Juan, funcionario de prisiones, observa en silencio cada domingo la visita de Berta, la madre de uno de los presos. El día que por fin logra acercarse a ella, se sorprende a sí mismo haciéndose pasar por otro padre e inventándose a una hija dentro de la cárcel: Josefina.


Sinopsis argumental
Cuando un domingo cualquiera el motor de su viejo coche no arranca, Juan se ve obligado a coger el autobús que lleva a la cárcel donde trabaja como funcionario de prisiones. Ese domingo, como el resto de domingos desde hace dos años, Berta se levanta a las seis de la mañana para coger ese mismo autobús y visitar a su hijo. Durante el viaje, Juan se fija por primera vez en esa mujer que es capaz de levantarse de su asiento para enfrentarse a un mal hombre que está acosando a una chica. Varios domingos después Juan no puede dejar de pensar en Berta, pero solo se atreve a mirarla de reojo a través de uno de los monitores de seguridad.

En una de las visitas a la cárcel, a pesar de saber que no está permitido la entrada de alimentos, Berta decide llevarle a su hijo una tortilla de patatas por su cumpleaños. Pero los funcionarios no hacen una excepción y obligan a Berta a dejar la tortilla con ellos antes de entrar a ver su a hijo. Juan observa toda la escena desde su monitor y unas horas más tarde, cuando Sergio regresa a su celda, se encuentra con la tartera encima de la cama. Dentro hay tres cuartas partes de la tortilla de su madre. El otro cuarto está girando dentro del microondas en casa de Juan. Mientras cena, el funcionario se imagina comiendo frente a una sonriente Berta. La realidad es bien distinta. Berta está cosiendo frente a su máquina rodeada de hilos, telas y patrones. En la habitación de al lado duerme Antonio, su marido, postrado en una cama desde hace algunos años por culpa de una enfermedad.

El siguiente domingo, Juan vuelve a coger el mismo autobús solo para ver a Berta. Sin pretenderlo, termina en medio de una conversación, y para salir del paso y no levantar sospechas se inventa a una falsa hija presa a la que viene a visitar al módulo de mujeres. Y de repente sucede. Bautiza a su hija ficticia como Josefina, igual que ese grafiti que ve cada tarde en la calle cuando saca al perro de su vecino.

Varios domingos después, entre Juan y Berta se ha establecido la complicidad que da tener un hijo encerrado detrás de unas rejas, varios muros de hormigón y una valla electrificada. Su relación se va dando forma al mismo tiempo que la mentira de Juan. Y que el traje de chaqueta que le encarga confeccionar a Berta para una boda de un primo que lleva casado veinte años. El contacto al tomar las medidas, al colocar los alfileres, al romper el hilo con los dientes cerca del cuello de la chaqueta hilvanada, los va acercando cada vez más. Igual que Sergio se acerca a esa tal Josefina del módulo de mujeres a través de correspondencia.

Pero las mentiras terminan siempre tarde o temprano, y una mañana, Berta despierta junto a Juan. Cuando se levanta de la cama, tropieza con unas enormes botas negras iguales a las que utilizan los funcionarios que cada noche encierran en una celda a su hijo. Berta se marcha de la casa de Juan sin esperar a que el hombre despierte. No quiere volver a saber nada de él.

Las semanas pasan y Juan se conforma con ver a Berta a través de los monitores. Pero un día recibe una llamada de dirección. Una interna quiere hablar con él. Dice que es su hija y que su nombre es Josefina.


Descripción de personajes

BERTA (EMMA SUÁREZ)
Berta (50 años) hace bicicleta estática durante una hora cada día mientras escucha a los Bee Gees. Ese es prácticamente el único tiempo que tiene para ella porque el resto lo pasa encerrada en casa cosiendo ropa para congregaciones religiosas y para algunos particulares. Tiene un hijo dentro de la cárcel y un marido postrado en una cama por una parálisis cerebral. Pero esa realidad que la rodea no ha conseguido restarle nada de la fuerza interior que hace que Juan se fije en ella con solo verla en el autobús.

JUAN (ROBERTO ÁLAMO)
Juan (50 años) trabaja como funcionario de prisiones en el mismo centro penitenciario desde hace mas de veinte años. Vive en el piso de sus padres y ni siquiera ha cambiado la decoración desde que ellos fallecieron. No ha tenido muchas relaciones y la única que tuvo se rompió por que él no quería tener hijos. No entiende muy bien porque la gente trae gente a este mundo. Es reservado y de pocas palabras. Por eso cuando conoce a Berta su torpeza le hace caer en una mentira de la que luego él mismo no querrá salir.

RAFAEL (MANOLO SOLO)
Rafael (45 años). Trabaja como funcionario de prisiones y es lo más parecido a un amigo que tiene Juan. Los dos pasan horas frente a los ordenadores de videovigilancia. Adicto al café y a las charlas insustanciales para pasar el tiempo, no duda en tapar las faltas de su compañero cuando este comienza a llegar tarde misteriosamente cada domingo.

PASCUAL (SIMÓN ANDREU)
Pascual (80) vive solo con un pequeño perro al que no puede casi atender porque sufre de artritis. Por suerte cuenta con su vecino Juan para sacar a pasear al animal y a hacer sus necesidades. No le gusta estar solo en casa y suele conseguir que Juan le invite a ver los partidos de baloncesto en un canal de pago. La relación de los dos hombres es silenciosa, con la confianza que da el conocerse de toda la vida.

SERGIO (MIGUEL BERNARDEAU)
Sergio (22 años) es el hijo de Berta. Es un buen chico, pero la vida le ha llevado por el camino equivocado. No es muy hablador y vive encerrado dentro de la cárcel y dentro de sí mismo. No se relaciona con ninguno de sus compañeros y solo consigue abrirse con esa tal Josefina con la que su madre le ha puesto en contacto.

EMILIO (PEDRO CASABLANC)
Director del centro penitenciario donde trabaja Juan. Los trabajadores y los presos lo respetan por su fachada dura pero él intenta ser simpático y relacionarse con el resto como un igual.

VERÓNICA (BELÉN PONCE DE LEÓN)
Verónica está opositando para personal de administración en un centro de salud. Mientras, gana algo de dinero cuidando del marido de Berta cuando ella tiene que salir a hacer gestiones o a visitar a su hijo a la cárcel. Es la única amiga que tiene Berta y son vecinas de toda la vida.

JOSEFINA (OLIVIA DELCÁN)
Cada noche al pasear al perro de su vecino, Juan se fija en un pequeño grafiti con el nombre de Josefina que hay una pared. Quizás por eso cuando se inventa a una falsa hija presa para acercarse a Berta su subconsciente le grita ese nombre. Y una vez bautizada, Josefina cobrará vida de alguna extraña forma acompañándonos durante la historia con su voz.