Robin Wright dirige y protagoniza esta película escrita por Jesse Chatham y Erin Digman. La acompaña como coprotagonista el nominado al Oscar y a los Premios ALMA Demián Bichir en un reparto que cuenta además con Kim Dickens. EN UN LUGAR SALVAJE está producida por Allyn Stewart, Lora Kennedy, Leah Holzer y Peter Saraf. Wright es también productora ejecutiva de la cinta junto a Marc Turletaub de Big Beac, John Sloss y Steve Farneth de Cinetic Media, Chad Oakes y Mike Frislev de Nomadic Pictures, y Eddie Rubin.
Unas palabras de la directora (Robin Wright)
Hay muchísimas historias sobre pérdidas y dolor en el cine y en nuestras vidas cotidianas. A menudo, se formula la pregunta de cómo podemos superarlo. Es un proceso distinto para cada uno, pero, demasiado a menudo, nuestras personas más cercanas e incluso nosotros mismos tenemos expectativas sobre cómo gestionar nuestro sufrimiento y cuándo nos sentiremos "mejor". El tiempo y el espacio que necesitas no se individualizan.
Enseguida me conquistó este guion porque esa idea es uno de los temas centrales. Tras una tragedia indescriptible, nuestro personaje, Edee, quiere borrarse del mapa y borrar su pasado en un intento por lidiar con su vida. Decide desaparecer de la humanidad y marcharse a un lugar salvaje y deshabitado.
Podría verse como una opción egoísta, huir de la realidad. Sin embargo, esta película no trata de alguien ahogándose en su propio dolor. El camino que Edee toma está cargado de dificultades mortales y, día tras día, decide hacer lo más humano: luchar por la supervivencia.
Pero la supervivencia en la montaña donde Edee se establece conlleva muchos más desafíos de lo que ella esperaba. No se puede subestimar a la Madre Naturaleza. Cuando el río fluye, lo hace con mucha más fuerza de la que imaginamos. Creemos que podemos imaginar la fuerza de los vientos y de la nieve, pero hasta que no lo vivimos no tenemos ni idea del poder de los elementos. Edee se enfrenta a retos físicos para los que apenas está equipada. Y no se rinde; si la naturaleza acaba matándola, que así sea.
A medida que la historia se desarrolla, vemos cómo Edee va aprendiendo más sobre el lugar y sobre cómo sobrevivir y prosperar allí. Comienza con un acto de bondad del otro protagonista de la película, Miguel, que interviene para echar una mano a una semejante: un ser humano en apuros. Esa conexión se convierte en una senda que guía a Edee hacia una nueva vida. Hacia el final de la película, Edee hace lo que nunca pensó que haría: bajar de la montaña. Su amistad con Miguel es trasformadora y le ayuda a ver más allá de sí misma. La suya es una amistad de compasión y cuidado desinteresado que les cambia la vida a ambos.
Trabajar con Demián Bichir es como tener un gurú cerca. Es un tipo muy conmovedor y un actor brillante. Recuerdo la primera conversación que tuvimos. Yo estaba contentísima de que quisiera hacer la película, y entonces él me dijo que necesitaba interpretar ese personaje. Le pregunté que por qué y me respondió: «Porque Miguel ha pasado literalmente por la misma experiencia que Edee. Y eso es lo que hacemos como seres humanos: cuando pasamos por un infierno, queremos ayudar a la otra persona a salir del suyo».
El reparto de EN UN LUGAR SALVAJE es muy reducido, pero cada persona aporta algo totalmente vital. Kim Dickens y yo trabajamos juntas en House of Cards. Es muy buena actriz e irradia una calidez y un encanto perfectos para el papel de Emma. Sarah Dawn Pledge solo participa en unas cuantas escenas como Alawa, pero deja mucha huella.
La naturaleza, desplegando toda su fuerza bruta y su inmensidad, es, en gran medida, un personaje de esta película, algo que transmitimos a través de la dirección de fotografía y el diseño de sonido. Nuestro director de fotografía, Bobby Bukowski, es un apasionado de experimentar la naturaleza en aislamiento y de capturar todos los diferentes aspectos del paisaje, el tiempo y las cambiantes estaciones. El diseño de sonido de Paul Hsu ofrece al público una sensación muy visceral de cómo experimenta Edee la vida en aquel lugar. Al comienzo, los sonidos de la naturaleza son agresivamente abrumadores porque todo es desconocido para ella. A medida que Edee se va sintiendo más cómoda, comienza a escuchar la complejidad y la belleza de los sonidos que la rodean.
EN UN LUGAR SALVAJE cuenta con un set principal, la cabaña de madera de Edee. Nuestro diseñador de producción, Trevor Smith, fue el encargado de construirla para la película y de conferirle una historia y un presente. Su diseño nos permite ver cómo cambia la vida de Edee en la montaña y dentro de esa cabaña a lo largo de las estaciones. Pensó cada uno de los objetos del interior de la vivienda y en la conexión que tendría con el personaje y la historia.
Ha sido una película maravillosa y especial de hacer, pero no especialmente fácil. En nuestra principal localización de rodaje, la montaña Moose en Alberta, Canadá, se dan las condiciones meteorológicas más extremas e impredecibles que yo haya conocido. Trabajamos muchísimo y dormimos poco. Pero creo que todos nosotros, reparto y equipo técnico, nos sentimos muy agradecidos de formar parte de esta película sobre la decencia y la bondad humanas.
