Después de casi cinco mil millones de dólares recaudados a lo largo de ocho películas, la franquicia Fast & Furious presenta el primer capítulo independiente de la saga, con Dwayne Johnson y Jason Statham en sus papeles habituales como Luke Hobbs y Deckard Shaw en FAST & FURIOUS: HOBBS & SHAW.
Desde que en Fast & Furious 7 (2015) se cruzaron los caminos del imponente agente Hobbs (Dwayne Johnson), un leal miembro de los servicios de Seguridad del Cuerpo Diplomático estadounidense, y del solitario mercenario Shaw (Jason Statham), ex miembro de un cuerpo de élite del ejército británico, los insultos, golpes y burlas no han cesado entre ellos para ver cuál de los dos cae antes.
Pero cuando un anarquista mejorado ciber-genéticamente llamado Brixton (Idris Elba), se hace con el control de una peligrosa arma biológica, el mundo se enfrenta a una de sus mayores amenazas. Cuando Shaw se entera de que además Brixton ha derrotado a su hermana, una brillante e intrépida agente secreta del M16 (Vanessa Kirby, la serie “The Crown”), él y Hobbs no tendrán más remedio que dejar su mortal enemistad a un lado para salvar el mundo y derrotar al único hombre capaz de acabar con ellos.
La coreografía de la acción
Sin límites. Trucos, peleas y mucha resistencia
Cualquier actor que se apunte a una película de David Leitch sabe que deberá someterse a un intenso programa de preparación y entrenamiento para estar a la altura de unas secuencias de acción llevadas al límite. La resistencia física, la agilidad y la complicada coreografía para conseguir plasmar la visión del director ponen a prueba a menudo al atleta más preparado.
Los espectadores tuvieron ocasión de apreciar los resultados cuando Keanu Reeves se transformó en el legendario matón de John Wick/Otro día para matar, o cuando Charlize Theron acabó siendo un equipo de demolición unilateral en el thriller de acción Atómica. El trabajo del director con la cámara subraya la acción al tiempo que eleva la narración con fuerza y visceralidad.
Tres atletas del nivel de Jason Statham, Dwayne Johnson e Idris Elba estaban más que preparados para trabajar al nivel requerido por David Leitch y sabían que el director no dudaría en pedirles lo imposible. Todos aportaron sus conocimientos en diferentes tipos de lucha. Idris Elba es un profesional del arte marcial muay thai que ganó su primera pelea de competición en 2016.
David Leitch se inclina por el enfoque "jefe de equipo" y trabaja muy de cerca con los actores y los especialistas, apoyándoles en todo momento. Planifica cada segundo de las secuencias de acción, sean de pelea u otras, con el director de fotografía Jonathan Sela, el supervisor de especialistas Chris O’Hara, y su habitual colaborador y coreógrafo de peleas Greg Rementer. Incluso subraya el impacto mediante una música creada para incrementar la adrenalina de los actores durante el rodaje con la finalidad de que el espectador disfrute de una secuencia cuya tensión vaya siempre en aumento.
Sin embargo, conseguir el efecto deseado plantea numerosas dificultades. Primero se debe lograr la perfecta cadencia para que cada movimiento esté sincronizado con la música, por lo que Chris O’Hara y Greg Rementer estudian con lupa la coreografía. "Dave imagina el resultado", dice el supervisor de especialistas. "Es un experto de las escenas de acción, algo esencial para una película a esta escala, pero no olvida a cada personaje y al actor que lo interpreta. Para él, lo primordial es la historia, y no la intercambia por un movimiento espectacular. No se le escapa nada, por eso es perfecto para este tipo de cine".
La acción revela al personaje. Luchas como lo que eres
Desde un principio, David Leitch y su equipo querían que Hobbs, Shaw y Hattie demostraran sus conocimientos en diferentes estilos de lucha enfrentándose al imprevisible Brixton Lorr, que parece indestructible gracias a sus mejoras cibernéticas. "Muchas veces no nos damos cuenta de que la acción es tan importante para el desarrollo del personaje como la narración", explica David Leitch. "Una buena secuencia de pelea bien construida puede decir tanto del personaje como un buen diálogo. Es posible definir a los personajes por cómo luchan. En el caso de Dwayne y de Jason, sus personajes ya tenían una presencia física, una forma de pelear, pero decidimos ir más lejos y mejorarlo".
