Una y mil veces
Pop-RockFecha de publicación del disco: 24 de abril de 2006
1.Nada para ti
2.Nos vemos en abril
3.No está todo mal
4.Llegó la soledad
5.Sólo para mí
6.Nos quisimos sin querer
7.Escondido
8.Un poco de mi voz
9.Háblame
10.Danielle
11.Una y mil veces
12.Tan fácil (instrumental)
Tras más de 25 años de carrera los Secretos no fallan, cada dos años hay un nuevo disco con canciones nuevas.
Afianzados en una nueva etapa, con Álvaro Urquijo como líder y cantante del grupo, Una y mil veces es su segundo disco con temas nuevos, tras su anterior grabado en directo Con cierto sentido.
El álbum está producido por Álvaro, y tiene a Sólo para mí como primer single.
Álvaro Urquijo y su banda han grabado doce canciones que demuestran, una a una, cómo en el arte, en la música, se puede preservar y proseguir con maravillosos resultados. Fidelidad y curiosidad, a la par, sí. Fidelidad a sí mismos; a ese estilo, a ese género en sí que fundaron en lengua castellana heredado del country-rock y del rock llamado californiano de los setenta, el de The Byrds, Eagles, Steve Miller Band, Jackson Browne, Warren Zevon, Poco, Fleetwood Mac, CSNY, etc, con guiños guitarreros y rítmicos a la nueva ola de power pop de gente como Nick Lowe, Greg Kihn, Rockpile, Graham Parker y compañía; a una manera sencilla de escribir canciones de esperanza y desesperanza, de consuelo y desconsuelo, de ternura, mucha ternura, sin que parezcan cursis o afectadas. Y curiosidad por ver cómo evoluciona la cosa musical dentro y fuera de su propio estilo, como van esos mundos, los mundos de Los Secretos.
La prensa especializada en Estados Unidos nos ha propagado su entusiasmo incondicional por Teddy Thompson, un joven continuador de esta música, (de hecho hijo de Richard y Linda Thompson, que allá por los últimos sesenta y primeros setenta electrificaron el folk anglosajón en empatía con el mismísimo Bob Dylan). El nuevo artista aplica curiosamente en muchas fases de su segundo disco, Separate Ways, teclados aéreos, agudos, órganos, arpegios guitarreros propios de Los Secretos en este Una y mil veces. Y no es que unos y otros se conozcan y menos que hayan hecho espionaje artístico recíproco. Simplemente las ideas y los sentimientos que demandan los nuevos días de este siglo están ahí, en el aire o, si se prefiere, en el inconsciente colectivo. Muchos que alabarán a Thompson los próximos años. no repararán en los hallazgos instrumentales y vocales, en los arreglos, en la sinceridad de este discazo de Los Secretos. A saber.
Álvaro Urquijo ha sabido repartir juego con generosidad y sentido de banda. En los primeros tiempos, cualquier seguidor de Los Secretos, como de otras formaciones históricas, podía errar a la hora de adivinar qué canción era de Enrique y cuál de Álvaro o cuáles de ambos. Como nos sucedía con Lennon y McCartney o Don Henley y Glenn Frey. Los dos hermanos Urquijos se definieron más con el tiempo y su canciones se distinguieron con mayor claridad. Ambas escuelas pueden advertirse en sus respectivos discos en solitario. Y ambas escuelas perviven en este nuevo álbum, porque Jesús Redondo, el último compañero y discípulo de Enrique, de horas y horas juntos para sacar y resolver canciones, y también el bajista del grupo, Juanjo Ramos, han aportado temas alucinantes, emocionantes... Háblame, Un poco de mi voz, Nos quisimos sin querer, Nos vemos en abril... temas cien por cien secretos con la colaboración igualmente continuadora de la banda del mismísimo José María Granados.
De modo que si, a esta vena creativa, heredera de Enrique y a la vez marcada por las personalidades dispares de Jesús y Juanjo, añadimos la notable progresión y madurez del mismo Álvaro tanto a la hora de componer, Sólo para mí, No está todo mal, Llegó la soledad, Escondido, Nada para ti.... como de cantar y tocar sus guitarras infinitas más esa pieza instrumental Tan fácil, de Ramón Arroyo que entronca con una buena costumbre de los mejores Secretos... más el temazo Danielle, compuesto por Txetxo Bengoetxea y Paco Bastante. Y además, la canción que titula la obra en cuestión, Una y mil veces, que es una estrecha compenetración de Álvaro y Jesús, una gozada de aire soul con unas guitarras deliciosas que evoca clásicos como I Can't Tell You Why de Eagles.
¡Ah! Y otra, la definitiva: nunca Los Secretos han sonado tan bien.
Santiago Alcanda. Cobeña, Madrid, abril de 2006
me mola los secretos
Páginas: 1 |