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De mi sangre a tus cuchillas

Pop-Rock

Fecha de publicación del disco: 7 de marzo de 2006

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El columpio asesino: De mi sangre a tus cuchillas - portada mediana
El columpio asesino y su danza de la realidad
El disco te parece que es:

La danza de la realidad... tres ejemplares de este libro de Alejandro Jodorowsky, tarólogo, terapeuta, novelista, actor y director de teatro y de películas chileno, es lo que llevó Albaro Arizaleta a Madrid cuando supo que aquel firmaría libros en el Parque Del Retiro. De mi sangre a tus cuchillas es la dedicatoria que el chileno rubricó en uno de ellos, el dedicado a el columpio asesino. Una frase críptica, inquietante y morbosamente atractiva que no se consigue aprehender del todo. Una frase que el columpio asesino sabía que iba a ser el título de su nuevo trabajo antes incluso de que las canciones estuvieran terminadas de componer. La identificación con ella fue total, intuitiva e irracional y se erigió en "tótem" del grupo durante todo el proceso de construcción del disco. "Una frase que nada tiene que ver con las canciones de este trabajo pero sin la cual todo hubiera sido distinto".

Un disco que, en todo caso, ya era distinto al anterior en su planteamiento inicial. Esta vez la grabación comenzó con unas sesiones en directo en los estudios Elkar de San Sebastián con batería, bajo y dos guitarras de las que resultó un primer esbozo de las canciones. Los días previos a estas sesiones se efectuó la elección de microfonía e instrumental como en un mercado de abastos, "se trataba de conseguir registrar un sonido bruto lo más carnoso posible". El proceso de producción corrió a cargo de los hermanos Arizaleta e Iñaki De Lucas. Una producción en la que las canciones eran consideradas entes sonoros autónomos con reglas internas propias que había que descubrir y en la que los productores actuaban de un modo alquímico añadiendo, quitando, depurando y observando mientras esperaban que la revelación se manifestara. Se podría decir que hacían, y sabían por qué hacían lo que hacían, pero que no sabían por qué sabían que sabían lo que hacían.

Las canciones nos hablan de sexo, soledad y salvación y formalmente se podrían encuadrar dentro del Movimiento Internacional Neoexpresionista Postcapitalista (MINP). El exceso, la acumulación, la compacidad etérea, la estridencia, la repetición y la ausencia de elementos estructurales reconocibles a lo largo de todo el minutaje dotan al conjunto de una morfología abstrusa, delirante y definitivamente enfermiza. Conceptos canónicos como bello, feo, armónico o disonante resultan inestables y no operativos frente a la necesidad de ser de cada canción de manera que paradójicamente la comprensión se simplifica, puro goce peristáltico en clave "art-copró". Largos rodeos, ataques directos, escaramuzas a traición y mucho sudor en una música cuyo objeto de deseo no es otro que... la danza de la realidad.

Ovadai Spittel (Analista)

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