EN UN LUGAR SALVAJE es una historia de una transformación personal nacida de la tragedia y la pérdida. Mientras la hacíamos, no podíamos saber que una pandemia mundial sembraría de luto y dolor todos los hogares del mundo. Ni puedo ni pretendo afirmar que esta película sea un reflejo de lo que la gente afectada está pasando. EN UN LUGAR SALVAJE es una historia sobre la experiencia de una persona en particular lidiando con una adversidad extrema. Espero que inspire al público a creer en su propia resiliencia y en la capacidad que todos tenemos de hacer brillar una luz simplemente con nuestra bondad.
Sobre la producción
En 2017, Robin Wright estaba en Baltimore (Maryland, Estados Unidos) grabando la temporada final de House of Cards, la aclamada serie dramática de Netflix que se estrenó en 2013. Wright lleva dirigiendo episodios de la serie y protagonizándola desde la segunda temporada. Aunque llevaba tiempo recibiendo material para posibles proyectos de debut como directora cinematográfica, aún no había dado con la pieza perfecta que encajara con ella.
Pero eso cambió cuando su agente le envió el guion de EN UN LUGAR SALVAJE. Escrito por Jesse Chatham, se trataba de un drama sobre una mujer de Chicago que decide embarcarse en una vida en solitario en plena naturaleza después de sufrir una terrible pérdida. Puesta a prueba desde el primer momento por la cruda realidad de su nuevo entorno, aprende a sobrevivir de la tierra gracias a la sabiduría de un lugareño que ha encontrado consuelo en ese agreste paraje.
A Wright le pareció un guion conmovedor y oportuno. Al menos una vez a la semana se estaban produciendo tiroteos masivos, dejando a montones de personas llorando pérdidas desgarradoras. «Lloraba todos los días, pensando en esa pobre gente que había perdido a sus seres queridos», nos cuenta Wright. «Ni siquiera podía imaginarme lo que se les pasaría por la cabeza. Y el guion era exactamente sobre eso. Es la experiencia de una persona, de lo que ocurre cuando te despojan del mundo que conocías y que pensabas que siempre existiría. Este personaje se siente incapaz de seguir existiendo en ese mundo, porque ya no existe. Tiene que crearse uno nuevo».
EN UN LUGAR SALVAJE ofrecía un mensaje de esperanza. Una profunda y sanadora amistad crece entre la protagonista de esta historia, Edee, y un lugareño que la salva de una muerte casi segura. Wright recuerda sentirse impactada por una frase del diálogo que representaba la esencia de la historia. «En determinado momento, Edee le pregunta a ese hombre por qué la ha ayudado. Y él responde, simplemente: “Estabas en mi camino”. Eso me conquistó del todo. Es una historia sobre la bondad humana y la confianza en uno mismo que me parecía necesario contar».
La galardonada directora de casting Lora Kennedy tuvo una reacción similar cuando leyó el guion de Chatham en 2016, después de que este quedara semifinalista para la prestigiosa beca para guionistas Nicholl Academy Screenplay Fellowship. «Estuve días sin poder quitármelo de la cabeza», recuerda Kennedy. «Los personajes y su proceso de sanación me parecieron únicos. Tras el concurso, llamé a Jesse y le dije: “Aunque no tengas ni idea de quién soy, que sepas que he leído tu guion y tengo mucha fe en esta historia. ¿Crees que podríamos trabajar juntos?”. Y dijo que sí».
Kennedy envió luego el guion a la productora Allyn Stewart, que asumió la responsabilidad de reforzar el proyecto. EN UN LUGAR SALVAJE le pareció una propuesta irresistible por sus detalles y los temas tratados. «Edee pasa por una experiencia que cambia su vida totalmente de rumbo, y acaba en un lugar que nunca imaginó», reflexiona Stewart. «¿Cómo puedes reconfigurar tu vida cuando pierdes casi todo con lo que creías poder contar? Edee se aventura a un lugar en mitad de la nada y descubre que la naturaleza es tan brutal como estimulante. Y a lo largo de la película descubre también una parte más profunda de sí misma. Es una película sobre resiliencia, sobre cómo podemos hurgar mucho más profundo de lo que nunca creímos posible».
Wright firmó para encargarse de la dirección y la producción ejecutiva de EN UN LUGAR SALVAJE, y comenzó a desarrollar el proyecto con Stewart y Kennedy. En busca tanto de financiación como de productores experimentados en el mundo de las producciones independientes, le mandaron el guion a Leah Holzer de Big Beach. Tanto a ella como a su colega, Peter Saraf, les encantó el proyecto y se sumaron con entusiasmo. A lo largo de un año, Wright y el equipo de producción comenzaron a planificar la producción y a trabajar en perfeccionar el guion.
Conocemos a Edee Holzer en mitad de una conversación poco fluida con su terapeuta, un esfuerzo que hace por amor a su preocupada hermana. Pero Edee está encerrada en una angustia que está más allá del alcance de cualquier terapia, la medicación prescrita o incluso la automedicación. La única solución que ve es retirarse enteramente de la sociedad. Sin decírselo a nadie, parte rumbo a Wyoming, deteniéndose en la pequeña localidad de Quincy para ultimar la compra de una parcela de terreno sin ocupar en las montañas.
La elección de Edee no está exenta de lógica, como Chatham señala. «La naturaleza es el lugar al que acudimos para desligarnos de todo, para desconectar. El razonamiento de Edee es que no quiere tener a nadie cerca, necesita vivir en un lugar donde no vea a gente. Pero creo que la realidad es que la naturaleza es implacable. Puede ser letal. Si te caes y te haces daño, no puedes llamar a urgencias. Y Edee no está enteramente preparada para esa realidad cuando se planta en mitad de ninguna parte».