Hobbs se basa en la fuerza bruta, el insulto, y va a matar. Shaw usa la cabeza y el cuerpo, basándose en la velocidad, la agilidad y sus recursos intelectuales para ser el ganador. "Hobbs tiene un enorme poder físico que le permite coger a un contrincante y tirarlo al otro lado de la habitación", dice el director. "Shaw, al contrario, piensa a medida que lucha. Es muy rápido y ágil, y se servirá de todo lo que tiene a mano para ganar. Es un ritmo totalmente diferente. Sus estilos no tienen nada que ver, pero deben formar uno si cabe la posibilidad de vencer a los superpoderes de Brixton".
Ahora solo quedaba construir las necesarias capas en la acción y tejerlas en la trama desde la escena en que Hobbs y Shaw son estrepitosamente derrotados por Brixton Lorr, o cuando Hattie, una mujer de recursos, le enseña a Hobbs de lo que es capaz en la oficina de la CIA en Londres.
La mayor dificultad a la que se enfrentaron Chris O’Hara, Greg Rementer y sus equipos fue diseñar peleas para varios protagonistas a la vez, sobre todo cuando Hobbs y Shaw unen sus fuerzas para enfrentarse al terrible Brixton. Ante todo debían respetar los estilos de lucha de cada uno, impedir que se molestasen mutuamente y, sobre todo, asegurarse de que la escena fuera visualmente dramática y dinámica. "Cada movimiento, cada patada, cada bloqueo tiene su importancia dentro de la historia de la pelea", explica Chris O’Hara.
Las secuencias de acción siempre captan la atención del público, pero David Leitch es conocido por mantener dicha atención sin aburrir nunca al espectador, utilizando a menudo un largo plano secuencia que refleja la pasión de cada momento. Lo más impresionante de este estilo de rodaje es que los actores son la pieza clave para que la escena sea creíble, al filmarse en continuo sin los habituales cortes que permiten a los especialistas doblar a los actores en los momentos más intensos y peligrosos.
La lucha estilo Brixton. Idris Elba da lo mejor de sí mismo
Idris Elba, desde el primer momento, pensó en Brixton Lorr como en una máquina de pelear. Un Superman negro mejorado cibernéticamente y seguro de sí mismo. El actor, que mide 1,90 metros, estaba dispuesto a entrenarse para encarnar a Brixton a la perfección. Desde sus primeras conversaciones con David Leitch, y posteriormente cuando se reunió con Chris O’Hara y Greg Rementer, entendió cada vez mejor cómo funcionaba el proceso que exigía el director. "Pensé que con mi experiencia en la lucha muay thai, no sería difícil adaptarme a la coreografía", dice. "Pero para este papel hacía falta más. Chris, Greg y el resto del equipo saben perfectamente lo que quieren y no me quedó más remedio que deshacerme de algunas costumbres mías y trabajar con el estilo propio de Brixton, más visceral, violento, tremendamente ágil y carismático".
Para alcanzar tal intensidad y precisión, tanto Idris Elba como los otros tres protagonistas debían confiar plenamente en el director, y el actor estaba más que dispuesto. "David Leitch es un genio con la cámara", dice. "Sabe meterse en el ritmo de la pelea. Cada movimiento está perfectamente coreografiado dentro de una visión de conjunto. La coreografía de Greg encaja con el estilo de rodaje de David. No había hecho nada tan complicado hasta ahora. Además de estar en buena forma física, también debíamos ser muy precisos en los movimientos y en el ritmo para que funcionara la complicada coreografía. Hay que sumergirse en la escena y saber de qué va; fue una maravillosa experiencia. Me encantó trabajar con ellos. Saben lo que hacen".
