Un análisis a El Extraño Viaje de Fangoria

Los resultados eran excelentes y se había llegado a un punto de compenetración absoluta entre productor y producidos. Todo era demasiado fácil y, aunque no sabían cómo, ni hacia dónde ir, si sabían que tenían que cambiar.

Lo mismo se podía aplicar a los preciosos diseños de portada que Javier Aramburu había hecho para Fangoria en los últimos quince años, un tiempo demasiado largo como para no obligarles ahora en confiar en dos artistas a los que admiran profundamente, Gaüeca como fotógrafo y Salvador Alimbau como diseñador gráfico y conceptual. Normalmente son las circunstancias las que habían obligado a Fangoria a evolucionar.

Antes disolvían grupos, se iban miembros fundadores o se quedaban sin discográfica, momentos que les obligaban a replanteárselo todo. Ahora son ellos mismos los que fuerzan el cambio, sólo por el gusto de cambiar y ver qué pasa. Y porque en el fondo saben que, pase lo que pase, tampoco pasa nada.

En un concierto en Tokio en el verano del 2005 se les ocurrió que el próximo disco tuviera relación con los viajes y los aviones. Aunque a los dos les da pánico el avión nunca antes habían pasado tanto tiempo en aeropuertos ni cruzado el Atlántico tantas veces en un año. El viaje como cambio continuo, como huida hacia adelante, como rechazo a la nostalgia y al pasado, de ahí el título del disco El Extraño Viaje. Los tres anteriores discos eran sobre temas externos a Fangoria, "Una Temporada en el Infierno" sobre la gente que les rodea y les hace sufrir, "Naturaleza Muerta" sobre la fama y la imagen que los demás tienen de ellos, y Arquitectura Efímera sobre las cosas materiales de las que se rodean para sobrevivir.

Este disco tiene más que ver con temas internos, con el viaje interior. Doce canciones que describen sus diferentes facetas. Algunas son negativas: pueden ser muy chismosos ("Criticar por Criticar"), exageradamente pesimistas ("Fantasmas", "Nada Más que Añadir", "Ni Contigo Ni Sin Ti"), caprichosos ("Plegarias Atendidas") y vengativos o rencorosos ("Estés donde Estés"). Otras son positivas: también pueden ser optimistas ("Las Ventajas de Olvidar", "Cuestión de Fe"), prácticos ("Si lo Sabe Dios que lo Sepa el Mundo", "Sin Perdón", "A Fuerza de Vivir") y jurar amor eterno ("El Cementerio de mis Sueños").

El Extraño Viaje se grabó en Madrid en el estudio de Spam y Fangoria contó con ellos como arreglistas y programadores. Para la grabación se contó con los músicos con los que tocan en directo (Chris Khoo, J. Horror y Spunky) y con amigos de otros grupos (Stephan Olsdal de Placebo, Jorge Escobedo de Skizoo y Jorge Grau de El Alpinista). Y el cambio más importante, este es el primer disco de Fangoria producido por Fangoria. Desde el "Grandes Éxitos" de los Pegamoides no pasaba esto. El cambio iba a ser mucho más radical de lo que tenían pensado. Tenían claro que iban a ser 12 canciones pop cortas muy melódicas, bailables y pegadizas, pensadas para ser tocadas en directo. Como ellos mismo dicen "nos da terror aburrirnos y aburrir". Pero la verdad es que el equilibrio entre programaciones e instrumentos estuvo alguna vez a punto de inclinarse más hacia cualquier grupo de rock actual que hacia la electrónica pura. Eso es porque, a diferencia de los anteriores discos de Fangoria (los hacían entre ellos dos y Jean) este es más coral, en el sentido de las películas de Berlanga o de Altman. Y hablando de cine, una de sus películas favoritas, donde se mezclan temas tan utilizados por ellos en las letras como el asesinato, la venganza, el travestismo, los celos irracionales, lo cotidiano como prisión, la huida de una realidad que te espanta... El Extraño Viaje, de Fernando Fernán Gómez.