. Productores ejecutivos, Edward H. Hamm Jr., Jeanette Volturno, Win Rosenfeld, Matthew A. Cherry. Diseño de producción, Curt Beech. Música, Terence Blanchard. Montaje, Barry Brown. Director de fotografía, Chayse Irvin, CSC. Producida por Sean McKittrick, Jason Blum, Ray Mansfield, Jordan Peele, Spike Lee, Shaun Redick. Guion, Charlie Wachtel, David Rabinowitz, Kevin Willmott, Spike Lee. Una película de Spike Lee.


Una historia increíble cobra vida
Prepárense conocer una historia de lo más inesperada.

A mediados de los setenta, Ron Stallworth rompió barreras al convertirse en el primer detective afroamericano del Departamento de Policía de Colorado Springs. Ron Stallworth, un detective con mucho potencial, empezó con una misión para infiltrarse en los Panteras Negras durante una conferencia de Kwame Ture, uno de los líderes del grupo. Pero poco después descubrió un anuncio en un periódico local que cambiaría su vida: un mensaje abierto, sin tapujos, para conseguir afiliados al Ku Klux Klan. A partir de ese momento, y a través de una serie de osados engaños, acabó formando parte del círculo de las más altas esferas del Klan, la "Organización". Incluso cultivó una relación personal con David Duke, el líder del grupo racista, que jamás sospechó sobre la identidad ni la raza de Ron Stallworth.

Años después, concretamente en 2014 y ya jubilado, el detective describió su increíble experiencia en sus memorias, Black Klansman, donde cuenta cómo un policía negro llegó a ser afiliado del KKK. Nada más publicarse, Hollywood empezó a hacerle ofertas para llevar su historia a la gran pantalla, pero Ron Stallworth - hombre prudente - tenía miedo de que cayera en las manos equivocadas. Por fin, QC Entertainment compró los derechos cinematográficos del libro, y después de la exitosa asociación con Jordan Peele, de Monkeypaw, en la exitosa Déjame salir, este se unió a Sean McKittrick y Ray Mansfield, ambos de QC, para producir la película. Desde un principio, todos estaban de acuerdo en que la voz única de Spike Lee era la mejor para plasmar la historia de Ron Stallworth en la pantalla. Solo faltaba que Jason Blum se uniera a ellos para completar el equipo de Déjame salir, algo que no tardó en ocurrir.

Durante más de treinta años de carrera, el cineasta Spike Lee, nominado a los Oscar®, ha rodado una notable serie de películas, desde la independiente Nola Darling, en 1986, hasta títulos como Haz lo que debas, Malcolm X, Plan oculto y el documental de cuatro episodios "When the Levees Broke: A Requiem in Four Acts". Ha demostrado en varias ocasiones ser uno de los directores y guionistas más originales y prolijos de su generación. Se le conoce como alguien que no transige, que se basa en la verdad, y como un incansable defensor de la justicia social.

El productor Jordan Peele se puso en contacto con Spike Lee para saber si el proyecto le interesaba. "Jordan me llamó", recuerda Spike Lee. "En cuanto me lo propuso, supe que quería hacerlo". Reconoce que la idea le intrigó: "Me recordaba al sketch de David Chapelle, pero esto había ocurrido de verdad". Se refiere al famoso sketch en que el humorista se mete en el papel de un negro ciego que defiende la supremacía blanca porque no sabe que es negro.

"Me parecía que esta historia era muy acorde con el tono de la obra de Spike", explica Jordan Peele. "Es divertida, hay mucho suspense, tiene fuerza, pertenece a un género, pero también ocurrió de verdad. Mandé el guion y la novela a Spike. Al cabo de dos días, ya conocía el guion mejor que yo, es un maestro. Y desde entonces, no salgo de mi asombro viéndole trabajar".

Spike Lee recurrió a Kevin Willmott (Chi-Raq), profesor de Cinematografía en la Universidad de Kansas y frecuente colaborador suyo, para trabajar en la historia de Ron Stallworth, y en la primera versión del guion escrita por David Rabinowitz y Charlie Wachtel. Para contar la peligrosa misión en que se involucra el detective con el fin de exponer al KKK, decidieron subrayar la conexión entre pasado y presente, centrándose en temas que son más pertinentes en el mundo actual.

Aunque la historia transcurre en los setenta, ni Spike Lee ni Kevin Willmott la consideran de época. "Kevin y yo hablamos de esto, sabíamos que debía ser contemporánea para que el público pudiera conectarla con el mundo de locos en que vivimos actualmente", dice el cineasta.