Edee llega a su nuevo hogar con un buen acopio de provisiones, herramientas, guías de campo y otros elementos de primera necesidad adquiridos en el viaje de Chicago a Wyoming. Es organizada, exhaustiva, y afronta su nueva vida al margen de todo con la mentalidad de una persona acostumbrada a tenerlo todo hecho. Wright nos comenta: «Cognitivamente, se siente capaz. Cree que podrá desenvolverse. Pero hay muchas amenazas físicas en la naturaleza. Y somos muy insignificantes ante ella. La naturaleza puede con todo».
Edee ha renunciado deliberadamente a tener coche o móvil, así que no dispone de ningún recurso cuando la cosa se pone fea. Poco después de una brutal tormenta de nieve, un hombre llamado Miguel Borras pasa junto a su cabaña mientras está cazando e, intuyendo que algo no marcha bien, llama a la puerta.
Esa llamada le salva la vida a Edee. Wright lo ve como uno de esos momentos fortuitos pero en ningún caso inusuales. En sus propias palabras: «Creo que todos hemos vivido experiencias en las que te pasas un par de días pensando en alguien, un amigo o familiar, y sabes que tienes que llamarlo. Y al final, resulta que realmente le había pasado algo. Eso es lo que le ocurre a Miguel».
Miguel vuelve a la cabaña con su amiga Alawa, una enfermera que vive en la reserva nativa a la que este abastece de agua. Gracias a la intervención de ambos, Edee sobrevive. Sigue comprometida con su vida en solitario en la montaña, sin embargo, y se niega a buscar atención médica en el pueblo. Miguel no trata de disuadirla. Su conducta es tan respetuosa que Edee accede a aprender de él las nociones básicas para vivir de la tierra. Bajo su paciente tutela, Edee va adquiriendo pericia cazando, tendiendo trampas, buscando alimento y, en general, valiéndose por sí misma.
Más tarde descubriremos que el propio Miguel ha sufrido una terrible tragedia y que necesita llevarla consigo discretamente. La amistad que forjan Miguel y Edee en las calladas horas que comparten es algo que nutre y sana a ambos. Según Wright, «Miguel llega a la vida de Edee y la ayuda a encontrar una vía para intentar vivir de nuevo. Y ella le aporta también algo, permitiéndole ayudarla. Sienten algo muy especial el uno por el otro, sin necesidad de decir nada».
El protagonismo de la conexión humana es uno de los motivos por los que Chatham tituló originalmente su guion I, Land, como juego de palabras con «island» (isla, en inglés). «EN UN LUGAR SALVAJE trata del dolor y del trauma, pero también va de las relaciones. Ningún hombre o mujer es una isla», observa. «Creo que eso es lo que Edee descubre en el transcurso de la película. Que realmente estamos hechos para conectar».
La conexión humana en el reparto
El viaje de EN UN LUGAR SALVAJE hasta llegar a la pantalla estuvo a punto de descarrilar cuando Wright, Stewart y Kennedy se acercaron peligrosamente al fin del plazo establecido para elegir protagonista para la cinta. Wright contactó con varias actrices que conocía y admiraba, pero los astros no acabaron de alinearse. «Todas ellas llevaban tiempo trabajando sin parar en proyectos muy exigentes. Y todas tenían hijos pequeños en casa, y sentían que debían pasar una temporada con ellos para ejercer de madres. Además, el tema es central de la película era muy emotivo y no sentían estar en el momento de asumirlo. Lo entendí totalmente».
Eso dejó a Wright y sus compañeras con un dilema. Si no conseguían a alguien pronto, perderían la oportunidad de financiar la película. «El tiempo apremiaba», recuerda Wright. «Allyn y yo estábamos un día sentadas comiendo y le solté, medio en broma: “¿Y si lo hago yo? Total, voy a estar en el set igualmente”. Y Allyn contestó: “Vale, ¿por qué no? Te apoyamos totalmente”. Y vaya si lo hicieron».
Stewart y Kennedy no dudaron en absoluto de que era la decisión acertada. Stewart comenta: «Robin ya había dirigido diez episodios de House of Cards, así que ya tenía entrenada una fluidez increíble pasando de estar tras la cámara a delante de ella, o viceversa. Vi todos esos episodios y se le da extremadamente bien dirigirse a sí misma. No es una habilidad que tengan todos los actores, porque no es fácil. Y Robin lo hace extraordinariamente bien».
«Lo cierto es que no hay muchas mujeres que tengan esa capacidad física y esa potencia que irradia Robin Wright», añade Leah Holzer. «Verla lidiar con los elementos, enfrentándose al medio, resulta totalmente creíble. Eso es fundamental en el proceso de casting. Y a pesar del desafío que supone dirigir, actuar y producir, Robin logró estar a la altura y fue totalmente profesional, pasando de su labor de directora a la de protagonista en una escena increíblemente emotiva en una fracción de segundo y de un modo totalmente fluido».
Wright llegó a conocer muy a fondo al personaje y ensayó el papel durante los meses invertidos en trabajar el guion y prepararse para la película. No cabe duda de que interpretar a Edee incrementó su carga de trabajo, pero todo tiene su parte positiva. Tal y como ella misma explica, «Una ventaja de dirigirme a mí misma es que sé lo que quiero conseguir. Parte del cometido de un director es aprender cómo le gusta trabajar a cada actor y cómo comunicar lo que quieres. En este caso, no tenía que encontrar las palabras justas para hacerme entender. Sabía exactamente cómo quería representar cada escena. Eso evita mucha discusión verbal, lo que a su vez ahorra mucho tiempo. Das la orden de comenzar a rodar y ya sabes lo que tienes que hacer».
