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El silencio del pantano cartel reducidoEl silencio del pantanoDirigida por Marc Vigil
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El director Marc Vigil, con una larga trayectoria en televisión como realizador de conocidas series: El Ministerio del tiempo, Vivir sin permiso o Diablo Guardián, esta última rodada en México para Amazon Prime, da el salto a la gran pantalla con la dirección de su primera película: El silencio del pantano.

Pedro Alonso (La Casa de Papel, La playa de los ahogados) y Nacho Fresneda (El Ministerio del tiempo, El Reino) dan vida a los dos protagonistas de este thriller ambientado en el mundo del hampa valenciano y sus relaciones con la corrupción política. Carmina Barrios (Arde Madrid, Carmina y Amén) en el personaje de La Puri maneja los entresijos de la trama gitana.

El silencio del pantano basada en la novela homónima de Juanjo Braulio, ha sido adaptada como guión cinematográfico por Carlos de Pando y Sara Antuña.

El rodaje transcurre a lo largo de siete semanas por diversas localizaciones de la Comunidad Valenciana y Navarra. Un personaje más del film será la Albufera y sus paisajes que tienen una importante presencia en la historia.

La película producida por Zeta Cinema cuenta con la participación de RTVE, TV3 y Netflix.


Notas del director (Marc Vigil)
"Valencia nunca ha sido una ciudad marítima. Es una urbe fluvial construida sobre un descomunal pantano. Y que el pantano ya no se vea no quiere decir que haya desaparecido. La única diferencia es que está más abajo. Sigue dando su fango para hacer ladrillos con los que construir edificios junto al mar, parques temáticos, complejos culturales y, al final, la ruina y el sonrojo. Es un cenagal que abona la codicia, el orgullo o el odio, para que florezcan la envidia, el rencor, la violencia y la muerte".

Inspirada en la novela de Juanjo Braulio, El silencio del pantano se ambienta en la Valencia actual, en el momento en el que se recogen los platos rotos de esa gran fiesta de la corrupción. Pululan por la historia unos personajes nada recomendables que, a fuerza de ser valencianos, podrían ser de cualquier otro sitio del mundo, porque su ambición y su falta de escrúpulos florecen con igual vigor en todas partes. En todos ellos ejerce su influencia el viejo pantano sobre el que se levanta la ciudad, y que los siglos han confinado a una celda enterrada bajo millares de edificios. La antigua marisma, que hace un siglo envenenaba los muros encalados de las barracas de Blasco Ibáñez y hoy corroe los orgullosos pilares de hormigón blanco de Santiago Calatrava, se convierte en el escenario de tenebrosas historias que se secan al abrasador sol de la Malvarrosa.

Y, pese a semejante entorno, no es una película sobre la corrupción. Es una película sobre el poder: el que ejercen los que mandan, sea en el ámbito que sea, y que se sustenta siempre en la codicia, la ambición y la falta de escrúpulos. Características que Q, nuestro protagonista, un misterioso escritor enfrascado en la confección de su tercera novela, aborrece por encima de todas las cosas.

El silencio del pantano es un thriller que se inspira en la etapa más tenebrosa de Hitchcock, la que comienza a desatarse en Psicosis. Y lo hace a través de un doble relato que se despliega en paralelo: el externo o trama; la desaparición de un exconseller de la Generalitat, un corrupto encargado de lavar el dinero del tráfico de drogas de la ciudad; y el interno o tema; la existencia de Q, un escritor capaz de cometer horribles crímenes movido por la necesidad creativa, y también, de una manera perturbada, por el deseo de justicia provocado por el odio que siente hacia los que le rodean.

El pantano, que en su superficie nos muestra una imagen amable del paisaje, con la ciudad reflejada en sus aguas cristalinas, esconde bajo el agua un mundo de lodos y criaturas. Así son los personajes de la película. “Q” un famoso escritor a los ojos de todos, es realmente un psicópata incapaz de frenar sus impulsos asesinos. Ferran Carretero un político caído en desgracia y que en la sombra actúa como eslabón entre lo más alto de la sociedad valenciana (políticos y empresarios) y lo más bajo, representado por la Puri, una gitana que regenta un bar en el Cabanyal pero que, desde su cocina, maneja los bajos fondos y el narcomenudeo de la ciudad. El único que no puede esconder su verdadero fondo es Falconetti, el brazo derecho de la gitana, incapaz de esconder bajo una gran cicatriz en su cara quien es.