Treinta años, la edad de las responsabilidades.
Martin está a punto de irse de vacaciones son su mujer Ariane y su hija Cerise de 4 meses. Pero se cruza con Constance, su ex, su gran amor de juventud, ahora madre de dos niños.
Tienen una ocurrencia: pasarán unos días juntos al sol en la casa familiar. Todo volverá a ser como antes.
Saldrá lo mejor y lo peor entre los niños adorados, los amigos que sacan de quicio y los cónyuges neuróticos.
Reaparecen los malos rollos, las emociones, los sentimientos "del antiguo volcán que creíamos apagado".
Los ex disfrutan, los otros padecen y todos enloquecen.