Hay músicas que nacen con fin concreto. Otras simplemente surgen de situaciones cotidianas, sin ningún tipo de pretensión que las respalde. Tan sólo la determinación del autor por crear algo que le guste. Muchas veces incluso se trata de un ejercicio para matar el tiempo y combatir el aburrimiento.
Para un imberbe chaval de 20 años residente en Owatonna, un pueblo perdido de Minnesota con muy pocas opciones de ocio, esta parece una vía de escape más que obvia
Adam Young se encerraba en el sótano de sus padres y, empujado por sus problemas de insomnio y su determinación de no darle ninguna oportunidad al tedio, comenzó a juguetear con su PC y con su guitarra. Un intento de darle forma a la avalancha de melodías que se le pasaban por la cabeza mientras cargaba camiones de Coca Cola en el almacén local en el que trabajaba a tiempo parcial.
Y un buen día decidió colgar algún temilla en MySpace, tal y como hacen a diario millones de personas en todo el mundo, con la diferencia de que al cabo de unos días Owl City, el nombre que adoptó para su proyecto, se convirtió en todo un fenómeno de Internet, con el single Fireflies como punta de lanza. Y a partir de ahí, el ascenso ha sido imparable.
Primer álbum en 2009, "Ocean eyes". Segundo en 2011, "All things bright and beautiful".