Notas de dirección (Paco R. Baños)
Tú fabricas tu propio mundo: lo puedes hacer grande o lo puedes hacer muy pequeño.
Cada paso que damos se convierte en parte de nuestro pasado, de nuestra memoria, de nuestro recuerdo... Una mochila de la que no deberíamos desprendernos.
Si renuncias a ello, renuncias a tu identidad, a lo que eres y tu mundo puede quedar absorbido en un perímetro de 522 pasos. Eso es lo que le ocurre a George, nuestra protagonista.
NATALIA DE MOLINA es George. Se interesó por esta historia desde que le llegó el guion.
Es muy camaleónica a pesar de su juventud y con un currículum envidiable donde reposan sus 2 Goyas. Era interesante para mí, aparte de contar con una gran actriz, que ya físicamente el personaje no tuviera rasgos portugueses: "No tienes pinta de portuguesa...", se dice en una escena.
Alguien que se ha empeñado tanto en no ser lo que era, es interesante que ni siquiera físicamente conserve ningún rasgo portugués. Ese era el punto de partida. Ella es capaz de situar al personaje en esa delicada línea entre lo frágil y lo enérgico a la vez.
EL TÍTULO 522.Un gato, un chino y mi padre. Todos esos términos que aparecen se ponen en conexión para hablar de una AVENTURA en busca de la memoria, del recuerdo, de no olvidar quienes somos y de dónde venimos.
El enfoque, la atmósfera, el tono a la hora de abordar esta peculiar agorafobia (casi autoimpuesta) es fresca e irónica...indie... una roadmovie que transita entre situaciones enrevesadas e irónicas. Con personajes variopintos a la par que muy humanos; humanidad más que realismo… para terminar abriéndose muy mucho a lo emocional.
Nuestra protagonista escapó buscando otro espacio, otro mundo, otro sitio... y la manera de resolver ese problema es ese viaje al FIN DEL MUNDO.
En este peculiar viaje George va acompañada por Hao, el chino de la tienda de chinos de su barrio. Un espejo de ella misma, un universo de contrastes, un japonés que se hizo chino por amor.
Hao y su forma de encarar el pasado será clave también en todo este proceso de transición y cambio de George.
Un viaje de ENCUENTROS con personajes retratados bajo el mágico tamiz de la nostalgia... y que ofrecen una inesperada disparidad de situaciones que generarán empatía en el espectador.
GEORGE, es una chica en los 30… Eso le hace no ser ni adulta, ni adolescente, ni... muchas cosas. Un cóctel a medio camino de todo y de nada. Un universo en el que ella marca sus propias reglas o adapta a su manera las que le imponen los demás.
Todos los personajes de la historia los acaba dibujando George desde esa mirada propia.
Un viaje en el que la improvisación le debe comer terreno a la rutina germánica en la que vive.
Mirar de otra manera, diferente, directa, explosiva, simple y complicada a la vez.
George es como su vestuario reducido y repetitivo.
Como los objetos que le acompañan en su viaje. Hao le dice: "la vida son los objetos con los que te vas quedando".
Esos objetos se convierten también para mí siempre en objetos cargados de significados, que sustituyen al personaje dentro del encuadre física y emocionalmente en muchas ocasiones. Filmar el bodegón es para mí filmar al personaje. Son su vida, su mundo...
George es una especie de superheroína dentro de su perímetro, y todo esto crea una atmósfera que contagia el TRATAMIENTO VISUAL Y SONORO de la película.
La intención ha sido retratar conjuntamente al personaje y al espacio, relacionarlos siempre. Todos los personajes y todo lo que acontece se cuenta desde el espacio físico de ella, desde el sitio donde los mira ella: SU PUNTO DE VISTA para así comprender y compartir con el espectador su grado de armonía y desarmonía con el entorno.
El trabajo de la cámara va orientado en este sentido. Se ha tendido casi en su totalidad al uso de 2 únicas ópticas: el angular 21 mm para estar siempre respirando con ella y vivirla de cerca; y una óptica más noble, 50mm, para describir al resto de personajes y su entorno.
Esto significa integrar aún más las intenciones de la historia en la puesta en escena, que así van juntas de la mano, para que todo sea orgánico.
Y a esta integración contribuyen también las LOCALIZACIONES. La costa del Algarve portugués hasta el Cabo de San Vicente se convierte en protagonista desde el rumbo inicial marcado en Sevilla.
Mi padre era portugués y conozco bastante todo el Algarve que siempre ha tenido esa atmósfera de fábula, de algo especial. Portugal y no sólo Lisboa ha tenido siempre algo de nostálgico, de retorno al pasado, como volver 10 años atrás: los pueblos, sus gentes... Por eso me parecía el marco ideal para hacer transitar una historia que habla del pasado y que saca a relucir la saudade portuguesa.
También contribuye a crear esa atmósfera especial el haber rodado en espacios turísticos en baja temporada que saca a la luz esa tristeza alegre de la saudade.
Al haber recorrido estos lugares en infinidad de ocasiones la escritura se impregnó de estos espacios desde los inicios del proyecto, in situ. Incluso muchas de las escenas se han creado y se han escrito en los propios espacios... o han sido inspiradas por los lugares o momentos vividos en ellos. Todo hace que las piezas se hayan ido ajustando como en un puzle. EN CONCLUSIÓN una peli fresca, emocionante, de un personaje a ratos cínico e indefenso en un viaje de encuentros y desencuentros con personajes profundamente humanos.
Cercanía y sencillez a la hora de retratar las irónicas miserias humanas. Situaciones también absurdas con la autoridad del lugar. Desnudez sentimental y emocional al ritmo de algún fado. Todo un universo de contrastes que también abrirán el alma y la sonrisa del espectador.
522. Un gato, un chino y mi padreDirigida por Paco R. Baños