"Este es el álbum que debería haber seguido a Seeds Of Love", explica el cantante y compositor Roland Orzabal, que por primera vez desde la publicación del álbum en 1989 vuelve a reunirse con el cofundador de Tears For Fears, Curt Smith. El resultado, temas tan notables como , Call Me Mellow y Who Killed Tangerine con un sonido contemporáneo y en la línea clásica inconfundible de Tears For Fears. Se trata de un sonido que va a conmover a los más fieles seguidores del grupo pero que además creará legiones de nuevos fans.
Presencia habitual en los primeros tiempos del vídeo musical, Tears For Fears colocó a Orzabal y Smith en el punto de mira de la música pop gracias a su álbum de debut en 1982, The Hurting, una sofisticada colección de canciones de búsqueda interior y tonos electrónicos, entre ellos Mad World (recientemente versionada con enorme éxito en el Reino Unido por Gary Jules), Pale Shelter y Change, todos ellos éxitos incluidos en el Top 10 de su país de origen, Gran Bretaña. El dúo, originario de Bath, amigos durante mucho tiempo y miembros anteriormente del grupo juvenil Graduate, nunca imaginaron el éxito con el que iban a encontrarse. Songs From The Big Chair (1985) fue una sensación internacional, con cinco singles dentro del Top 5 sólo en Estados Unidos, y tres temas, Everybody Wants To Rule The World, Shout, y Head Over Heels en el número uno, lo que catapultó a la pareja al mundo de las superestrellas.
En un intento de satisfacer las demandas internacionales, el grupo pasó un largo periodo de giras y promoción del nuevo disco por todo el mundo, un tiempo que, como más tarde se vería, pasaría factura a la banda en el futuro. Tears For Fears siguieron adelante, y muy a fondo, pues cuando el álbum que siguió a Big Chair, Sowing The Seeds Of Love, se publicó cuatro días más tarde, entró directamente al Top 10 y logró un número 2 en las listas con The Seeds Of Love. Un estallido de alegría y pop melódico, al estilo de los Beatles, acompañado por un vídeo inolvidable, que demostró que la espera había merecido la pena para todos aquellos fans que habían estado pidiendo a gritos más música de Orzabal y Smith
Pero después vendría una larga espera. Después de un concierto benéfico en Knebworth en Junio de 1990, Smith hizó las maletas y dejó Tears For Fears, trasladándose a Nueva York y siguiendo finalmente su carrera en solitario.
"El asunto es que habíamos conseguido un éxito fabuloso", afirma. "Y creo que esto va siempre acompañado de cierta presión. Estoy hablando personalmente, pero yo no me siento bien cuando trabajo bajo presión. De ninguna manera. Así que ese abandono estuvo motivado por puro descontento. No lo estaba disfrutando, no me beneficiaba en nada. En aquella época atravesaba una separación matrimonial. Había conocido a una persona en América, mi actual mujer, nos habíamos enamorado y quería marcharme a América. Quería trasladarme a Nueva York y marcharme de Inglaterra. Básicamente, en el aspecto personal, quería iniciar una nueva vida, es lo que quería. Y para hacer eso Tears for Fears tuvo que quedarse fuera de la ecuación".
Con Orzabal llevando el timón en solitario, TFF continuó, publicando tres discos más: Elemental (1993), Raoul And The Kings Of Spain (1995), y Saturnine, Martial and Lunatic (1996), con giras internacionales de promoción. Hacia 1996 las cosas llegaron a un punto sin retorno, tal como él recuerda. "Fue en Sudamérica, estabamos tocando en Colombia y estaba siendo un viaje duro", cuenta, "Porque Tears For Fears no había tenido ningún éxito en Colombia desde 1983, así que se estaba promocionando el concierto con las canciones del primer álbum. Era deprimente. Así que cuando salí al escenario supe que mi tarea ahí arriba era conseguir que la gente se volviese loca con nosotros. Y después de una hora y media realmente estaban como locos, yo estaba cantando Shout en los bises y pensé: 'Ya estoy harto de esto'".
Orzabal, que entonces tenía dos hijos en su casa de Bath, se retiró a medias, estuvo trabajando desde casa con música compuesta por ordenador y produjo en 1999 un álbum en solitario de la cantante islandesa Emiliana Torrini. Cuando por fin se decidió a publicar la música en la que había estado trabajando, su primer álbum en solitario, titulado Tomcats Screaming Outside, llegó al mercado americano, por una terrible mala suerte, justo el 11 de Septiembre de 2001. "Vaya sentido de la oportunidad" comenta con ironía.