Dura y peleona. Kirby saca la guerrera que lleva dentro
Vanessa Kirby trabajó en Misión imposible: Fallout, pero le habría gustado tener un papel con más escenas de acción. La actriz insiste en que no era nada atlética de joven y que la coordinación no es lo suyo, pero que el entrenamiento al que la sometió Greg Rementer la convenció de que físicamente podía hacer más de lo que creía. Con la ayuda de las lecciones del coreógrafo y con el apoyo de su equipo, la actriz sacó a la luz una vertiente intrépida totalmente desconocida para ella.
Hattie Shaw no es una luchadora refinada. Es lista y rápida, y su estilo es directo, muy propio del barrio donde se crió. Al igual que su hermano mayor, utiliza todo lo que tiene a mano, pero sin la perfección y elegancia de la que Shaw hace gala.
La actriz se entrenó durante meses con Greg Rementer y su equipo para obtener la forma y la resistencia física necesarias para el rodaje. Solo entonces empezó a aprenderse la complicada coreografía de las secuencias de pelea. Cuando llegó el momento de rodar, estaba más que preparada.
"Vanessa mejoraba cada día", dice Greg O’Hara. "Es una perfeccionista. Trabajó con nuestro equipo y llegó al punto en que, por muy sutil que fuera la señal, sabía exactamente qué ajuste debía hacer para el bien de la escena. Gracias a su tremenda ética profesional, nunca deja de esforzarse. Hizo un trabajo asombroso".
El primer día de rodaje con Dwayne Johnson, la actriz debía luchar con él en el decorado de la oficina de la CIA en Londres. La escena le exigía hacer un movimiento triangular para deslizarse debajo de él y pasarle las piernas alrededor del cuello al mismo tiempo que le apunta con la pistola. La idea era dejar claro desde un principio que Hattie está a la altura de Hobbs y de Shaw.
Vanessa Kirby quedó satisfecha con el resultado. "Dave quería que Hattie fuera un personaje duro", recuerda. "Para mí, el momento más gratificante fue cuando Dave me dijo que yo era la más resistente de todos. Estaba en medio de una peliaguda escena con Dwayne y me hice daño en la rodilla, empecé a sangrar, pero seguí adelante. No tenía la menor intención de parar por algo así. No fue la última vez que me corté o que me di un golpe en esta película, pero era parte del proceso. Me encantó poder hacerlo todo yo, y creo que tuve mucha suerte en aprender tanto gracias a Dave. Fue algo asombroso".
La confrontación final. Hobbs y Shaw se enfrentan a Brixton en Samoa
Brixton Lorr y sus hombres llegan a Samoa para acabar de una vez por todas con Hobbs, Shaw y Hattie, a los que superan ampliamente en número. Para equilibrar la balanza, deberán contar con los miembros de la familia de Hobbs y el espíritu guerrero de los samoanos. Las escenas de acción finales no solo son totalmente innovadoras y no tienen nada que ver con lo que se ha visto en la gran pantalla hasta ahora, también desde la perspectiva de la narración, son cruciales en cuanto a la relación de Hobbs con sus hermanos, la relación de Shaw con Hobbs y la relación de ambos con Hattie. A pesar de no llevarse bien, de sus enfrentamientos y desacuerdos, no les queda más remedio que unir sus fuerzas por una causa común.
El equipo estudió detalladamente cómo se podía perfeccionar la acción. Buscaron coreografías totalmente originales para los combates cuerpo a cuerpo, además de incluir acción con vehículos, efectos especiales, explosiones y pirotecnia en general. El objetivo era crear un clímax cinematográfico que tuviera al espectador en vilo preguntándose si realmente ha visto eso o se lo ha imaginado.
En busca de la Siva Tau. El poder secreto de la danza guerrera samoana
Greg Rementer y su equipo se encargaron de diseñar una secuencia de lucha que jamás ha sido vista antes. Lo primero fue documentarse en la cultura bélica samoana y polinesia, así como estudiar en detalle todas las peleas filmadas protagonizadas por Dwayne Johnson para que pudiera añadir algo inesperado a una técnica utilizada previamente. En palabras de Greg Rementer, era un sueño hecho realidad para un coreógrafo de peleas.