Cuando los dos volaron a Los Ángeles para hablar con los productores Sean McKittrick, Jason Blum, Raymond Mansfield, Jordan Peele y Shaun Redick, tenían muy claro lo que querían conseguir con la película y, efectivamente, su visión fue la clave para contar la historia de Ron Stallworth al mundo. "Todos sabíamos que necesitaba una voz, un cineasta con la exacta perspectiva de Spike Lee", dice Sean McKittrick. "La historia de Ron es muy fuerte y nos atraía a todos, pero lo que más me asusta es lo muy relevante que es hoy en día en Estados Unidos. Spike y Willmott supieron dar voz al guion".

"Es la historia de un hombre que se enfrenta al mayor grupo de odio que existe en este país", añade Raymond Mansfied. "Y para eso hace falta tener mucho valor. Si no supiera que es verdad, jamás me lo creería".

"Ron Stallworth consiguió que la sociedad cambiara un poco", añade Shaun Redick. "Tuvo el coraje suficiente para hacer algo".


Un poderoso equipo se va formando
Spike Lee y Kevin Willmott empezaron a retrabajar el guion, que contiene personajes reales e inventados. Desde un principio, el realizador tenía claro que el joven actor John David Washington, exfutbolista americano, y cuyo mayor proyecto hasta entonces había sido la serie de HBO "Ballers", debía encarnar a Ron Stallworth. Ya había trabajado con él; es más, Spike Lee le había dado su primer papel en Malcolm X en 1992, cuando solo tenía seis años.

El actor reconoce que se sintió exultante cuando le llamó el director al que tanto admira. "Spike Lee tiene un modo muy particular de vender un proyecto", dice John David Washington. "Recibí una brevísima llamada: 'Tengo una novela para ti, léela'. Para empezar, el hecho de que fuera una historia real me dejó asombrado. Luego hablamos del libro, de lo que pensaba hacer y de lo que quería. Idolatro a Spike Lee desde que soy un niño. Dio una plataforma a la gente de color, tanto a hombres como a mujeres, y me había escogido para el papel. Estaba entusiasmado, me moría de impaciencia por empezar".

Para encarnar a Flip Zimmerman, el agente que se hace pasar por Ron en las reuniones cara a cara con los miembros del Klan, Spike Lee escogió a Adam Driver, nominado a los Emmy (la serie "Girls", Star Wars: Episodio VIII - Los últimos Jedi). A pesar de ser un agente con mucha más experiencia que Stallworth, codearse con racistas virulentos no es algo habitual para él. Sin embargo, hará que vuelva a examinar su relación con sus raíces judías. "Enfrentarse directamente con el odio visceral te obliga a reexaminar tus valores", explica el actor. "Durante el transcurso de la historia se plantea si es importante o no explorar su historia personal. Me pareció interesante investigar a un personaje más reflexivo de lo que parece en primer lugar".

Topher Grace da vida a David Duke, a quien el actor describe como "uno de los peores hombres de la historia de Estados Unidos". Estaba encantado con la idea de trabajar con Spike Lee, pero la preparación del papel le exigió varias semanas de estudio para documentarse a fondo sobre la ideología del odio practicada por el personaje. "Fue el peor mes de mi vida", reconoce. "Me dediqué a ver vídeos de David Duke y a estudiar su retórica. Tuve que escuchar su programa de radio, que sigue emitiéndose, porque en la película hablo por la radio. En cierto sentido, su voz no ha envejecido, es muy parecida a como era en los setenta. Leí su autobiografía, My Awakening (Mi despertar), que me pareció un Mein Kampf apenas disfrazado. Además, es “un tocho” enorme. Me costó mucho llegar al final".

Topher Grace también vio las entrevistas que le hicieron a David Duke en el programa de televisión de Phil Donahue. "Me di cuenta de que siempre usaba las frases 'America First' (América primero) y 'Make America great' (Hagamos grande a América)", dice el actor. Me quedé atónito, porque personalmente, empecé a oír esas dos frases hace dos años".

Para el papel de Patrice, una convencida activista y organizadora en su comunidad a la que Ron conoce durante su trabajo como agente secreto, Spike Lee escogió a la actriz Laura Harrier (Spider-Man: Homecoming). "No abundan los guiones con papeles de mujeres fuertes, sobre todo de mujeres de color, definidas y que parezcan auténticos seres humanos", dice. "No podía pedir nada mejor".

Antes de empezar a rodar, Laura Harrier no solo se puso en contacto con la Asociación de Alumnos del Colorado College para saber más acerca del Sindicato de Estudiantes Negros en la época, sino que también leyó la autobiografía de Angela Davis y se entrevistó con Kathleen Cleaver, una antigua líder de los Panteras Negras y actual profesora de Derecho en la Universidad Emory. "Spike la invitó a su casa y todos fuimos para hablarle y preguntarle por su experiencia con los Panteras Negras, así como por su relación con su marido Eldridge Cleaver, que también fue un importante miembro del grupo".