Las cineastas se mostraron entusiasmadas cuando se enteraron de que el nominado al Oscar® Demián Bichir estaba disponible e interesado en interpretar a Miguel Borras. Kennedy nos cuenta: «Éramos muy fans de Demián y nos pareció que sería un contrapunto perfecto para Robin en esta película. Edee y Miguel son dos personas que están lidiando con sus respectivas pérdidas y están ahí para apoyarse entre sí. Es una bonita amistad».
El actor sintió una gran afinidad por EN UN LUGAR SALVAJE desde el principio, atraído por el entorno y los temas que se trataban. «Mi agente me mandó el guion y me enamoré totalmente del proyecto», asegura. «Verte solo en la naturaleza te vuelve a poner en contacto con tu verdadero ser. Eso es lo que vemos en la película».
Describe a su personaje como «un hombre muy callado». «Miguel también ha lidiado con sus propios fantasmas, sus demonios y su pasado difícil. Y es un hombre apegado a la tierra. Por suerte para él, había encontrado aquel lugar hacía tiempo, y eso le había ayudado a conocer su verdadero ser y a estar en paz consigo mismo».
Miguel se da cuenta de que Edee también es alguien en horas bajas por culpa de una pérdida. «Miguel sabe que ese ser humano necesita ayuda», reflexiona Bichir. «Por eso regresa una y otra vez, porque su labor no ha concluido. Seguirá volviendo el tiempo que haga falta para asegurarse de que Edee sabrá valerse durante el resto de su vida; de que todo funciona como es debido en su cabaña y de que ella cuenta con las habilidades que ha aprendido para sobrevivir en ese maravilloso lugar. Pero también vuelve una y otra vez para ver cómo está anímicamente. Surge una relación única y muy especial entre dos personas que no están preparadas para hablar del pasado, necesariamente, pero que saben que pueden ayudarse».
Bichir posee ciertas cualidades que fueron fundamentales para su personaje, según Wright. «Lo que Demián y Miguel comparten es la capacidad de ser muy pacientes, de permanecer en silencio y ser observadores. Y firmes. Y amables. Yo quería esa paciencia, buscaba esa clase de paz. Miguel nunca apremia a Edee. Sienten respeto mutuo por la privacidad del otro, y creo que espiritualmente se entienden con esa conexión silenciosa que comparten. Es realmente una amistad de dar y recibir».
Además, según la directora, fue una colaboración maravillosamente sencilla. «Demián es uno de los seres humanos más conmovedores que he conocido nunca y un actor increíble. Es cautivadoramente sutil y sabe transmitir mucho con la mirada. La primera vez que hablamos, me preguntó si tenía alguna indicación que darle. Le dije: “Tengo solo una, porque sé que entiendes la esencia de esta relación. Es platónica, son solo dos personas que respetan de verdad el espacio del otro. No hay ningún tipo de implicación sexual. Así que mi única indicación es que eres su sacerdote”. Y él me dijo: “Entendido. Es todo lo que necesito”. Y no tuve que hacerle en ningún momento ningún tipo de indicación ni decirle cómo interpretar sus intervenciones».
Cuando Edee alcanza su punto más bajo, lo que le hace seguir adelante es pensar en su hermana Emma. Wright acudió a Kim Dickens, a quien conoció por un rol recurrente de esta en House of Cards. Las dos actuaron juntas y Wright también la dirigió en uno de los episodios. «Kim fue la primera persona que me vino a la cabeza para el papel de Emma», afirma Wright. Cuando trabajamos juntas en House of Cards me encantó su forma de actuar. Nos conocíamos y admirábamos, y creo que físicamente damos el pego como hermanas. Kim es pura luz, cosa que necesitábamos para Emma y la película. Emma es la estrella que guía a Edee hacia su propia luz».
Preparación para En un lugar salvaje
Al ser una película sobre la vida mayoritariamente en solitario de un personaje en la naturaleza, EN UN LUGAR SALVAJE necesitaba ser una experiencia muy visual. Fue un reto que el director de fotografía Bobby Bukowski y el diseñador de producción Trevor Smith asumieron con todas las consecuencias.
Bukowski y Wright ya habían trabajado juntos en una ocasión, en el drama criminal de Oren Moverman de 2011 Rampart. El director de fotografía nos contó el primer día que trabajó con ella, rodando en un set en un bar. Tras filmar un plano de Wright y el protagonista Woody Harrelson, hubo un descanso mientras Bukowski se preparaba para un plano más cercano de la actriz. Wright se quedó en el set, mirando y haciendo preguntas mientras Bukowski manipulaba bombillas, añadía difusores y, en general, ajustaba la iluminación para la puesta en escena. Y prestó mucha atención a sus detalladas respuestas. «No es muy común que los actores se queden en el set para la iluminación», señala. «Pero Robin quería empaparse de todo aquello; estaba totalmente comprometida. Recuerdo pensar: “Esta mujer no tardará en dirigir por su cuenta. Quiere aprender todos los procesos que conlleva una película para entender de todo cuando lo haga”.»
Por eso, le picó la curiosidad cuando su agente le envió el guion de EN UN LUGAR SALVAJE. «Conociendo a Robin, y sabiendo lo bien no solo que encarnaría el papel de Edee, sino también que comprendería el material, me pareció que este proyecto sería apasionante», comenta Bukowski. «Cuando lees las 30 primeras páginas de un guion y apenas hay diálogo, como director de fotografía sabes que la clave va a ser la forma de gestionar las imágenes. Supone todo un reto, pero también es un objetivo muy inspirador que perseguir».
Wright había comenzado a buscar director de fotografía cuando recibió un correo electrónico de Bukowski sobre el proyecto. Según Wright pudo saber, Bukowski llevaba toda su vida siendo un apasionado del senderismo y las acampadas, algo que quedaba de manifiesto con solo escucharlo. «Bobby es un elocuente escritor y un captador de imágenes maestro», asegura. «Escribió una preciosa carta de amor sobre lo que la película significaba para él. Capturó totalmente su esencia. Es un hombre de la naturaleza y sabe cómo retratarla».
