Pasión Vega comenzó de niña en el mundo de la copla. Ganó premios, grabó dos discos y pronto se convirtió la joven promesa del género, pero... "Llegó un momento en el que me di cuenta que debía tener mi propio repertorio, que es lo que marca una carrera", dice Pasión. "Siempre he sido muy inquieta, en casa he escuchado mucha música y muy diferente y en este disco he sacado todo lo que tenía coleccionado dentro de mí y no me acordaba".
Debuta en 2002 con un disco homónimo, y en 2003 se produce su lanzamiento definitivo con Banderas de nadie. Su voz mantiene ese punto emocional único que caracteriza al género andaluz, pero Pasión no se conforma mirando al pasado. En Banderas de nadie está la emoción de la copla enriqueciendo el pop, con gotas de blues y de fado, de aires caboverdianos, de quejío y de tropicalismo.