El reparto de INFILTRADO EN EL KKKLAN también incluye a Harry Belafonte, un icono del movimiento por los derechos civiles, que da vida a Jerome Turner. El actor y cantante recuerda el momento en que Spike Lee le habló del papel: "Sr. B", me dijo, "quiero que trabaje en mi película". Me mandó el papel. No era muy grande, no duraba mucho, pero era un momento realmente intenso. Estaba muy contento de participar en una película de Spike Lee. Cuando la vi terminada, me di cuenta de que realmente había tocado un tema de suma importancia".

Desde el primer momento, todo el mundo entendió lo que representaba contar la historia de Ron Stallworth y hacer llegar al público temas tan relevantes como los que contiene la película. "Soy muy quisquilloso en relación a las personas que escojo para mis películas", dice Spike Lee. "El objetivo principal en toda película es conseguir, siempre que sea posible, las personas idóneas para los personajes. A veces, el dinero impide que sea así, también la disponibilidad; son dos factores que tienen que ver con el casting. Pero llevo treinta años haciendo películas, y puedo asegurar que este reparto es estelar. Todos sabían exactamente qué película hacíamos y todos hicieron lo que debían sin que importara si el papel era grande o pequeño".

En septiembre de 2017, Spike Lee y los actores se reunieron para dos semanas de ensayos, empezando con una lectura del guion en una sala de reuniones. La preparación previa era la garantía de que el rodaje se desarrollaría con fluidez en cuanto el cineasta dijera "motor". "Estudiamos la historia en todos sus aspectos para que todo encajara", dice. "Nos tomamos el tiempo necesario, hicimos lo que debíamos con el guion para no perder tiempo durante el rodaje. Todo debía ser muy claro".

Ron Stallworth se desplazó desde su casa de Texas hasta Nueva York para estar presente en la primera lectura conjunta. Posteriormente se dedicó sobre todo a aconsejar a John David Washington y a contestar a sus preguntas. "Fue de lo más generoso con la información", recuerda el actor. "Me explicó lo que sintió entonces, durante la investigación, lo que buscaba, lo que era ser un detective y las relaciones que entabló con la gente que le rodeaba. Me sorprendió el apoyo que le brindó el Departamento de Policía en la época".

Ron Stallworth se puso a disposición de todos los actores y apoyó plenamente el proyecto. También les enseñó su tarjeta de miembro del KKK, que todavía lleva en la cartera. "David Duke se ocupó personalmente de esta tarjeta después de que le llamara por teléfono y le preguntara dónde estaba mi tarjeta", dice Ron Stallworth. "Me mandó la tarjeta en un sobre y la llevo conmigo desde enero de 1978".

"David Duke y unos cuantos más lo niegan", dice Topher Grace, "pero ocurrió. Afiliaron a un negro al Ku Klux Klan, les guste o no, y eso nos dice algo acerca de esos idiotas. Es muy representativo del recorrido de Ron y demuestra lo asombroso que es".


Una experiencia: El rodaje de Infiltrado en el KKKlan
El rodaje de INFILTRADO EN EL KKKLAN empezó en octubre de 2017 en "Da People's Republic of Brooklyn" (La República Popular de Brooklyn), Nueva York, y terminó el mes de diciembre del mismo año. Durante esas semanas, el equipo realizó una corta visita a Colorado Springs para rodar exteriores. John David Washington reconoce que el rodaje fue como un viaje a través del tiempo. Para el actor, uno de los momentos más conmovedores fue rodar la secuencia en la que su personaje, en su primera misión como policía infiltrado, debe escuchar una conferencia de Kwame Ture porque las autoridades temen que cause cierta agitación racial. Reconoce que se quedó petrificado ante la interpretación de su compañero de reparto Corey Hawkins en el papel de Kwame Ture.

"Canalizó el espíritu de Kwame Ture", dice el joven actor refiriéndose al protagonista de Straight Outta Compton. "No se me olvidará nunca ese día. Había un ambiente de discoteca. Spike calentaba a la figuración con un DJ de verdad pinchando discos. Llevábamos bailando unos 45 minutos mientras preparaban las luces. Pero Corey se limitaba a ir de un lado a otro, estaba en otro lugar. Cuando subió al podio y empezó a hablar, me sentí transportado a Colorado Springs en los años setenta. Ahí estaba Kwame Ture hablándonos, dirigiéndose a nosotros".

