El atasco universal

El atasco universal es el segundo album de El Alpinista.

Practicando el bookcrossing (club de libros global que consiste en dejar libros por determinados rincones de la ciudad y tomar otros del mismo modo) a las manos de estos cuatro músicos madrileños llegó un ejemplar de la obra del escritor sueco William F. Johansson, "El atasco Universal", un volumen lleno de guiños, complicidades y expresiones que cautivó de inmediato a todos los componentes de El Alpinista, un escritor controvertido que fotografiaba, en esta obra, un oscuro futuro no muy lejano para cualquier gran ciudad de este siglo.

El libro pasó de mano en mano y llegó a estar tan presente en las conversaciones cotidianas de los chicos que surgió la idea de musicar algunos capítulos. Comenzó entonces una espiral creativa que señalaba directamente a las letras de este escritor sueco. Resultaba una idea enrevesada y, a priori, complicada que, enseguida se vió secundada por dos amigos íntimos del grupo, el fotógrafo Alfredo Arias y el director de video clips Roberto Peromingo, quienes también tuvieron acceso al libro.

Casi obsesionados por el concepto del nuevo disco, El Alpinista obligaron a leer el libro al mismísimo productor habitual de sus canciones, Carlos Hernández (Pereza, Los Planetas ó Deluxe) para que así viese el concepto general de las nuevas canciones, estas que componen su segundo disco, grabado en los Estudios Oasis de Madrid.

Metidos en faena y con el hilo argumental en manos del sueco William F. Johansson, las canciones del disco salían con facilidad, temas con la profundidad musical que caracteriza a El Alpinista pero con el toque literario de este particular escritor, cortes vigorosamente guitarreros como el single El síndrome de Adrián y "Solos en el autobús de Morgan" ó "Bonnie & Clyde", más hipnóticos y afilados como "Silvia en la curva" y "Hotel Agnes", sutiles y efectivas como "Varias horas con Mario" y "Alex mira al cielo"... En algunos cortes, la presencia de sus colegas Rubén y Leiva de Pereza o el percusionista Luismi Huracán.

Llegado el final del proceso de composición, se decidió poner al disco el mismo nombre de la novela, completando así un sentido homenaje, una reivindicación literaria en clave pop.