"Tratándose de actores del calibre de Dwayne, Jason, Iris y Vanessa, sabes de antemano que estás trabajando con oro", dice, "Teníamos la sensación de ser niños en una tienda de chuches. Lo único que nos preocupaba era encontrar algo nunca visto antes". Era más fácil decirlo que hacerlo. "Fue un auténtico reto porque no hay mucho que no se haya filmado", sigue diciendo. "Pero necesitábamos algo con sello propio. Ahora bien, puedo coreografiar una pelea a puñetazos, a patadas o a base de bloqueos, pero ¿con qué intención? ¿Cuál es la motivación? ¿Qué sentirá el espectador cuando la vea? También hay que preguntarse si realmente aporta emotividad, si es útil para la historia. Por eso, Dwayne y yo decidimos hablar seriamente para ayudarme a entender el significado de la Siva Tau, la danza guerrera samoana".
La Siva Tau no es una mera danza ceremonial. Equivale a prometerle al enemigo que se le derrotará y que morirá. Más o menos la letra viene a decir lo siguiente: "Samoa os da las gracias por darnos vuestras vidas y que hayáis regado la tierra con vuestra sangre… Miradme a los ojos, pues será lo último que veréis antes de morir".
Era exactamente lo que Greg Rementer y su equipo buscaban. El espíritu de la Siva Tau estaría presente en cada brutal golpe de la batalla final. Nunca se había rodado nada parecido antes. "En ese momento se me hizo la luz", recuerda el coreógrafo con una sonrisa.
El rodaje de la secuencia de la Siva Tau con actores polinesios reavivó en Dwayne Johnson su sangre samoana y, por otra parte, le conectó de forma directa con su padre, el luchador profesional afroamericano Rocky Johnson, y con su abuelo samoano Peter Maivia. Por su parte, Jason Statham sintió como si fuera suya la emoción de su compañero. "Fue maravilloso verlo", dice el actor. "Es algo muy emocional, y creo que irá más allá de la pantalla. Es un momento brutal, visceral, en el que todos se solidifican en una sola persona a través de esas armas antiguas. Era asombroso ver cómo afectaba a Dwayne, tremendo".
Todos los que vieron la escena están de acuerdo en que es memorable y que está llena de significado. "Fue algo muy especial, sobre todo cuando Hobbs y Mateo luchan espalda contra espalda, protegiéndose mutuamente, sabiendo de dónde vienen y dónde están ahora", dice Greg Rementer. "Se palpaba la conexión física, estaban totalmente sincronizados. Se palpaba su amor por esta profesión, pero también el amor por su cultura y los personajes que interpretaban". No cabe duda de que el público no se quedará indiferente. "Los dos buscaron algo en lo más profundo de sí mismos que la cámara pudo captar", sigue diciendo. "No exagero si digo que los especialistas contra los que luchaban se llevaron unos cuantos golpes en el proceso. Todos se esforzaron al máximo en dar algo especial en esta escena y en demostrar por qué Brixton Lorr y sus mercenarios no podían vencer a la familia Hobbs",
Con el fin de describir con exactitud la cultura samoana, el director y los productores contaron con KAP TE’O-TAFITI, al que todos llamaban "Kap", un samoano que trabaja en el Centro Cultural Polinesio con sede en Hawái. De hecho, también tiene un pequeño papel en la secuencia samoana.
Dwayne Johnson quería que HOBBS & SHAW iluminara la cultura samoana a través de un antiguo y sagrado estilo de lucha. "Llevaba esperando toda mi vida profesional como actor una secuencia de acción como está, basada en la rabia pura, en algo primitivo, donde sobran las armas, cualquiera que sea", dice. "Puede parecer extraño, pero rodar esta secuencia me dio una gran alegría".
Los vehículos
Velocidad y fantasía. Los vehículos de HOBBS & SHAW
La acción trepidante siempre ha sido uno de los componentes base del éxito de la saga Fast & Furious, pero los coches, desde los japoneses con motores propulsados con óxido nitroso, pasando por los elegantes modelos europeos, hasta los poderosos estadounidenses de toda la vida, nunca han dejado de cautivar y entusiasmar a los seguidores, sean de donde sean.