Spike Lee y Kevin Willmott usaron partes de los discursos de Kwame Ture (también conocido como el activista Stokely Carmichael, nacido en Trinidad) para redactar el monólogo en cuestión. El actor Corey Hawkins reconoce que fue una escena de lo más estresante. "Era la primera vez en mucho tiempo que me sentía realmente nervioso", dice. "No soy ese hombre. Llego al plató, hago mi trabajo porque voy preparado, estoy seguro de mí mismo. Pero aquel día no era así".

"La primera vez que salí delante de todos y empecé a hablar, la sala se llenó de energía, de electricidad", recuerda. "Escuché a Spike al fondo decir: '¡Eso mismo! ¡Bien dicho!' La gente oía por primera vez eso de que nos disparan como a perros unos polis racistas, y despertó algo en su interior. En cuanto superamos el principio, me di cuenta de que Spike estaba contento. Le gustó que hiciéramos justicia al espíritu de Kwame".

Después de esta primera misión, Ron se dedica a otra escogida por él cuando contesta a un anuncio puesto por el KKK en un periódico para reclutar miembros. Así es como entra en contacto por carta con Walter Breachway (Ryan Eggold), el líder de la sección local. Al no poder conocerle personalmente sin revelar quién es, Ron convence a su compañero Flip Zimmerman para que se haga pasar por él, y ambos detectives llevan a cabo la misión juntos. Sin embargo, su perspectiva es totalmente diferente al comienzo.

"Flip lo enfoca como un trabajo más, no le afecta personalmente", explica Adam Driver. "Es sencillo, el fin justifica los medios. No aprueba la entrega personal de Ron, para él no tiene sentido. Pero poco a poco no puede evitarlo y también se involucra personalmente".

La relación de Ron y Flip en la pantalla va más allá de la camaradería entre compañeros. "Tocamos temas y problemas reales que no tienen nada que ver con lo habitual en el cine de policías", dice el guionista Kevin Willmott. "Por ejemplo, Ron debe enfrentarse a todo un vocabulario racista que oye cada vez que habla por teléfono con un miembro del Klan. Cuando se entera de que Flip es judío, a pesar de que nunca se ha preocupado por sus raíces, se genera una unión adicional entre los dos".

El vínculo existente entre los dos personajes refleja la relación de John David Washington y de Adam Driver. "Lo notamos durante los ensayos", dice Spike Lee. "No fue algo que apareció delante de la cámara. Había muy buenas vibraciones entre los dos y se nota en la pantalla".

Hablando de su compañero de reparto, John David Washington dice: "Es el Sr. “Concentración” con mayúsculas. Es muy intenso. Si estás delante de él y no eres auténtico en la escena, lo sabe. Hay que darlo todo. Me motivó para no tomar atajos, para mantener el ritmo, para estar siempre presente y pendiente. Es muy bueno, admiro su forma de trabajar. Su ética profesional es enorme. Fue un honor y un privilegio contar esta historia con él".

A medida que prosigue la investigación, Ron Stallworth habla por teléfono con David Duke, al que se le ha ocurrido una nueva estrategia para que el Klan atraiga a más miembros. Ha decidido limpiar la retórica del grupo para que sea algo menos ofensiva. "En los setenta se veía a los racistas como los típicos sureños con tripa", explica Topher Grace. "Pero David es un hombre inteligente y sabe hacerse querer por los medios. Siempre lleva traje con chaleco. Cambió la percepción que se tenía entonces del racista por la que se tiene ahora".

Las conversaciones entre Ron Stallworth y David Duke son tan sorprendentes que casi resultan cómicas. En opinión de Topher Grace, el guion utiliza el humor con mucho ingenio: "Lo que más me sorprendió fue la diferencia entre leer el guion y decir los diálogos en el plató. Normalmente, una película así es sombría porque el tema lo es. Pero tanto Spike como Jordan Peele son ingeniosos y conocen el poder del humor. Consiguen que más gente entre en la historia".

INFILTRADO EN EL KKKLAN no es una comedia, pero Spike Lee y Kevin Willmott entendieron rápidamente que debían salpicar la historia con toques de humor para aliviar la tremenda tensión que se crea en la pantalla. "La única petición de Jordan Peele fue: 'Que haya humor'", recuerda el guionista. "La película se centra en mostrar temas impactantes, como grupos racistas, el Klan y todos los horrores que han cometido en este país. Y hay que encontrar la forma de hacerlo interesante. Ron se infiltró en el Klan sin la menor dificultad, y de ahí nace el humor, de lo absurdo de la situación".

"El “hijo de puta” del Ku Klux Klan es absurdo. La “hija de puta” de la derecha alternativa es absurda. Los “hijos de puta” de los neonazis también son absurdos. Y lo absurdo forma parte de la película", dice Spike Lee.

