Debuta con Sony Music International y un disco homónimo María Bestar, primer álbum de esta joven cantautora española, producido por René Toledo y Lester Méndez. Diez canciones de corte balada pop, compuestas todas por la propia Bestar, conforman la puesta musical.
Bestar, vocalista, guitarrista, y amante del piano, esta totalmente enamorada del movimiento de la nueva trova, admira igualmente a cantautoras como Rosana y Shakira; se sumerge con total naturalidad en la música clásica; y descarga con Aerosmith y Pink Floyd cuando su alma rockera se lo pide.
Amante de la buena letra, su pasión por las palabras se refleja en cada una de sus composiciones. Los altibajos del amor, esa montaña rusa de emociones en las que todos nos montamos, vibran en la voz de María y en los acordes de su guitarra.
"Desde los seis años he escrito poesía, cuentos, fui a concursos. Pero más que nada, me gustaba cantar", cuenta la joven madrileña, una de seis hermanos, criada en Miami.
Los obstáculos con los que se topó Bestar para llevar a cabo su vocación, sin embargo, hubieran hecho desistir a muchos otros. "Soy muy cabezota, muy terca", dice riendo. "Es parte de mi signo, Aries. Primero fui al coro, y me dijeron que no. Luego, quise meterme en clases de canto, y me dijeron que tenía que esperar a que me cambiara la voz". Decidida a no darse por vencida, canalizó sus energías creativas en clases de piano, y continuó volcando su fértil imaginación en cuentos y poemas.
Más inesperado y terrible que cualquier obra de ficción, un accidente cambiaría para siempre la vida de María, y la motivaría a no dilatar más sus aspiraciones.
"Viviendo aquí, en Miami, a los 14 años, me enamoré de mi mejor amigo. Era la típica niña que se enamora de alguien mayor, que se graduaba de 'high school'", recuerda con cariño.
"Tuvimos una reunión para celebrar su graduación. El salió un momento a comprar cigarrillos... y nunca más volvió".
Para horror y consternación de todos esa noche, el chico perecía en un accidente de tránsito. Esta tragedia, sumada a un cambio de planes profesionales en su familia (lo que provocó que Bestar tuviera que regresar a España a vivir), lanzaron a la jovencita al abismo de la depresión.
Afortunadamente inquebrantable para su edad, decidió tornar la pena en algo positivo, y en la música encontró el sosiego que necesitaba.
"Me compré una guitarra, y ahí, en este hotel en el que viví con mi padre tres meses, comencé a tocar", relata Bestar. "Me enseñé con un librito de acordes y aprendí a componer".
Al año de mudarse a Madrid, Maria, decide regresar a Miami, e intentar conseguir un futuro mediante su música.
"Mientras estudiaba, componía y grababa 'demos'", continúa Bestar. "Trabajé en una discográfica, por lo que llegué a conocer la industria desde adentro". Una vez que Maria se sintio segura y preparada para vender su proyecto, empezo a mover sus demos, por los distintos sellos dicográficos. En el verano del 2000 firma por Sony, discográfica que la lanza con muchísima fuerza en el 2001. Su primer disco María Bestar se lanzó simultáneamente en México, Latinoamérica y España. María vivió en el DF. México casi un año, donde creó una base fuerte y duradera, igual que en el resto de los países latinoamericanos. Su primer single, Pensando en ti conquistó las listas de popularidad colocándose en los primeros lugares. Miradas y Lárgate son otros de los temas por los cuales se conoce a esta joven cantautora.
Tras un año de intensa gira por toda Sudamérica, Maria Bestar regresa a Miami, donde comienza a componer su segundo disco. 2004 es el año del lanzamiento de su segundo disco, esta vez para EMI, Sonámbula.