Desde el principio, el plan de Bukowski fue pasarse todas las noches en la montaña con su cámara. Fue una estrategia que le permitió conseguir montones de imágenes impactantes: la luz de la luna reflejada en el paisaje, nieve cayendo en mitad de la noche, tomas a cámara rápida de amaneceres rosados y más. También tenía sus ventajas prácticas: si nevaba de noche, por ejemplo, Bukowski no solo conseguía metraje prístino, sino que podía abrir un único sendero para todos los de producción, preservando la ilusión de que había una sola persona viviendo en la montaña.
El enfoque de la fotografía de la película se basaba en la comprensión del estado emocional de Edee y la experiencia subjetiva de su entorno. Se tomó la decisión de minimizar la belleza de los paisajes durante los primeros compases de la película. «Queríamos crear una progresión», explica Wright. «Cuando Edee llega a la montaña, no percibe la majestuosidad de todo aquello porque está muy centrada en todo lo que tiene en la cabeza y en su torturado corazón. Bobby y yo queríamos que el acercamiento a la montaña resultase real, pero que no fuera como un folleto de National Geographic».
El color también fue una herramienta importante para transmitir esa progresión. En palabras de Bukowski, «Al comienzo de la película le restamos un poco de grandiosidad y color al paisaje porque Edee no está en situación de apreciar nada de eso. No cobra consciencia de ello hasta que está a punto de morir y unos desconocidos la salvan. Miguel comienza a enseñarle cómo se vive en un lugar así, y es entonces cuando Edee empieza a apreciar el entorno. Es cuando es capaz de disfrutarlo, porque lo ve de verdad, no como antes, que estaba cegada. Los colores comienzan a cobrar riqueza y hay más contraste porque esa belleza se hace manifiesta para ella».
Al igual que Bukowski, el diseñador de producción Trevor Smith supo capturar la esencia de la película desde el principio. Antes de su primera conversación telefónica, Smith le mandó a Wright un look book increíblemente detallado con ideas de diseño para la cabaña de Edee, el set principal de la película. «Era como una novela», recuerda Wright. «Me dejó impactada. Trevor estaba completamente en sintonía con cómo visualizaba yo cada parte de la cabaña; no solo el interior, sino también dónde estaba y cómo serán las vistas para Edee. Es superdetallista y meticuloso, y no deja pasar ni un aspecto de la película».
Smith afrontó el diseño de la cabaña teniendo en mente su larga historia y el hecho de que su ocupante más reciente hubiese sido un anciano que había muerto hacía un tiempo. «Quería que transmitiese una sensación de latencia, casi de olvido», explica. «Como si simplemente formara parte del terreno adquirido y todo el mundo hubiese olvidado que había una vieja cabaña hecha polvo en lo alto de la colina».
También intentó evitar que la cabaña resultase demasiado pintoresca. «Queríamos que pareciese una cabaña de madera de comienzos de siglo, pero con detalles de mitad de siglo», explica. «Había estado habitada anteriormente. Es un espacio compartido multigeneracional, haya ejercido de cabaña de caza, de refugio de ermitaño o de ambas cosas, a lo largo del tiempo. Por eso, pensamos que pegaba que los muebles fueran los típicos heredados o reutilizados, en bastante mal estado. Y también queríamos que se notase quién había sido su anterior inquilino, un anciano que había muerto allí. Así que pusimos cristales rotos, plumas de pájaro y una chimenea medio desmantelada y llena de ramas rotas».
La estufa de hierro se convierte en uno de los elementos para enfatizar el viaje de Edee hacia la sanación. «Miguel le encuentra esa estufa», nos cuenta Smith. «Eso abre una fuente adicional de luz y calor en la segunda fase de su vida en ese lugar. Cuando Edee encuentra una alfombra y la pone delante del fuego, aquello comienza a parecer un hogar y es cuando lo hace suyo. Se percibe una sensación de orgullo y organización tras sobrevivir a ese primer duro invierno».
En la Montaña Moose
La propia naturaleza es una de las protagonistas de EN UN LUGAR SALVAJE, algo que se tuvo muy presente cuando a principios de 2019 comenzó la búsqueda de localizaciones. Tras estudiar varios emplazamientos de los Estados Unidos y Canadá, el equipo se decidió por Calgary, en la provincia de Alberta, al oeste de Canadá. Calgary, una ciudad con buenos servicios de producción, está a menos de 100 kilómetros de las Montañas Rocosas de Canadá. «Necesitábamos un acceso fácil a la exquisita belleza de las montañas", explica Stewart. «En pleno invierno Calgary es el sitio más frío en el que he estado, pero terminó siendo un lugar fantástico para rodar».
La mayor parte del rodaje tuvo lugar en la montaña Moose, un pico de unos 2400 metros de altura cerca del Parque Nacional de Banff. El diseñador de producción Trevor Smith, nacido en Alberta, reservó un segundo viaje de reconocimiento para la primavera de 2019. Fue Smith quien sugirió el lugar para la cabaña de Edee: un paraje que estaba a más de 2000 metros de altitud, relativamente plano, con unas hermosas vistas y rodeado de árboles. La cabaña, resguardada entre los árboles, se fusionaba con el entorno y ofrecía el amparo que el personaje busca. «Es un lugar en el que Edee podría literalmente salir del mapa», asegura Smith. «Era muy factible que volaras con un helicóptero sobre la zona y no vieras la cabaña si no ponías toda tu atención», explica el diseñador de producción, consciente de que ese lugar mostraría a las claras los desafíos que los elementos presentan a Edee. «Los cambios en las condiciones meteorológicas avanzan por las laderas desde el oeste, por lo que el tiempo es muy desabrido», continúa Smith. «Pensé lo importante que era capturar eso: los árboles agitándose, el traqueteo de las ventanas, el viento colándose entre las rendijas de las vigas. EN UN LUGAR SALVAJE es una historia de adversidades, crecimiento y resiliencia, así que la localización no podía ser demasiado bonita. Tenía que ser áspera, con ese punto de naturaleza salvaje».