Una buena dosis de ligereza ayudó a los actores a superar las tremendas escenas en que los diálogos rezuman el odio racista más puro. "John David Washington tenía su propio método de relajación durante el rodaje", dice el productor Shaun Redick. "Practicaba karate entre toma y toma, pero Spike lo incluyó en la película. Empieza a lanzar golpes para volver a centrarse, es su método. John David utiliza las artes marciales para relajarse, para volver a encontrar su centro".

"Spike confiaba en mí, y yo confiaba en su método", dice el joven actor. "Fue maravilloso descubrir cosas nuevas con Adam, con Laura, con Topher. Todo era muy fluido, espontáneo, natural. Hay cosas para las que no puedes prepararte, pero una buena preparación te aporta mucha confianza, y él me dio una enorme confianza en mí mismo como actor. No puedo calibrarlo".

Topher Grace reconoce que es difícil interpretar a un hombre tan odioso como David Duke. Una escena de iniciación dentro del KKK en que la muchedumbre grita con fervor ante las imágenes de El nacimiento de una nación (1915), de D.W. Griffith, fue especialmente dura. Y añade que Spike Lee era una valiosísima ayuda en todo momento: "Hubo un par de días en el plató en que tuve que parar y recuperarme, me sentía fatal, la opresión era tremenda. Pero Lee siempre estaba ahí. Se acercaba y me decía algo como: 'Tranquilo, hoy nos toca un mal día, lo paso fatal, pero servirá para hacer entender lo que quiero decir'. Intentaba hacerme sentir lo más cómodo posible dentro de lo que cabe hablándome".

"Spike Lee toca estos temas desde que empezó a hacer cine para mostrarlos públicamente al mundo entero", dice el productor Raymond Mansfield. "Me parece que no hay muchas personas que tengan la experiencia, la personalidad y el carácter suficientes para dirigir un plató como este. Fue una experiencia notable estar allí cada día. Spike no se anda con chiquitas. La película contiene toda su experiencia como activista, todo lo que aprendió".

A la pregunta de si el tema de la película le afectó emocionalmente, Spike Lee contesta con un enfático: "No". Para él, se trataba de contar una historia fuerte y necesaria: "Rodar el documental Cuatro niñas me afectó emocionalmente porque era algo real. Tuve que entrevistar a los padres de las cuatro niñas que perdieron la vida en el ataque terrorista contra la Iglesia Baptista de la calle 16, y eso sí me afectó mucho".

INFILTRADO EN EL KKKLAN contiene escenas dinámicas, brillantes, triunfantes y desgarradoras, pero uno de los momentos más profundos de la película quizá sea cuando Harry Belafonte, en el papel de Jerome Turner, cuenta a los miembros del Sindicato de Estudiantes de Patrice cómo fue testigo del linchamiento de Jesse Washington cuando era joven. Contada de forma inigualable por el actor, la escena ofrece una prueba palpable de los horrores innombrables cometidos por el KKK. "Nos sirvió para convertir al Klan en algo real", dice Kevin Willmott.

Harry Belafonte llegó el último día del rodaje, y Spike Lee pidió al equipo que llevara esmoquin para honrar a la leyenda viva. "Fue una forma épica de acabar el rodaje", dice la actriz Laura Harrier. "Es un auténtico icono del movimiento de derechos civiles. Casi no podía creer que fuera él. Cuando entró, nadie fingió, todos nos emocionamos. Ha sido un honor conocerle y trabajar con él".


No se trata del pasado. Esta película habla del ahora
En 1989, Spike Lee revolucionó el Festival de Cannes con Haz lo que debas. En mayo pasado volvió a hacerlo con el estreno mundial de INFILTRADO EN EL KKKLAN, uno de los títulos estadounidenses en la Sección Oficial, y ganó el Premio del Jurado. El largometraje fue aclamado por la prensa como una electrizante historia real que muestra el coraje de un hombre notable y que acusa abiertamente el resurgimiento de los ideales de la supremacía blanca que florecen bajo el actual gobierno. La relevancia de la historia de Ron Stallworth no se plantea.

"Es un tema atemporal", dice John David Washington. "Seguimos luchando contra lo mismo. Me alegró mucho ver a hombres y mujeres de todas las razas y colores trabajando con Ron en el Departamento de Policía para conseguir el objetivo. Si hacía eso en Colorado Springs a mediados de los setenta, también podemos hacerlo ahora. Somos nosotros, la película muestra el comportamiento humano. No es ficción".

"Siento que vivimos en una época en que partes de este país ya no saben quiénes son los buenos y quiénes son los malos", dice Jordan Peele. "Nazismo, supremacismo blanco, el Klan, ellos son los malos. Ellos son los intolerantes, los que odian. Hemos llegado a un punto en que el presidente de Estados Unidos los define como 'buena gente', causando una polaridad muy clara. Esta película no está hecha solo para entretener al público, sino que nos hará experimentar algo que pueda ayudarnos a restablecer nuestra moral rectora en cuanto al racismo y a la supremacía blanca se refiere en este país".