Dennis McCarthy, el coordinador de vehículos habitual de la saga, regresa en HOBBS & SHAW para ocuparse y personalizar una flota incomparable. El coordinador y su homólogo londinense, Alex King, este como supervisor de vehículos, dieron rienda suelta a su pasión y preferencias en esta película para exhibir unos coches impresionantes desde Londres a Hawái pasando por Los Ángeles.
Teniendo en cuenta que se necesitaban varios modelos totalmente personalizados y repartidos en varias unidades en dos continentes, Dennis McCarthy y Alex King decidieron que lo mejor era dividir la tarea entre los dos para entregarle vehículos totalmente diferentes a David Leitch y a los productores. La lista incluye todoterrenos, varios Range Rover, motos, camiones militares, pick up, coches "normales" y vehículos de elevado rendimiento, todos ellos absolutamente esenciales para conformar la visión del director.
El McLaren 720S 2018
Entre los sorprendentes coches que aparecen en HOBBS & SHOW, sobresale el elegante e impecable McLaren 720S azul. Ya hemos visto varios McLaren en anteriores entregas de Fast & Furious, pero en esta ocasión el famoso coche protagoniza el capítulo rodado en Londres conducido por el espía más sofisticado de la franquicia, Deckard Shaw. "Son coches asombrosos", dice Alex King. "El motor, la conducción, la aceleración, la fuerza, la frenada. Resumiría el McLaren describiéndolo como un coche hecho a medida para cada uno de sus propietarios".
Jason Statham reconoce que le pareció una excelente elección. "Llevo esperando este momento desde Fast & Furious 7", dice, riendo con ganas. "Shaw es un británico puro que viste en Savile Row y es un as del volante. Se merece conducir algo superelegante hecho en Gran Bretaña. Ha sido una idea genial colocarlo al volante de un McLaren, encaja con él. La diferencia entre Shaw y Hobbs se ve reflejada en sus vehículos, y eso me gusta. Dwayne prefiere las marcas estadounidenses, y me parece bien".
Jason Statham visitó la sede de McLaren en varias ocasiones para conducir el 720S en sus pistas de prueba. Alex King estuvo presente uno de los días. "Jason fue a probar el McLaren y descubrió que estaba equipado con ‘launch control’ (control de aceleración desde parada)", recuerda el supervisor. "Aquel día yo estaba al final de la pista y me di cuenta por el ruido del motor de que había pulsado el botón de ‘launch control’. El coche llegó lanzado a toda velocidad y vi a Jason con una enorme sonrisa de oreja a oreja. En ese momento supimos que habíamos hecho la elección perfecta. El diseño, el aspecto, la carrocería son impecables, y su agarre en carretera no tiene par. Es un coche excepcional".
El equipo de producción acabó trabajando mano a mano con el personal de McLaren y el fabricante acabó por ofrecer a los productores la posibilidad de que filmaran en sus edificios. El edificio McLaren fue transformado en la sede de Eteon.
El departamento encabezado por Alex King pudo usar dos McLaren auténticos, pero construyó dos versiones de rodaje. Como ocurre en cualquier rodaje de acción, son necesarias varias versiones del mismo coche para hacer frente a las dificultades de las secuencias, para incorporar una cámara, para ser conducido por especialistas, etcétera.
Al igual que Dennis McCarthy, el supervisor británico se desvivió para solucionar cualquier problema, por complicado que fuera, que le plantearan el director y los productores. Una forma de resolver las peores dificultades fue trabajar con el diseñador de producción David Scheunemann, el coordinador y supervisor de especialistas Chris O’Hara y el supervisor de efectos especiales ALISTAIR WILLIAMS (Animales fantásticos y dónde encontrarlos, Aliados).
"Mi departamento se encargó de fabricar una serie de vehículos hechos a medida, además de plataformas motorizadas para que el director pudiera obtener los mejores planos", explica Alex King. "Disfruto mucho enfrentándome a todos estos retos, es como encajar las piezas de un rompecabezas, pero con imágenes reales".