De hecho, llevar la cabaña a su emplazamiento en la montaña no fue fácil. Smith y su equipo la construyeron desde cero en el aparcamiento de su taller. Después la desmontaron por completo etiquetando todos los elementos, y la transportaron entera, tronco por tronco, hasta lo alto de la montaña para montarla de nuevo allí arriba. «Trevor y su equipo son como vikingos, son increíbles», afirma Wright, aún asombrada. «Construyeron la cabaña en un aparcamiento en menos de tres semanas. Usando unos troncos enormes. Los envejecieron para que pareciera que llevaba allí mucho tiempo, cosa que exige mucho trabajo; no es fácil conseguir ese aspecto desgastado. Se aseguraron de que fuera sólida y pudiera aguantar la locura de tiempo que hace allí arriba. Trevor sabía dónde emplazarla exactamente, de forma que fuera segura y que el viento no se la llevaría volando al estilo de El mago de Oz».
El emplazamiento para la cabaña de EN UN LUGAR SALVAJE es de verdad un lugar salvaje, con unas condiciones climatológicas muy duras, un terreno difícil y animales salvajes como osos. Con estas condiciones, el equipo de producción pensó al principio en usar un decorado en un estudio para las escenas de interior de la cabaña, lo cual hubiera significado usar una pantalla verde para recrear el magnífico y formidable paisaje que se extiende frente a la puerta de Edee. Tal y como rememora Wright, «Tuvimos que decidir entre todos: ¿queremos arriesgarnos y poner esa puñetera cabaña en la montaña, rodar dentro y sufrir el tiempo que hace allí?. Y todos respondimos: “Sí, queremos”. Porque iba a parecer mucho más real. Porque cuando abres la puerta de la cabaña, realmente estás ahí, lo sientes. Y eso no se puede sentir en un estudio. Fue muy duro, pero estoy muy feliz de que lo hiciéramos así».
El rodaje de EN UN LUGAR SALVAJE comenzó en septiembre de 2019. El hilo narrativo de la película se apoya mucho en los cambios estacionales que tienen lugar a lo largo de tres años, lo que hacía necesario captar las cuatro estaciones en los 30 días de rodaje que estaban programados. Para ello, los productores organizaron dos rodajes separados. Para septiembre y octubre planearon filmar las escenas de primavera, verano y otoño, y más tarde se volvería para rodar las escenas de invierno.
Pero no salió así. Tal y como explica Stewart, «cuando empezamos, el paisaje era puramente estival. Entonces el invierno llegó de golpe y a lo bestia a finales de septiembre. Dos veces nos pasó encontrarnos con dos metros de nieve de la noche a la mañana. Y tuvimos que detener el rodaje tres veces por vientos de 120 kilómetros por hora. Así que hubo que adaptarse rápido, pero era emocionante porque así pudimos capturar los valores que queríamos reflejar en la película, elevados a la enésima potencia».
Una vez que el mal tiempo se instauró, los traslados entre el alojamiento del equipo y la montaña se volvieron más difíciles y lentos. En lugar de pasar horas en la carretera, Wright y Stewart pernoctaban en las caravanas con calefacción en el campamento en la base de la montaña. Mientras, Bukowski pasó algunas noches en la cabaña de Edee, tal y como había planeado. «Quedarse en la montaña fue una aventura, pero también resultó más relajante», afirma Stewart. Muchas veces, Bobby y nuestro primer ayudante de dirección Kim Winther venían, revisábamos lo hecho en el día y preparábamos el día siguiente. Eso no habría sido posible si nos hubiéramos montado cada uno en su coche camino a casa. Estar en lo alto de la montaña en silencio era una manera espectacular de terminar relajadamente el día, hablar de lo que queríamos hacer el día siguiente y dormir bien».
Para todos los implicados en el filme, el rodaje se convirtió en un calco de la experiencia de Edee. «Vivimos la historia haciendo la película. Nos helamos, nos empapamos, tuvimos osos merodeando en torno al rodaje. Fue un poco locura», subraya Kennedy.
Las condiciones climatológicas, que cambiaban a gran velocidad, supusieron un reto logístico para el equipo de producción, provocando continuamente cambios en el plan de rodaje y actualizaciones de último minuto sobre qué escena se iba a rodar a continuación. Mantener la continuidad en vestuario, peluquería y maquillaje fue una preocupación continúa, según explica Holzer. «Fue un reto estar cambiando constantemente el peinado, el maquillaje y el vestuario de Robin, y hacer creíble que habían pasado varias estaciones y varios años. Pasábamos, en muy poco tiempo, de una escena en la que ella está teniendo dificultades para hacer algo a otra en la que lo controla a la perfección».
Este tiempo tan volátil implicaba que el equipo de producción tenía que estar preparado para cualquier contingencia. Cada día arrancaba con una reunión entre Wright, Bukowski y el ayudante de dirección Kim Winther. «Cada día empezaba con una reunión de grupo para planear que si pasaba A, hacíamos B. A veces llegábamos a la cabaña pensando que íbamos a rodar una escena de verano y nos encontrábamos con que hacía, literalmente, 19 grados bajo cero. Así que teníamos que cambiar por completo el plan de rodaje y modificar todo el interior de la cabaña. Nos adaptábamos a la fuerza de la naturaleza».