Para subrayar aún más el tema de la película, INFILTRADO EN EL KKKLAN se estrenó en Estados Unidos el 10 de agosto, al año exacto del acto convocado por los Nacionalistas Blancos en Charlottesville, Virginia, donde murió Heather Heyer en la contramanifestación. No cabe duda de que la historia de Ron Stallworth tendrá en vilo al público, pero quizá también sirva para animar a algunas personas a sumarse a la batalla justa.

"Ya lo dijo Malcolm X: 'Debemos luchar usando cualquier cosa que tengamos a mano para sobrevivir'", recuerda Harry Belafonte. "Solo a través del arte y mediante el poder del cine y de la literatura podemos informar, porque la gran mayoría de la América blanca no se ocupa del drama de la América negra. Está demasiado ocupada en sobrevivir y disfrutar de los privilegios que han conseguido. Pero no creo que nuestra existencia pueda ser armoniosa como nación hasta que volquemos toda nuestra atención en la injusticia padecida por millones de sus ciudadanos".

Spike Lee añade: "Esta película es un estudio del mundo en que vivimos. Muestra que existe una lucha cultural del amor contra el odio, como los anillos de Radio Raheem en Haz lo que debas, inspirados en los tatuajes que llevaba Robert Mitchum en La noche del cazador. El amor contra el odio. Cruzo los dedos, espero y rezo para que el público conecte con la película cuando se estrene el 10 de agosto".


Acerca del rodaje
Desde el diseño de producción hasta la dirección artística, pasando por la fotografía y el diseño de vestuario, no se ahorraron esfuerzos para recrear todos los detalles de la época. La estética de los años setenta tuvo mucho que ver con el look general de la película, plasmado por el director de fotografía Chayse Irvin con negativo de 35 mm e inspirándose en clásicos de la época como Contra el imperio de la droga. Sin embargo, al desarrollar algunas tomas o secuencias, tanto Spike Lee como Chayse Irvin improvisaron, mezclando formatos y enfoques con el fin de obtener un resultado más experimental y más contemporáneo. (Un tremendo segmento en blanco y negro con Alec Baldwin en el papel de un despreciable fanático escupiendo vituperios racistas se rodó en Ektachrome durante la preproducción).

"No quiero que el realizador, o yo mismo, ni tampoco los actores se sientan encajonados en una idea", explica el director de fotografía. "En cierto modo, íbamos probando. Escogimos a medida que las cosas ocurrían, sobre todo por cómo veíamos a los actores, por cómo fluía la energía".

La mezcla de 35 mm con vídeo Super 16, GoPro y otros formatos le había funcionado muy bien a Chayse Irvin en los proyectos que realizó con el artista visual Kahil Joseph. Entre otros mencionaremos el épico videoclip para el álbum "Lemonade", de Beyoncé. Sin embargo, el director de fotografía cree que el pionero de este tipo de rodaje fue Spike Lee: "Ya lo hizo en Malcolm X y Clockers/Camellos. Jugaba con diferentes tipos de proceso".

El diseñador de producción Curt Beech se esforzó en diferenciar los mundos de la película y, al mismo tiempo, usar los decorados y ambientes para subrayar los temas contenidos en el guion. El piso de Ron es moderno, progresivo, luminoso, mientras que la casa de Felix, el personaje al que da vida Jasper Pääkkönen, donde se reúnen los miembros del Klan, está anclada en el pasado. "Me pareció importante mostrar que los miembros del Klan no son unos brutos, sino el vecino de al lado", dice el diseñador, que ya había trabajado con Spike Lee en la serie de Netflix "Nola Darling". "El salón comedor tiene que estar bien, parecer cómodo y normal, pero a la vez pasado de moda porque las ideas de las que hablan son anticuadas. No son las ideas del futuro".

La comisaría donde trabaja Ron necesita una reforma, explica Curt Beech. Remonta a los cincuenta y ha sufrido bastante desde entonces, hace falta una mano de pintura y alguna actualización. "Es un espacio anticuado, algo obsoleto que necesita una reforma urgente tanto física como conceptual", dice. "Deben replantearse cómo ser policías y a quién contratan".

Tanto el piso de Ron como la casa de Felix son decorados reales. El piso de Ron se encontró en Brooklyn y la casa de Felix en Ossining, Nueva York, la misma ciudad que hizo las veces del centro de Colorado Springs. El diseñador y su equipo encontraron muebles y objetos de la época para ambos hogares, así como el equipo pertinente para la imprenta que tiene Felix en el sótano. "El sótano era un centro neurálgico muy bien organizado para la sección", dice. "Imprimían folletos y panfletos. Hoy en día sería un lugar ultramoderno, casi al estilo Misión imposible, lleno de equipos de última generación. Buscamos lo equivalente en los setenta".