Camión militar de carga MAN 464
Uno de los días de rodaje más importante para el equipo de Alex King tuvo lugar en las instalaciones subterráneas de Eteon, dedicadas al entrenamiento y a la investigación, localizadas debajo de la central nuclear de Chernóbil. El decorado, construido en un hangar vacío del aeropuerto de Farnborough, contenía un arsenal compuesto por todas las armas imaginables, así como una flota de vehículos y aeronaves comparable a una base militar.
El camión militar de carga MAN 464, con un peso de seis toneladas, fue rediseñado por David Scheunemann para adaptarse a la secuencia, sin por eso perder nada de su formidable aspecto. Se usaron cuatro camiones para la filmación. Dos para rodar tomas en movimiento, y otros dos que fueron desmontados y montados de nuevo en plataformas especiales para simular movimiento. "Estos camiones aplastan cualquier cosa que se interponga en su camino", dice Alex King.
El Rock Crawler
El Rock Crawler, otro miembro de la flota de Eteon, es un diseño totalmente original y uno de los vehículos más complicados de construir. La carrocería se fabricó en el Reino Unido, pero está propulsado por un poderoso motor Chevrolet LS376/480 que le permite realizar saltos que desafían la gravedad. También se construyeron cuatro versiones desde cero con la ayuda de la empresa británica Off-Road Armory. El vehículo aparece en escenas en el difícil terreno de Chernóbil y en la bella Samoa.
Moto Triumph Speed Triple 2019
La moto de Brixton Lorr es la impresionante Triumph Speed Triple 2019. Se realizaron dos versiones de la montura del superhombre: una de campo retocada especialmente por Chris O’Hara y su equipo para aguantar las escenas en Chernóbil, y otra para la persecución londinense.
En esta última, Brixton Lorr, montado en su Triumph, persigue a Shaw, Hattie y Hobbs, que van en el McLaren 720S intentando huir a toda velocidad por las calles de la capital británica. En realidad, la escena se rodó en Glasgow, una ciudad de calles anchas donde ya se había rodado Fast & Furious 6 y que facilitaba el rodaje de una persecución de este calibre, algo imposible en las calles de Londres. Los habitantes de Glasgow estaban encantados de ser testigos de un rodaje semejante y muchos compartieron fotos en las redes sociales que se propagaron por todo el planeta.
El camión grúa Peterbilt. El Rat Rod
Dennis McCarthy ha modificado un sinfín de vehículos para la saga Fast & Furious en los pasados años, pero en lo más profundo de su corazón prefiere los poderosos coches estadounidenses y, sobre todo, los vehículos 4X4 de rally. El director y los productores le dieron carta blanca para que se inventara vehículos de lo más sorprendente en las escenas de Samoa.
El coordinador encontró varios coches clásicos para llenar el taller de la familia Hobbs y fabricó toda una selección de vehículos 4X4. Entre estos se encuentra el coche grúa Peterbilt de Hobbs al que ensanchó el chasis para conferirle un aspecto más agazapado y al que después pintaron con colores que recuerdan a un caballo tribal de batalla.
Dennis McCarthy tampoco quería el típico camión sobredimensionado y decidió alejarse de los enormes vehículos militares que Hobbs había conducido anteriormente. El Peterbilt es el camión de Hobbs, y tanto el coordinador de vehículos como el director querían algo con clase, clásico, que encajara con la personalidad del personaje.
El Rat Rod, llamado así por ser un vehículo centrado en el poder mecánico y no en la belleza, es otro de los coches Franken personalizados por Dennis McCarthy. Está diseñado para alcanzar elevadas velocidades. Shaw conduce el mal encarado camión y causa ciertos daños en la propiedad de la familia Hobbs, preparando al espectador para el enfrentamiento con Brixton Lorr.
"El tercer acto, que tiene lugar en Samoa, es mi parte favorita", reconoce el coordinador de vehículos con una gran sonrisa. "Me lo pasé en grande construyendo toda una selección de camiones 4X4, el Peterbilt, el Rat Rod y otros con muchos caballos y una suspensión genial para que los protagonistas levantaran mucho polvo. En la secuencia final aparecen todos mis vehículos favoritos. Pero lo mejor fue trabajar con David Leitch. Es un director asombroso que viene del mundo de los especialistas, sabe de qué va la acción y llevar los coches al límite".
