Empezar partiendo de cero es un clásico del sueño americano. Pero es algo muy difícil de conseguir, como los emigrantes irlandeses Johnny y Sarah (Paddy Considine y Samantha Morton) descubren cuando van de aquí para allá por las calles del Manhattan moderno, con sus dos animosas jóvenes hijas a su cargo y han de lidiar con un panorama tan cómico y lleno de aventuras como insólito y aterrador. La familia se enfrenta a un vertiginoso nuevo futuro, pero primero deben vencer un pasado que persigue a cada uno de ellos, el recuerdo de la pérdida de un hijo muerto.
Sin un duro en el bolsillo, Johnny y Sarah se instalan en un edifico de un caótico Nueva York habitado por drogadictos, drag queens y una colorida diversidad de variopintos personajes, y tratan de convertir un entorno más propio de una película gótica de terror en un verdadero hogar. Desde tener que arrastrar un aire acondicionado de aspecto dudoso por todo Manhattan a trabajar en lo primero que caiga en sus manos, todo se le hace cuesta arriba a la pareja. E incluso, mientras ellos ven América como un sitio lleno de desafíos, peligros y cosas extrañas, sus hijas parecen verla como un lugar mágico donde puede pasar cualquier cosa, un lugar que podría liberarles de todo el sufrimiento que han venido arrastrando. En Halloween, Christy y Ariel (las hermanas Sarah y Emma Bolger) se atreven a llamar a la puerta del "hombre que grita", un misterioso vecino suyo de nombre Mateo (Djimon Hounsou), y todo cambia. Cuando la familia se encamina a una crisis que parece definitiva, Mateo se convierte en su inesperado aliado en el territorio en el que pueden seguir existiendo la esperanza, la confianza e incluso la magia.