La comisaría se decoró con los muebles y el atrezo adecuado para la época, desde las mesas y las sillas hasta las máquinas de escribir y los ceniceros, incluso los portalápices. La mesa de Ron es algo más pequeña que las demás y está en una esquina, de forma que todos los agentes le dan la espalda. "Era una disposición muy estudiada con el fin de que se sintiera aislado", dice Curt Beech.

En cuanto a los colores, el diseñador se inclinó por una paleta neutra compuesta por marrones, verdes y rojos oscuros para resaltar el blanco de las túnicas del Klan. Llegó a esta conclusión con la diseñadora de vestuario Marci Rodgers, que ya había colaborado con Spike Lee en "Nola Darling". Los jefes de departamento querían asegurarse de que John David Washington, en el papel de Ron, siempre destacara en todas las escenas, por lo que su ropa es un poco más luminosa que la de las personas que le rodean.

La diseñadora de vestuario dice que se preparó para su trabajo en INFILTRADO EN EL KKKLAN viendo El nacimiento de una nación y Lo que el viento se llevó. Asimismo, se documentó en la Biblioteca del Congreso y en la Universidad Howard, donde había estudiado, igual que Kwame Ture, sumergiéndose en documentos históricos y en periódicos de la época.

"Fue sumamente interesante rebuscar en los archivos y ver sus diarios cuando todavía era Stokely Carmichael y aún no había ido a África", dice Marci Rodgers. "Ver los cambios y la transición en los documentos me fue muy útil. También pude estudiar revistas como Ebony y Jet. Hice muchas fotos y me fijé en lo que se llevaba entonces, en todos los accesorios para el cabello. La apariencia era importante, los abalorios, los collares, todas esas cosas".

Para vestir a Topher Grace en el papel de David Duke, la diseñadora buscó imágenes del líder del Klan advirtiendo ciertos detalles. "Descubrí que David Duke llevaba corbatas anchas rayadas", dice.

Las imágenes de símbolos del Black Power (Poder negro) como Angela Davis y Kathleen Cleaver fueron una inspiración para el vestuario de Patrice. "En la época, las mujeres casi llevaban un uniforme que formaba parte del Movimiento", dice la diseñadora.

La actriz Laura Harrier reconoce que la ropa fue vital para sentirse cómoda en el papel de la joven intelectual. "Siempre había querido hacer una película situada en los setenta", dice. "Me gusta la ropa, la música, el cine de esa década, por eso el vestuario era importante para encontrar el personaje. Una vez que me puse la peluca afro, la chaqueta de cuero negro y las gafas, me convertí en Patrice. El vestuario tuvo mucho que ver con mi caracterización".

Marci Rodgers buscó ropa de la época para la película, pero para el personaje de Ron diseñó varias piezas, entre las que mencionaremos el traje vaquero, además del calzado típico de entonces: zapatos cerrados con cordones, ligera plataforma y un poco de tacón. Spike Lee también pidió a la diseñadora que encontrara un par de Nike Cortez para el personaje. "Tuve la suerte de conocer a Ron Stallworth y pude preguntarle cómo se vestía entonces", dice la diseñadora. "Me dijo que a veces se ponía un 'walking suit' (camisa y pantalón de la misma tela). También que llevaba joyas porque se sentía más elegante. Cuando John David se vestía, se transformaba. Era real, como si nos hubiéramos teletransportado a los setenta, y eso es exactamente lo que buscaba".


Ron Stallworth en sus propias palabras

P: ¿Por qué decidió escribir el libro Black Klansman?
R.S.: Escribí el libro porque en 1978 fui el primer detective negro en la historia del Departamento de Policía de Colorado Springs, y también el más joven en la historia del Departamento. Trabajaba en la sección de inteligencia de la comisaría y uno de nuestros cometidos era monitorizar los periódicos por si veíamos algo que pudiera tener un impacto en la ciudad. Un buen día vi un anuncio que rezaba: "Ku Klux Klan, para más información póngase en contacto con..." y había un apartado de Correos. Decidí contestar y mandé una nota. Más o menos escribí: "Soy un hombre blanco, americano con sangre aria y odio a los...", y añadí todas las etnias que se me ocurrieron. Les dije que quería unirme al Klan para tomar medidas y cometí un error, firmé con mi verdadero nombre. No me pregunte por qué; la única explicación es que no me funcionaba el cerebro aquel día. Lo envié y olvidé inmediatamente. A las dos semanas recibí una llamada. El caballero se identificó como el presidente de la sección local, se llamaba a sí mismo "organizador"; dijo que había recibido mi carta y que tenía ideas muy interesantes que le gustaría compartir conmigo. Así empezó la investigación.