Puede que el mayor reto para Dennis McCarthy y su equipo fuera construir vehículos antes de que supieran realmente en qué consistiría la secuencia final en Samoa y qué se esperaba de cada coche. Pero no les pillaba por sorpresa.
En numerosas ocasiones, el taller de Dennis McCarthy empieza a modificar vehículos mucho antes de que empiece el rodaje. Hace falta tiempo para ensamblar un vehículo modificado, pero tratándose de cuatro o más, algunos en más de una versión, estamos hablando de una tarea hercúlea que requiere una planificación milimetrada y una superdosis de creatividad.
Pero en este caso le ofrecieron un lienzo en blanco, y el veterano gurú de los coches para cine era consciente de que debía dar el todo por el todo. Una vez más iba a superarse a sí mismo para sorprender a las legiones de fans en todo el mundo con vehículos nunca vistos antes.
"No estábamos muy seguros de lo que se pediría a los coches. En una situación semejante, cuanto más, mejor", explica el coordinador. "Construimos vehículos capaces de aguantar un salto de veinte metros o una caída de ocho metros, aterrizar, enderezar y seguir avanzando a todo gas. No me quejo, al contrario. Era la excusa que necesitábamos para ir aún más lejos. Por suerte, cuando llegamos a Hawái antes del rodaje, tuvimos la oportunidad de probar los vehículos y realizar algún que otro retoque. Créame si le digo que cuando vea la película, no le decepcionará".
Calidad samoana. El diseño de vehículos culturalmente fieles
La regla en las secuencias de Samoa era la autenticidad, y eso también incluía a los vehículos. Afortunadamente, Dennis McCarthy no tardó en descubrir que incluso en una isla del océano Pacífico hay expertos mecánicos. Al leer el guion, se dio cuenta de que tendría que documentarse sobre la afición por el motor que sienten los samoanos, sobre las carreteras e incluso los agentes de tráfico del país.
Aprendió que los samoanos hacen gala de ingeniosidad cuando fabrican autobuses a partir de camionetas pick up de la marca Toyota y decoran la carrocería con vistosos dibujos, etiquetas y logotipos. Le recordó un poco su experiencia en Cuba para el rodaje de Fast & Furious 8.
Dennis McCarthy es un apasionado de los coches y siempre le interesan los detalles de cualquier vehículo modificado. Decidió mandar a varios miembros de su equipo a Samoa para hacerse con piezas auténticas.
Tuvieron suerte y encontraron una mina de oro con casi doce bólidos, entre los que estaba un Chevy Nova superalimentado de 1967, un T-Bucket (o sea un modelo T de Ford totalmente modificado) y una camioneta grúa de 1932 que acabarían en el decorado del taller de la familia Hobbs. También encontraron piezas en otros talleres para completar los vehículos modificados en California que llenarían este último decorado. A continuación trabajó con el diseñador de producción David Scheunemann para no salirse de la paleta de colores escogida y dar la pátina correcta a algunos de los vehículos.
Pick up Dodge M37
Es el monstruo de los vehículos de la familia Hobbs. En este caso se rediseñó para que la cabina y el chasis originales pudieran aguantar cualquier choque. Tal como lo imaginó el coordinador de vehículos, es pura fuerza.
Un placer para los ojos. El taller de la familia Hobbs
Tanto David Leitch como Dennis McCarthy creían que era importante dejar claro desde el primer momento que la familia Hobbs sabía lo que se hacía. Y para eso debían conseguir que los espectadores se quedaran atónitos cuando Jonah abre las puertas del taller para que entre su hermano.
Lo primero que se ve es la versión australiana del Ford Falcon XB de 1976, seguido por un Camaro de 1968 y un Chevy 122S de 1963 con motor Volvo, así como varias motos, entre ellas la Confederate X132 de 2012, unas cuantas chopper Harley-Davidson personalizadas y otra Harley-Davidson de 2017 para carreras de resistencia. El Valhalla de los coches.