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Efecto Pasillo

Corría el mes de abril de 2007 y con la primavera derramando sus primeros calores, un grupo de cuatro grancanarios debutaba en los escenarios de la isla. Se trata de Efecto Pasillo. Con pocas semanas de vida ganaron su primer concurso de bandas. Entusiasmados por la reacción de un público entregadísimo, decidieron subir el primer escalón de una larga escalera que les llevara hacia arriba o como ellos dicen “hacia la luz”. Grabaron su primera maqueta, una demo de cinco cortes titulada "En el aire", que tuvo una buena acogida por parte de los seguidores y las emisoras locales.

Había que seguir subiendo, y, entre una oleada de conciertos en las islas, y alguno en la capital, apareció la figura del productor musical Tato Latorre. Tras unos cuantos correos y alguna llamada, cogió un avión BCN-LPA con la intención de conocerlos y escuchar su música en persona. Fue un flechazo automático, por un lado la frescura y el descaro de los pasillo, y por otro la profesionalidad y visión de Tato. De este encuentro nació la determinación de grabar su primer disco y así avanzar otro escalón más.

Pasaron así unos meses de composición febril, unas veces encerrados en un local sin ventilación, otras en la playa viendo pasar las niñas por la orilla, otras de fiesta por las calles de cualquier ciudad. Así se gestaron los doce temas que compondrían su presentación discográfica; "Efecto Pasillo". De éste álbum, que llegó a principios de 2010, se desprende su primer single, "Chacho", canción que les proporcionó algunos de sus mejores momentos, sonando en radios y televisiones de todo el país y girando en 2010 como teloneros de los emblemáticos Hombres G.

"La sensación es abrumadora, el calor insoportable. El sudor ya no te gotea, cae en riachuelos de adrenalina. El lugar está lleno. El foco en la cara, lo ves todo naranja. Te asustas, crees que de un momento a otro puedes desfallecer, y es entonces cuando ves las caras. Caras de felicidad. Caras que ríen, que gritan, que cantan. Y cuerpos que bailan, y saltan, y se rozan. En ese momento tu cuerpo no importa, eres tu instrumento, eres la música que llena de felicidad esas caras".

Sigue un periodo de relativa tranquilidad, con más actuaciones, más horas de encierro en el local, y más canciones que suponen el germen de un segundo disco. Canciones más abiertas, más internacionales tal vez, a las que aplican todo lo que han visto y aprendido en el camino. Varios encuentros con su amigo y mentor Tato Latorre, reuniones vía skype, llamadas y más llamadas abren otra nueva etapa de composición, de elección de repertorio, de grabación, de producción y las ganas para subir su último escalón hasta el momento.

"Cada cierto tiempo me separo del micro y recuerdo que estoy grabando una canción preciosa. Rescato momentos en los que estábamos componiéndola en algún parque donde ojos extraños no adivinarían nunca dónde iban a terminar aquellas ideas. […] Con una llamada de teléfono al móvil de mi cerebro me remitió al verano de mis catorce años. Me remitió a mi familia, a mis amigos, a las mujeres de mi vida. Paseé por Arguineguín en los 90 y volví a jugar a las chapas en el portal de mi casa con el vecino de enfrente. Mi vida. Tan larga y tan breve a la vez. Y desde allí, desde aquel portal y desde aquellas playas, desde el sillón donde veía la novela con mamá y el fútbol con papá, desde el patio del instituto y el aula de estudio de la facultad, desde mi primer coche y mi primer paseo con mi primera piba… desde allí me vi en el estudio grabando y pensé que, precisamente, ése era mi destino".

"El misterioso caso de...", es su segundo álbum de estudio, que adelantan "Pan y mantequilla", una canción fresca y divertida.

En 2015 llega un tercer álbum, Tiembla la Tierra.