Máximo Ruiz Ferrer
Pop-Rock - IndieFecha de publicación del disco: 3 de marzo de 2015
1.Matamuertos y la cruel - 4:10
2.Pequeña canción del espacio - 3:16
3.Las cinco como siempre - 3:13
4.Del amor perdido - 4:21
5.Llegó el verano - 4:07
6.Emilia y Pepe - 2:45
7.Sebastián - 3:03
8.Yuliana, Juliana - 3:07
9.Saltando hacia afuera - 4:27
10.La leyenda de la persona libre - 3:33
Máximo Ruiz Ferrer (Ernie Records) es un álbum de Napoleón Solo, en el que se incluyen canciones como Pequeña canción del espacio y Del amor perdido.
Una colección que es un homenaje a una persona destinada a hacer historia, alguien a quien buscan a través de sus redes sociales con la etiqueta #quienesinventatelo.
Napoleón Solo buscando lo Máximo Ruiz Ferrer de lo posible (Nota de Ángel Carmona)
Una fecha y cuatro acordes. Esto es lo único que tenía Napoleón Solo cuando entró a grabar su disco. La fecha se asociaba a la cuenta atrás. Ese terremoto de minúsculos granos desperdigándose precipitados en un reloj de arena que indican la obligación de presentar un resultado. Los cuatro acordes eran los restos del naufragio. Lo único que habían rescatado de lo compuesto en unas maquetas que ingresaron cadáver en Tablones, un paraíso en vida en la Alpujarra granadina donde la banda rogaba inspiración para registrar nuevas canciones. "La recuperación del viejo repertorio de Máximo Ruiz Ferrer era el único plan sensato. Hacer audible la música que Máximo Ruiz Ferrer guardaba en su turbulento interior". Había que empezar de nuevo. Otra vez. Volver a la idea original. A Máximo Ruiz Ferrer.
"Si algo está claro es que Máximo Ruiz Ferrer es alguien, y como nosotros queríamos hacer un homenaje a alguien, la mayor parte del trabajo ya estaba resuelta. Ya solo faltaba encerrarnos un año entero a grabar. Queríamos hacer un homenaje del revés. Siempre se hace un homenaje a alguien muy conocido
Se hace para continuar lo que hizo esa persona, pero en este caso tratamos de buscar la inspiración a través de una actitud: dar en todo momento lo Máximo Ruiz Ferrer de lo posible con los mínimos elementos necesarios".
De esa sencillez nace un universo centelleante. Música que despide destellos vivos. Uno de esos álbumes que resuenan en tu cabeza con un eco especial. Como si te hubieras enfundado una escafandra. Con coros que dejan polvo de estrellas. Creaciones difíciles de atrapar, porque no han nacido en una estructura previsible y fatua. Si pegas el oído, como los indios hacían en las vías de raíl, podrás escuchar xilófonos, cuerdas, grandes tambores. Todos ellos al servicio de la canción, como esos teclados inspirados en bandas sonoras italianas de 'Llegó el verano', sonidos que desarman, que producen un hormigueo emocional para volver al recuerdo adolescente en que pensamos que el mundo gravitaba eternamente entre julio y septiembre.
"Han sido importantes para nosotros no solamente influencias musicales, sino personas que entendemos que han compartido la actitud Máximo Ruiz Ferrer en diversos ámbitos. De esta manera nos han atraído últimamente los descubrimientos de Tesla que quedan reflejados en algunos diseños del disco; también zahorís, una carta encontrada en la Alhambra de principios del siglo XX, piedras megalíticas como instrumento musical...".
Todos los instrumentos responden dóciles después del tour de force de Napoleón Solo con/contra Máximo Ruiz Ferrer. Cuando le des al play, que sepas que caminas sobre territorio virgen, nada está establecido con anterioridad. La idea es que las canciones caminen a partir de su pequeña idea. Su pequeño big bang. Se acabó la letanía estructural del riff-verso-verso-estribillo blablablabla: "Empezamos a desarrollar a partir de la idea más pequeña posible. Me sorprende hasta dónde se puede llegar con la sencillez. Empezamos con una base, una secuencia, y a partir de ahí se iba cerrando todo". Y las canciones fueron saliendo. La naturaleza puso de su parte y en el estudio de La Alpujarra, "donde son más importantes los tomates que los previos de sonido", vió la luz Máximo Ruiz Ferrer.
Presentación en los conciertos de Radio 3