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Joe Crepúsculo

Joël Iriarte Parra nació y creció en Sant Joan Despí, pocos kilómetros al sur de Barcelona. En el Baix Llobregat: cuna también de Estopa, Rosalía, OBK, La Banda Trapera del Río, La Estrella de David (con quién formó el dúo Junco y Diamante) o Tarántula, de quienes era teclista. Pero desde que se transformó en Joe Crepúsculo ha ido cambiando de residencia: del centro barcelonés a Palma de Mallorca y Madrid.

Joe Crepúsculo debutó en solitario en 2008, justo el año en que el mundo embarrancaba, mientras la caída de Lehman Brothers iniciaba un desastre que aún colea. Meses antes de la efeméride debutaba de tapadillo con ‘Escuela de zebras’ y, solo semanas después, asombraba en la escena más cool con otro disco: ‘Supercrepus’. Cuando este segundo larga duración iba aún de boca en boca cuando, el año siguiente publicaba su tercer disco ‘Chill Out’; al que seguirían ‘Nuevo ritmo (2011), ‘El caldero’ (2012), ‘Baile de magos’ (2013), ‘Nuevos misterios’ (2015), ‘Disco duro’ (2017), ‘Las Nanas’ (grabado en 2009 y publicado en 2017), ‘Supercrepus II’ (2020) y ‘Trovador Tecno’ (2022), además del recopilatorio ‘Diez’ (2018) y la celebración del 10º aniversario de Mi fábrica de Baile con el EP ‘Mi motor en movimiento’ (2023).

Compositor y productor incesante, al que la inspiración pareciera llegarle respirando; con un sinfín de pegadizos estribillos sobre ritmos y sonidos tan arqueológicos como futuristas. Intentar clasificar sus letras sería aún más complicado que la música. Made in Crepus. Inequívocamente suyas. En la que la más genuina emotividad convive con la ironía e incluso la seriedad conceptual. Que por algo es Licenciado en Filosofía. Pura confluencia de instinto, sentimiento y pensamiento. Adrenalina, lágrimas y materia gris. Trivial y trascendental. Mitológico y cotidiano.

Si tuviésemos que reglar su directo se resumiría en uno único mandamiento: quemar las naves y actuar cada noche como si fuera la última. Con esa estampa que tiene tanto de suburbial teddy boy como de gurú dance de Ibiza; donde podría presidir perfectamente un templo alternativo. Icono impar donde los haya. Carismático trovador techno que convierte sus conciertos en verbenas de encendidos sentimientos, enloquecidas celebraciones.