P: ¿Cómo era el ambiente en Colorado Springs en 1978?
R.S.: No había actividad racial significativa en Colorado Springs, nada que fuera diferente de otras comunidades del país. Colorado Springs era una ciudad militar con cuatro bases, por lo que la población era muy variada y se movía mucho. Por eso me llamó la atención el anuncio del periódico. Al ser negro pensé inmediatamente que era una ocasión única y que merecía explorarse. Pero nada en la ciudad daba pie a un anuncio así.

P: ¿Qué fue lo más interesante del caso?
R.S.: Engañar a David Duke y dejarle en ridículo. Creo que fue lo más estimulante porque él hizo estudios de posgrado en Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Luisiana. Sabía debatir en público. Se presentaba como la imagen de un nuevo Klan, un Klan renacido de sus cenizas, reorganizado, que no iba por ahí insultando a los negros. Nunca lo hacía en público, aunque no paraba en cuanto estaba con gente conocida. Era parte de la nueva imagen. Tampoco usaba la túnica en público. La mejor forma de describirlo es que hacía un trabajo de marketing con el Klan de una forma similar a como Donald Trump convierte su nombre en una marca. No tenía ni un pelo de tonto. Hablábamos mucho por teléfono, pero yo solo me había graduado en el instituto, y ahí estaba, enfrentándome a un tipo con estudios de posgrado. Era una cuestión de ingenio y fui el más listo de los dos. Reconozco que me entusiasmó entonces y que sigue haciéndolo.

P: ¿Qué le parece la interpretación que Topher Grace hace de David Duke?
R.S.: Oír a Topher en la película me crea una sensación inquietante porque consigue imitar la voz de David Duke. Suena como el David Duke con el que yo hablaba en 1978. Incluso el maquillaje hace que se parezca a David Duke.

P: ¿Usted y el detective que le sustituía en las reuniones del Klan tuvieron que trabajar para que sus voces se parecieran?
R.S.: Nunca intenté disfrazar mi voz. Una de las bases del trabajo clandestino es seguir siendo uno mismo lo máximo posible porque es fácil que te pillen en un error si adoptas una personalidad demasiado alejada de la tuya. Incluso en una misión hay que ser uno mismo, comportarse normalmente. Y a la gente que dice, como me dijeron cuando empezamos, que nunca funcionaría porque iban a darse cuenta inmediatamente de que era negro por mi voz, les pregunto: ¿Y cómo suena un negro? ¿En qué se diferencia mi forma de hablar, mis inflexiones vocales de las de un blanco? Fue como una bofetada para todos. Una vez que entendieron que no se podía justificar, la investigación siguió su curso,

P: ¿Ver la película le hizo retroceder en el tiempo?
R.S.: Me entró la risa cuando vi acontecimientos en los que había participado plasmados en la gran pantalla. Los recuerdo claramente. Todo lo que ocurrió entonces sigue siendo muy claro. Fue una experiencia bastante surrealista estar sentado en una sala y ver cómo se desarrollaba un capítulo de mi vida, escuchar mi nombre y darme cuenta de que alguien pensaba que era una historia merecedora de ser contada, que se ha convertido en una declaración política en este país. Yo solo me dediqué a escribir un libro. Mi objetivo no era realizar una declaración política acerca de las relaciones raciales, la América de Trump ni nada de eso. Pero Spike ha sido un genio conectando los puntos.

P: ¿Pudo ir al rodaje?
R.S.: Spike nos invitó a mi mujer y a mí a Brooklyn para el primer ensayo leído. John David me preguntó muchísimas cosas acerca del personaje, cómo me sentía, cómo me vestía, qué me ponía, si sabía bailar y si bailaba bien en la época disco... Creo que no lo hacía tan mal. Spike les dijo a todos que podían llamarme cuando quisieran para hacerme preguntas.

P: ¿Cómo fue trabajar con Spike?
R.S.: Me parece una persona muy honrada y auténtica. Nunca finge, dice lo que le pasa por la cabeza. Le da igual lo que piense la gente. Uno de los productores me contó que cuando Spike aceptó el proyecto, dijo: "Es el mundo de Spike, ahora todos vivimos en él". Le agradezco que haya visto algo lo bastante interesante en mi historia como para querer hacer una película, y estoy muy satisfecho con el resultado final. Vamos a ver, ¿a quién puede sentarle mal que Spike Lee dirija una historia acerca de la vida de uno?.