Pero la naturaleza también tuvo sus momentos de generosidad. El amor de Bukowski por el mundo natural hacía que nada le pasara desapercibido. Según cuenta Wright, «Podíamos estar caminando de una localización a otra y Bobby decía: “Dios mío, Robin, ¡siéntate ahí!”. Y cogía la cámara y grabábamos conmigo sentada en la hierba y unos gansos volando. Es un maestro de la cámara en mano. Ser tan espontáneos era divertidísimo. Dejábamos que la naturaleza nos guiara».
Según Bukowski, vivir en la montaña mejoró el trabajo que hicieron juntos. «Que los dos estuviéramos allí arriba, experimentando ese clima y la fuerza de ese lugar, dio forma al rodaje. Así es como lo siento. Cada día podíamos sacar provecho de la experiencia de haber pasado un tiempo allí, gracias a haber habitado realmente el paisaje que estábamos grabando».
Bichir define como una experiencia única y mágica haber trabajado en ese entorno. «Era casi 100 % salvaje. Podías encontrarte con un par de postes de cables eléctricos aquí y allá, pero veías osos y todo tipo de criaturas. Resultó algo muy curativo. Creo que nos vino genial a todos los que participamos en esto. Aunque la civilización estaba a apenas una hora de distancia, estar allí te llevaba a una realidad diferente».
Wright, por su parte, cada día alternaba la dirección y la interpretación. Según cuenta Stewart, «Robin es tremendamente disciplinada como directora. Está preparada y es exigente, y una vez que tiene una meta o una visión en mente, no se detiene ni se rinde. Y diría que lo mismo vale para la Robin actriz. En una película en la que el papel protagonista es tan exigente, me quedaba boquiabierto al ver que Robin podía estar preparando los planos y comentando una escena y, momentos después, ponerse frente a la cámara y ofrecer una interpretación tremendamente cruda o feliz, según el momento».
«Robin es imparable», añade Kennedy. «Estoy convencida de que jamás podríamos haber hecho esta película con otra persona. Entiende a la perfección el arte del cine y el arte de la interpretación. Decía: “Muy bien, todo dispuesto” y saltaba a escena. Y subía y bajaba la montaña cargando cosas. Aunque hiciera cero grados, no se quejaba, hacía las cosas y trabajaba con más ahínco que nadie. Es asombrosa».
Bichir destaca que trabajar con Wright en su debut como directora fue una de las razones para embarcarse en la producción. «Siempre pensé que todo iría como la seda, y así fue. Al final, los años que Robin lleva en este negocio cuentan. No solo es una actriz asombrosa, también una persona muy, muy inteligente y una artista fenomenal. Hay que ser muy inteligente para hacer una película, tienes que saber de muchas cosas. Y ella se hizo con el mando de todo de forma muy sencilla».
Por su parte, Wright da mucho crédito a sus colaboradores. «Pude contar con grandes productoras como Allyn, Lora y Leah, tres de las solucionadoras de problemas más calmadas y experimentadas que puedas encontrar. Y con un ayudante de dirección increíble, Kim Winther, que manejaba el set de rodaje. Lleva 40 años haciendo esto, y su tranquilidad fue un salvavidas porque, sí, rodando te vuelves insegura. Cuando cuentas con veteranos que te cubren las espaldas, es como tener varios directores. Nunca lo habría conseguido sin ellos».
Para Stewart fue una experiencia extraordinaria con una artista extraordinaria. «Sufrimos un poco durante el rodaje con la logística y el tiempo loco que hizo», reconoce la productora. «Robin nunca se quejó, hacía 5 grados bajo cero en la cabaña y no decía ni mu. El vaho que se ve en la película es real. Cuando la grabamos en la bañera de estaño observan el majestuoso horizonte, dijo “Corten” y se mantuvo inmóvil un buen rato. Después dijo que sentía tanta paz que quería que durara lo máximo posible. Se merecía cada segundo de esa paz».
La música de la película
La banda sonora de EN UN LUGAR SALVAJE es un extraordinario esfuerzo colaborativo entre el compositor, violonchelista y cantante Ben Sollee y los miembros del trío de cuerdas Time for Three (TF3), compuesto por Charles Yang (violín), Nick Kendall (violín) y Ranaan Meyer (contrabajo). Todos son músicos con formación clásica que aportan su arte a géneros no-clásicos, lo que da como resultado vibrantes interpretaciones de folk, R&B, bluegrass, jazz, pop y Americana.
El proceso de composición y grabación de la banda sonora de EN UN LUGAR SALVAJE fue totalmente inusual. Aunque Sollee y los miembros de TF3 se conocen desde hace años, nunca habían trabajado juntos. Además, iban a compartir las labores de composición: los cuatro músicos iniciaron el proceso de creación de canciones, temas y melodías. «Fue algo muy especial y único», cuenta Sollee. «Todos nos permitimos ser vulnerables e hicimos algo que yo, desde luego, nunca había visto como compositor, que es juntar a cuatro compositores en un mismo lugar y decir: “Venga, haced la manda sonora de una peli”».
El impacto de la pandemia obligó a repensar por completo la logística. Ninguno podía estar en el mismo espacio físico que otro; todo debía hacerse virtualmente y en remoto. En circunstancias normales, Wright habría estado con los músicos en la misma habitación para acompañar el proceso de escribir música para la película. En lugar de eso, ella y los músicos, junto con la editora musical Shari Johanson y la supervisora musical Sue Jacobs, mantuvieron numerosas reuniones vía Zoom para repasar la película escena a escena y decidir dónde iría la música. Además, el supervisor de edición de sonido y mezclador de regrabaciones Paul Hsu participó en la primera reunión para resolver dónde entraría el trabajo de diseño de sonido.
