La distancia entre el barro y la electrónica. Siete diferencias valdelomarianas
AlternativaFecha de publicación del disco: 11 de diciembre de 2020
[LP 1]
[CARA A]
1.Primera diferencia
AL PRINCIPIO FUE EL FONEMA
2.Segunda diferencia
ORACIONES DEL SXXI
[CARA B]
3.Tercera diferencia
DILUVIO ELECTRÓNICO
4.Cuarta diferencia
MALAGUEÑA PLANETARIA
5.Quinta diferencia
BAILAN SIN SABER POR QUÉ
[LP 2]
[CARA A]
6.Sexta diferencia
SEGUIRIYAS ATONALES SIN FIN
[CARA B]
7.Séptima diferencia
HUNDIMIENTO VERTICAL
La distancia entre el barro y la electrónica. Siete diferencias valdelomarianas es el título del séptimo álbum de Niño de Elche.
Se publica como una vertiente de un proyecto artístico que tiene como componente fundamental la instalación sonora expuesta en el Museo Reina Sofía, y "son expresiones derivadas de la profunda investigación que Niño de Elche ha podido llevar a cabo sobre legado sonoro del artista experimental Val Del Omar".
El álbum es el resultado de su residencia en el Centro Residencias Artísticas de Matadero Madrid, en la que contó con el apoyo del Archivo José Val del Omar y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Dicha experiencia permitió a Niño de Elche investigar sobre el archivo sonoro de Val del Omar, y trabajar a partir de éste: "Se trata, en fin - o como el granadino prefería terminar sus películas: sin fin-, de trasladar al presente las mismas actitudes experimentales con las que estuvo comprometido durante toda su vida Val del Omar".
El primer adelanto del proyecto, la video creación de Segunda Diferencia. Oraciones del Siglo XXI, se estrenó en exclusiva en la edición especial del festival Sónar+D CCCB. El estreno de esta pieza, dirigida por Juan Carlos Quindós (Visionáutica Films), con el diseño lumínico de Benito Jiménez, se encuadró dentro de la programación del festival como parte del contenido virtual del evento.
En edición limitada y exclusivamente física, en formato doble vinilo.
Auto Sacramental Invisible. Una representación sonora a partir de Val del Omar
José Val del Omar (Granada, 1904 - Madrid, 1982) comienza a componer Auto Sacramental Invisible en 1949. A modo de instalación sonora, concibe un dispositivo en perfecta articulación con un elaborado guion que distribuye minuciosamente el sonido (voces, músicas, ruidos diversos...) a través de más de una decena de altavoces. Configura una propuesta estética que anticipa las reflexiones que ya en los años sesenta del siglo XX propiciarían la expresión "arte sonoro". Esta obra, prácticamente desconocida -solo llegó a presentarse, en junio de 1952, de manera parcial y tentativa-, puede entenderse como una suerte de "eslabón perdido" dentro de la evolución estética valdelomariana. Auto Sacramental Invisible ayuda a explicar el salto del joven cineasta y fotógrafo, cercano al realismo documental y vinculado a las Misiones Pedagógicas, a Val del Omar, ya plenamente cinemista, abstracto y poético, que a partir de 1954 mostró, con su Aguaespejo granadino, ese opus magnum que es el Tríptico elemental de España.
Desde la perspectiva actual cobra una especial relevancia el hecho de que esa evolución se canalizase a través de una reflexión estética vinculada, sobre todo, al sonido y su percepción. Auto Sacramental Invisible. Una representación sonora a partir de Val del Omar incorpora, en una compleja síntesis intermedial, componentes teatrales, musicales e instalativos que, en la interpretación propuesta por Niño de Elche, se descentran -explotan- a través de una pluralidad de voces que se orientan simultáneamente tanto hacia la España de 1952 que vio nacer su obra, como a este 2020 en que el Museo Reina Sofía acoge, en primicia, su presentación.
Con la convicción de que el Museo debe favorecer la experiencia del aprendizaje y, desde el presente, generar diversas relaciones a lo largo del tiempo y en diversos contextos, el Área de Colecciones emprende, junto con Niño de Elche el proyecto Auto Sacramental Invisible. Una representación sonora a partir de Val del Omar a partir de la obra de uno de los autores fundamentales de la Colección, Jose Val del Omar. Con ello, el Museo propicia un acto de relectura, un ejercicio donde no existe un tiempo que podamos extraer del pasado, una narración compleja en la que se cruzan la ambivalencia y la experimentación entre ambos autores -abundando en los excesos y resistiendo la tentación de fijar sus tiempos y significados- con la que imaginar el futuro.