Joaquin Sabina en el Leon Arena
Concierto presentación de su último álbum, "Vinagre y rosas"
Tras su gira por América y después de 52 conciertos, Joaquín Sabina ha iniciado ya la segunda etapa de la gira presentación de Vinagre y rosas por España.
Concierto en un León Arena prácticamente lleno, con una gran expectación entre los asistentes. 7 músicos sobre el escenario:
Joaquín Sabina - voz y guitarra
Pancho Varona - bajo y guitarra
Antonio García de Diego - guitarras, teclado y armónica
Jaime Asúa - guitarra
Pedro Barceló - batería
Mara Barros "Marita" - corista y baile
Josemi Sagaste - acordeón, saxo y teclados
A las 22:10 comenzaba la fiesta. Un Sabina muy enchufado, disfrutando mucho. Con un buen sonido para ser en un recinto circular.
Con la intro de Lili Marleen, la primera parte la dedicó a dos de los temas más populares de Vinagre y rosas, los singles: Tiramisú de limón y Viudita de Clicquot. Tras Ganas de (...me muero de ganas de decirte que te quiero) dió las buenas noches, y recordó los tiempos en que la plaza de toros de León no estaba aún cubierta. Con mucho interés por conectar con la gente, hablando sobre diversos aspectos de la ciudad y de la provincia.
Sabina continuó con Medias negras, Aves de paso y Peor para el sol, antes de hacer otro de sus largos y pausados comentarios. Un recuerdo para México y para Chavela Vargas que en abril celebró su 91 cumpleaños. Era el momento del Boulevard de los sueños rotos.
Como buen futbolero, tuvo tiempo para hablar del tropiezo de España contra Suiza en el Mundial. Y detalles sobre el Bierzo y la Maragatería, dos de las comarcas leonesas. Era la previa para Llueve sobre mojado, y para las presentaciones de su banda. Grandes músicos, y gran espectáculo. Había que hacer un Pacto entre caballeros, antes del primer descanso de Sabina.
Era el turno de Pancho Varona, en plan Keith Richards cuando se toma un tiempo muerto Mick Jagger con los Rolling Stones. Por cierto, con las gafas nos recordaba a Van Morrison. Ahí estaba Conductores suicidas.
Después Marita comenzaba a deleitarnos, más por la vista, ya que no entendíamos muy bien lo que cantaba; era el Dímelo en la calle. Lo enlazó con Y sin embargo, te quiero, una canción popularizada por Rocío Jurado, y ya con Sabina de vuelta al escenario.
La parte central del show fue quizá la más pausada. Comenzaba Y sin embargo, tras la que JS habló de Serrat y de su gran amigo Benjamín Prado. Éste último colaboró muy de cerca en el proceso de creación de Vinagre y rosas. En Praga compusieron Cristales de bohemia. Y también en la capital checa debieron ver a un matrimonio español que le puso a su hija el nombre de Magdalena por la canción. Uno de los momentos calientes de la noche, con la interpretación mano a mano con Marita.
Todavía quedaba mucha tela que cortar. Interpretó Peces de ciudad, quizá nuestra canción favorita de Sabina, pero que curiosamente escribió para un álbum de Ana Belén.
El espectáculo volvía a animarse primero con el clásico ¿Quién me ha robado el mes de abril?, y luego con Embustera, uno de los temas en los que colaboraron los chicos de Pereza, además del "Tiramisú de limón".
Otra canción muy conocida es Calle melancolía, a la que siguieron 19 días y 500 noches y Princesa, en uno de los momentos más álgidos del concierto. Tras 22 cortes, Sabina se despedía por primera vez de un público entusiasmado.
El primer bis fue Amor se llama el juego, que comenzó cantando Antonio García de Diego, uno de los inseparables del maestro Sabina; maestro, así le llaman muchos de los que vienen pisando fuerte en las nuevas generaciones, como Quique González, por poner un ejemplo. La quinta canción que interpretó la banda de Vinagre y rosas fue precisamente la que aporta el título a la colección, para dar continuidad con Noches de boda y Y nos dieron las diez. Daba la sensación que Sabina, Varona, De Diego... se lo estaban pasando realmente bien. Con una gran profesionalidad, e incluso un poco más allá, con pasión. Y no son unos recién llegados precisamente.
Tras una segunda despedida, estábamos convencidos de que habría más. Regresaron con El caso de la rubia platino, Contigo, La del pirata cojo y Pastillas para no soñar.
30 canciones, casi dos horas y cuarenta minutos de concierto, y despedida final con una versión grabada de Crisis de fondo.
En lahiguera.net siempre hemos defendido la melodía por encima de la letra en las canciones. Por eso quizá nunca hemos considerado a Sabina como a uno de los grandes. La unión con esos pedazo de músicos, y esa emoción que se sentía a ambos lados (banda-público), nos lo hizo pasar mejor de lo esperado. En plena forma, nunca nos gustó tanto Sabina como ahora.
Fotos de Eduardo Martínez. Agradecimientos a Juan J. Fernández por su colaboración en esta reseña.