A la hora de escribir la música en sí, Sollee, Yang, Kendall y Meyer usaron Dropbox para guardar y compartir ideas, bocetos y temas. Según cuenta Yang, «Todo lo que nos gustaba lo apartábamos en un conjunto. Y nos poníamos melodías como deberes. Ben, Ranaan, Nick, yo... Todos nos poníamos como deberes trabajar en las melodías, y luego uníamos fuerzas para ver si nos gustaban como estaban o había que añadirles algo. Después le enseñábamos el resultado a Shari, nuestra increíble editora, que lo editaba de forma que ilustrara su visión. Así que fue un ambicioso proceso de compartir cosas una y otra vez, pero nos acostumbramos a ello y al final casi parecía la forma normal de trabajar».
A lo largo de numerosos meses, Sollee y los músicos de TF3 trabajaron con Wright hasta conseguir una música que contara la historia que no se ve, y que fuera un eco del mundo natural de EN UN LUGAR SALVAJE. En las sesiones de Zoom, Wright profundizaba en las bases emocionales de una escena determinada y los compositores las trasladaban a la música. Según Kendall, «Robin expresaba muy bien las fases emocionales que Edee atraviesa. Hacía descripciones muy evocativas, como la sensación de que se te contraiga el estómago. Después los músicos nos íbamos a nuestros propios mundos y encontrábamos soluciones. Robin nos dio completa libertad para crear la banda sonora a nuestra manera».
Wright también sentía atracción por los sonidos que tenían que ver con el movimiento físico de tocar un instrumento de cuerda. «Robin repetía mucho la idea de que el sonido tuviera aliento», explica Meyer. «Y cómo hay humanidad en cada pequeña nota. Cosas como la forma en la que el arco acelera o se frena y crea una reverberación de sonido después de separarse de la cuerda, de forma que hay algo de aliento en ello. Ella hacía referencia a eso con frecuencia y lo usaba como metáfora para que buscáramos ese sonido».
La música sigue una progresión que acompaña a Edee, lo que da como resultado una banda sonora que tiene elementos de minimalismo, Americana y música clásica. Tal y como lo describe Sollee, «Al principio de la película, por razones que todavía desconocemos, Edee está completamente atada. Usamos la analogía de un nudo; empiezas con la música muy anudada y como que la vas desanudando según avanza la peli. Así que algunas de las primeras melodías son minimalistas y cristalinas. Y después se abren a lo largo de la peli y se vuelven más completas, llenas, brillantes».
La alquimia de Sollee y TF3 dio lugar a una banda sonora profundamente ajustada al filme. «Tuvimos mucha suerte de poder contar con Time For Three y Ben», afirma Wright. «Fue muy emocionante poder sentarse a hablar a través de Zoom y que cogieran su violín y dijeran: “Déjame que toque algo. ¿Qué te parece?”. ¡Yo terminaba llorando! En plan: “¡Es tan bonito! ¡Me encanta!”».
El proceso de sanación
Parte de la fuerza de EN UN LUGAR SALVAJE reside en su misterio y ambigüedad. Sabemos que Edee está pasando por un proceso de duelo. Cuando llega a la montaña por primera vez, se imagina brevemente que está con su hijo y su marido. A partir de esos fragmentos podemos inferir que perdió a su familia, pero eso es todo. Únicamente al final de la película, cuando Edee y Miguel se ven por última vez, conoceremos todos los detalles.
Al decidirse por este enfoque, Wright se inspiró en algunas de sus películas favoritas, como Días del cielo, de Terence Malick, y La escafandra y la mariposa, de Julian Schnabel. «Me encantan las películas en las que el espectador comparte la experiencia subjetiva del personaje, pero en las que no necesariamente sabemos qué ha ocurrido en el pasado», comenta la directora. «Edee quiere borrarse a sí misma y empezar de nuevo. Está creando un mundo nuevo y un nuevo yo en la montaña, y nosotros lo vivimos junto a ella al mismo tiempo».
Stewart está de acuerdo en que la vida en la montaña cambia y renueva a Edee. «Creo que esta película trata sobre la transformación» dice, reflexiva. «Tienes a alguien en lo más profundo de su desesperación y lo ves volver a la vida. Ella vuelve a la vida gracias a la amabilidad de los extraños -algo inspirador para todos nosotros, en mi opinión- y también gracias a la naturaleza. La naturaleza es una maestra increíble. Observando y experimentando los ciclos naturales, como hace nuestra protagonista, puedes ver su transformación como ser humano. No importan las adversidades que debamos afrontar, cuando sales a dar un paseo, los árboles no saben nada, las abejas no saben nada. Te transmiten la sensación de que la vida continúa. Aunque ahora las cosas estén mal, la vida continuará».
Bichir, por su parte, pone en valor la sensibilidad cinematográfica y el calor humano de EN UN LUGAR SALVAJE. «Me alegro de que este tipo de cine aún exista hoy en día, cuando todo es tan rápido y caótico. También debe haber tiempo para la poesía. La poesía es importante, y la he encontrado en el guion y en la montaña Moose. Y, desde luego, veo poesía en el trabajo de Robin, tanto como directora como actriz, y espero que el público salga de ver la película con algo de poesía en sus corazones».
Los personajes y eventos descritos en esta obra audiovisual son ficticios. Cualquier similitud con personas reales, vivas o fallecidas, o eventos reales es puramente casual.
Copyright © 2020 BIG BEACH LLC
Todos los derechos reservados.