James Brown llenó por última vez el teatro Apollo de Nueva York, donde dio sus primeros pasos hace más cuatro de décadas y en el que se congregaron miles de personas para darle el último adiós. El 24 de octubre de 1962, Brown ofreció su primer concierto en el Apollo.
Desde primeras horas, sus seguidores se habían congregado frente al local de espectáculos de Harlem para despedir a uno de los mitos de la música negra en el escenario donde alcanzó el éxito.
Flores, camisetas y pequeñas réplicas en plástico de James Brown sirvieron para amenizar la espera de los cientos de seguidores que esperaban a la intemperie sin preocuparse por el frío.
Una llamativa carroza de color blanco tirada por dos caballos recorrió las calles de Harlem, barrio donde el artista era querido y admirado, y transportó el féretro de color dorado con el cadáver de Brown hasta la puerta del teatro.
La llegada de la carroza funeraria llenó de aplausos la popular y concurrida calle 125 de Manhattan, donde se encuentra el Apollo, mientras que algunos reivindicaron la sensualidad de su música al grito de "James Brown está aquí, hagamos el amor".
En la comitiva que acompañó el recorrido, compuesta por un centenar de amigos y seguidores del músico, destacó la presencia del reverendo Al Sharpton, líder de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos y amigo personal de Brown.
El músico, originario de Georgia, falleció la madrugada del día de Navidad, y pasará a la historia no sólo por su contribución a la música o su particular forma de moverse sobre un escenario, sino por haberse convertido en un modelo para la comunidad negra.
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