Entretanto, Curt Smith seguía adelante con su nueva vida estadounidense. Publicó un álbum en solitario (que me parecía odioso, dice) con el sello Polygram, presentó programas en MTV, puso en marcha un programa de radio universitario y, encontró un nuevo compañero musical, el guitarrista y compositor Charlton Pettus, con el que formó el grupo Mayfield. "Creo que me picaba otra vez el gusanillo", explica. "Empezamos a escribir temas y me convenció para volver a tocar. Así que empecé a tocar sólo en locales pequeños de Nueva York y me lo pasé como nunca. Porque salía de mi apartamento, iba andando al local, tocaba y después volvía andando a casa. Básicamente, eso fue lo que volvió a despertar mi amor por la música, y descubrí las verdaderas razones, me di cuenta de que ahora lo hacía porque realmente quería hacerlo, en vez de hacerlo como un negocio, que es el lado que me disgustaba".
Mientras seguía trabajando en solitario en Reino Unido, Orzabal recuerda que "cada vez que iba a una compañía discográfica con algún tema me decían, '¡Oye, es estupendo! ¿Por qué no vuelves a juntarte con Curt?' Y siempre igual, las fuerzas del mercado y todo eso". Finalmente, ocurrió lo inevitable, Orzabal y Smith volvieron a encontrarse, y el reencuentro fue bien. "Habíamos seguido teniendo negocios comunes después de separarnos en el 90", explica Roland. "Así que seguíamos firmando cosas juntos. Teníamos amigos comunes y realmente sólo era cuestión de tiempo que volviéramos a juntarnos. Y fue como, vaya, ¿qué es lo que nos preocupaba tanto? Vamos a empezar a charlar y a ver qué pasa".
Y lo que pasó está dentro de Everybody Loves A Happy Ending, un título que la pareja no pudo evitar ponerle al nuevo álbum, y un tópico ineludible que su reunión viene a reforzar. Todo salió a pedir de boca, según recuerdan los dos, y fue muy fácil terminar Closest Thing To Heaven su primera colaboración musical en años. "Es una de esas canciones que te salen en un solo día", dice Curt, "desde que empezamos a tocarla hasta que la terminamos, e hicimos la letra. Todo estuvo listo en seguida".
Y Roland añade: "Ese fue el momento en el que pensamos, 'Espera un momento...'".
"somos capaces de hacerlo", termina Curt.
"Algo ha debido pasar" dice Roland, "porque no había hecho melodías como esta en años".
Melodías memorables que llenan canciones como Everybody Loves A Happy Ending. Aquellos que veían la influencia de los Beatles en el anterior trabajo de Roland y Curt, volverán a verla en este álbum. Es inevitable. "Cuando hicimos 'Sowing The Seeds Of Love' estábamos siguiendo los pasos de Lennon", reconoce Roland. "Y yo diría que la principal influencia de este disco es McCartney. Porque", dice con una mueca, "Creo que McCartney es el nuevo Lennon".
Fresco, colorista, y contemporáneo, Everybody Loves A Happy Ending continúa con el legado de Tears For Fears en el siglo veintiuno, y consolida una de las colaboraciones musicales más fecundas en el mundo de la música pop.
La banda participó en una gira de tres años por América del Norte, Japón, Corea del Sur, Manila y América del Sur empezando el 2010. 2013 los vio regresar con su primera grabación en una década: una versión de "Ready to Start" de Arcade Fire. La banda regresó una vez más en 2017 con el recopilatorio Rule The World, que una vez más catapultó a la banda al escalón superior de las listas de álbumes del Reino Unido. El ADN del dúo permanece incrustado en tres generaciones de artistas sutil o abiertamente. Silenciosamente proyectando una sombra sobre el rock, el hip-hop, la música dance electrónica, el indie y más, Kanye West interpoló "Memories Fade" en "The Coldest Winter" de los seminales 808 y Heartbreak, The Weeknd infundió "Pale Shelter" en "Secrets" de Starboy, David Guetta muestreó "Change" para "Always", y Drake utilizó "Ideas as Opiates" como base para "Lust For Life", mientras que Ally Brooke Hernandez, Adam Lambert y Gary Jules grabaron versiones populares de "Mad World” y Disturbed asumieron “Shout”, y eso es solo por nombrar algunos. Lorde hizo una versión inquietante de "Everybody Wants To Rule The World" para la banda sonora del éxito de taquilla The Hunger Games - Catching Fire, que Tears For Fears usaría como música de introducción en vivo y así dar un giro completo.
Mientras tanto, las clásicas canciones aparecen en todas partes, desde The Wire y Donnie Darko hasta Straight Outta Compton y Mr. Robot. Mucho antes de que se convirtieran en una piedra angular cultural, Tears For Fears simplemente consistía en dos amigos de la escuela que crecían en Bath, Somerset, Reino Unido.
En 2021 tras ganar un Ivor Novello por su Colección destacada de canciones, se anuncia el lanzamiento para febrero de 2022 de The tipping point su séptimo álbum de estudio que se avanza con la pista titular.