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Corinne Bailey Rae

Cantante de soul británica, de Leeds, que también se mueve en terrenos del blues y del pop, y que debuta en 2006 con 26 años y con un primer disco homónimo. Grandes expectativas creadas y comparada con muchas grandes como Billie Holiday, Lauryn Hill, Norah Jones, Sade y Macy Gray.

Su forma de componer se apoya en el divorcio de sus padres y en su propio matrimonio, se casó a los 22 años.

"Empecé cantando en la iglesia, imagino, pero la gente piensa que tiene que haber sido a la fuerza en una iglesia gospel por cuestiones de raza", afirma en relación con sus orígenes multirraciales. "Pero no era gospel, simplemente la iglesia local normal, muy de clase media, donde cantábamos este tipo de melodías cada domingo. Siempre fue mi parte preferida del oficio religioso, los cánticos".

A ello le siguió su traslado a una iglesia Baptista venida a menos, en la que el coro alternaba entre himnos tradicionales y enloquecidas canciones de Primal Scream menos ortodoxas. "Pero cambiábamos la letra", explica Corinne. "No queríamos ofender a los practicantes, aunque ¿lo hacíamos?" Estas interpretaciones semanales ampliaron los gustos de Corinne, y cuando su líder juvenil se ofreció a comprarle una guitarra eléctrica, aprovechó la oportunidad. Así comenzó su pasión por la composición, y muy pronto desarrolló un gusto muy sano por una de las bandas más innovadoras del rock and roll, Led Zeppelin.

"Cuando era adolescente me encantaba ese grupo", comenta. "Quería seguir sus pasos de alguna manera y crear mi propia música"-

Corinne Bailey Rae nació y se crió en Leeds, hija de padre afroantillano y madre de Yorkshire y la mayor de tres hermanas. En la escuela estudió violín clásico hasta lograr un gran nivel, pero cualquier ambición de seguir evolucionando se frustró cuando le entró la adoración por Zeppelin. A los 15, a Corinne le empezaron a obsesionar también los grupos indie de chicas como Veruca Salt y L7, y empezó a pensar en crear su propio grupo. Y eso hizo. Se llamó Helen.

¿Helen? "Ya sé, ya sé", dice defendiéndose. "¿Qué puedo decir? Teníamos 15 años y pensamos que Helen era algo atrevido e indie. Pareció inteligente en su momento" Sonríe. "La verdad es que ya no lo parece tanto".

A pesar de su nombre poco estimulante, Helen empezó a captar una atención local considerable. El suficiente para provocar una oferta de Roadrunner Records. Todo fue bien hasta que la bajista quedó embarazada y la banda se disolvió.

"¿Desilusionada? Destrozada", confiesa Corinne ahora. "No sabía qué hacer con mi vida".

Así que se fue a la Universidad de Leeds a estudiar literatura inglesa y por las tardes trabajaba como chica del guardarropa en un club local de jazz. De vez en cuando le dejaban cantar con la banda, y a raíz de aquellas veladas le empezaron a surgir nuevas ideas. A esas alturas Corinne empezó a componer canciones con el deseo de interpretarlas en solitario y alejarse de lo indie para adentrarse en un territorio más soul. Cuando EMI la fichó en la primavera de 2005, contaba con 10 años de experiencia a sus espaldas, sabía exactamente lo que quería y cómo conseguirlo.

"Me gusta el jazz, pero no en plan fanático", dice. "Odio todo el jugueteo, por eso me gustan las canciones clásicas: porque son tan puras y concisas. Eso es lo que he intentado hacer con mis propias canciones. Son cortas y dulces, van al grano. Me gusta la idea de dejar a la gente con ganas de más, no de menos, ¿sabes?".

Así que, inspirada tanto por Björk y Massive Attack como por Jill Scott, se encerró en el estudio y salió con su álbum de debut bajo el brazo. Según describe la propia Corinne: "Es un poco de todo: chill out, acústico, estrambótico, atmosférico y soul. También estaría tentada de decir que procede de un lugar muy natural, pero sonaría pretencioso, así que no lo diré".

Si compone acerca del ingrediente fundamental de los grandes temas soul, el amor, lo hace con menos énfasis en su lado más blando y más en sus complejidades no escritas y sus múltiples desafíos. "Me interesan las cosas que nunca te cuentan acerca de las relaciones, sobre cómo funciona el amor en cuestión de expectativa frente a la realidad".

Por eso, temas como "Till It Happens To You", "Like A Star" y "Choux Pastry Heart" son inusualmente íntimos, cada uno de ellos con una sinceridad en la narración con la que sólo podrán soñar sus iguales.

"Hasta ahora la respuesta ha sido increíble", dice, "es muy satisfactorio, porque todo tiene sentido. Componer e interpretar es precisamente lo que debo hacer con mi vida".